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sábado, noviembre 11

Charlas TED

(Extraído de un artículo de Silvia Torres en la revista Mujer de Hoy del 14 de marzo de 2015)

Mensaje y espectáculo. Internet pone a nuestra disposición una nueva forma de aprender y motivarnos. Eso sí, en formato audiovisual y limitado a 18 minutos. Y las mujeres tienen mucho que decir en él. Así son las charlas TED.
Un conferenciante de lujo, una buena historia, una charla diseñada y estudiada al milímetro. Es decir, con sus bromas dichas en el momento preciso, la dosis justa de sentimentalismo y manipulación emocional y el ritmo y el tono de voz perfecto para que el mensaje cale y sea difícil de olvidar.
Las charlas TED son un fenómeno global que tienen el mérito de haber convertido las ideas en una industria y a oscuros académicos y pequeños empresarios en auténticas estrellas globales, cuyas vidas se dividen en un antes y un después de su charla.
A partir de ese momento, los vídeos de sus conferencias colgados en iTunes y Youtube, y traducidos a más de 80 idiomas por voluntarios, comienzan a ser vistos por millones de personas, les empiezan a llover ofertas editoriales para publicar libros y muchos tienen que abandonar la tranquilidad de la academia o la inestabilidad del pluriempleo, según sea el caso, para recorrer el mundo dando conferencias que solo son un remedo de aquella primera exitosa charla TED.
Desde 1990, y una vez al año, se reúne en Long Beach (California, EE.UU.) lo más sofisticado de la intelectualidad para escuchar historias bien contadas sobre ideas que merecen ser difundidas, tal y como reza el eslogan del evento. Pertenecer a tan selecto club es caro. Entre sus miembros se incluyen desde ex presidentes estadounidenses hasta grandes empresarios o inversores que algunas veces han sido ya conferenciantes y otras sueñan con serlo. Se dice que las 'TED Talks son el showroom' del estilo intelectual de la era digital.
Lo cierto es que no hay charlas más copiadas –con poco éxito, todo hay que decirlo– que las TED. Parece difícil explicar cómo, en el mundo de la superficialidad y los mensajes fatuos, una charla de neurobiología pueda convertirse en un fenómeno viral.
Pero fue eso lo que sucedió con la conferencia de la neuróloga Jill Bolte Taylor, 'My stroke of insight' ('Mi ictus visto desde dentro'). Tampoco esperaba la psicóloga social Amy Cuddy agotar sus tarjetas de visita y tener que escribir a mano su dirección de correo electrónico en servilletas hasta más de 200 veces tras haber terminado su conferencia sobre cómo el lenguaje corporal nos define ante los ojos de los demás.

Meses de preparación
Lo cierto es que las conferencias que consiguen pasar los filtros de los comisarios TED responden a una serie de patrones que garantizan el éxito de público.
Las charlas tienen un límite máximo de 18 minutos, deben contener una noción o una mirada inesperada sobre un asunto de tecnología, entretenimiento o diseño –de estos tres temas vienen las siglas TED–, pero también sobre ciencia, sociología, política o emprendimiento.
Y, sobre todo, el conferenciante debe tener grandes dotes de orador, y no en el sentido clásico del término, sino más cerca del estilo desenfadado y brillante que exhibió Steve Jobs, fundador de Apple, en aquel discurso a los graduados de 2005 de la Universidad de Stanford: 'Stay hungry, stay foolish' (Sigan hambrientos, sigan alocados).
Las charlas siguen un ritual de preparación y los conferencistas se entregan totalmente a él varios meses antes de la presentación. Todos están preparando la charla de sus vidas. Trabajan con un 'coach' de teatro para encontrar el tono, perfeccionar los movimientos y diseñar los grandes momentos de la puesta en escena. Porque eso y no otra cosa es cada una de estas charlas, una pequeña puesta en escena que sigue un acto narrativo.


Del suspense a los chistes
Algunas conferencias se dividen en tres actos, otras emplean el suspense como si de una historia de detectives se tratase y otras, de tan polémicas, casi rozan el escándalo. Todos los aspectos de la conferencia son remodelados de modo que puedan ser consumidos por el gran público: se emplean los datos imprescindibles y se privilegian las historias, las metáforas y los chistes que funcionen en cualquier punto del mundo.
La versión en vídeo de cada charla también es cuidadosamente diseñada. Los editores emplean el lenguaje cinematográfico para sacar todo el partido emocional de las conferencias que suelen empezar con una pequeña introducción, una broma potente y aplausos. Los montadores cortan todo lo que pueda arruinar el ritmo, desde los silencios, las toses, los nervios, los errores en las diapositivas y las pausas para beber agua.
Además, cada una de estas conferencias debe incluir al menos un minuto de absoluta brillantez, eso que los organizadores llaman un 'Aha moment', que consiste en contar una idea de un modo único e inolvidable. En el caso de la investigadora Jill Bote Taylor, ese momento tuvo lugar cuando subió al escenario un cerebro humano real con espina dorsal incluida para explicar su ictus, y en la charla de Bill Gates, cuando abrió un bote lleno de mosquitos en la sala para explicar el riesgo de transmisión de la malaria.
Pero la mejor manera de entender lo que realmente es una TED, es viéndola. Para que sepas por dónde empezar, te recomendamos las seis conferencias más populares dadas por mujeres, según los propios registros de la Conferencia TED.

Un ictus desde dentro, de Jill Bolte Taylor (más de 16 millones de visitas)
Jill Bolte Taylor, neuróloga y doctora por la Universidad de Harvard (EE.UU.), relata en primera persona los efectos del ictus que sufrió en el hemisferio izquierdo de su cerebro. Como si fuera una actriz, la profesora pasa de la risa al llanto para explicar la conmoción que supone para cualquier víctima de un ictus vivir unas horas con una parte de su cerebro estropeado.

Dime cómo te sientas, de Amy Cuddy (más de 24 millones de visitas) 
Su charla es una de las más vistas de todos los tiempos. Esta psicóloga social explica su teoría de que el modo en que caminamos, nos sentamos y el espacio que ocupamos define cómo nos valoran los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. Cuddy enseña, además, la pose del poder, que afecta los niveles de testosterona y cortisol en el cerebro y puede mejorar nuestras oportunidades de éxito.​

El poder de la vulnerabilidad, de Brené Brown (más de 19 millones de visitas)
La profesora norteamericana estudia en su charla nuestra capacidad de empatía, de amar y de pertenencia a un grupo. Se trata de una conferencia divertida donde esta experta cuenta su historia personal que la llevó a conocerse a sí misma y, en su opinión, a buena parte de la humanidad.

10 cosas que no sabías sobre el orgasmo, de Mary Roach (más de 14 millones de visitas)
La autora de esta charla TED, que antes había escrito sobre la muerte y la vida después de la muerte, explora en su intervención otro de los grandes misterios de la humanidad: el orgasmo. La conferencia transita con éxito del anecdotario más bizarro a la ciencia, pero el público no puede reprimir las carcajadas. Un discurso sofisticado y raruno sobre el sexo, que puede despejar y crear dudas por igual.

Cómo pillar a un mentiroso, de Pamela Meyer (casi diez millones de visitas)
En un día normal, a cualquiera de nosotros podrían mentirnos una media de 10 a 200 veces. Las claves para detectar esas pequeñas (o grandes) falsedades pueden ser sutiles y están muy conectadas a la intuición, según explica la escritora Pamela Meyer, que explica en su charla las claves para reconocer a un mentiroso que emplean las personas entrenadas en estas artes.

Elogio de la timidez, de Susan Cain (más de 10 millones de visitas)
La suya es una defensa de los tímidos en una sociedad, la occidental, donde ser sociable, abierto y divertido se valora por encima de cualquier otra características. En una apasionada conferencia, la abogada Susan Cain argumenta las extraordinarias habilidades que tienen los introvertidos, su honestidad y su talento.

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