Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

domingo, enero 31

(Otra) historia de la infamia

(Leído en un texto de Rosa Belmonte en el Heraldo de Aragón del 28 de noviembre de 2015)

[...] la historia de E.E.U.U., como la de cualquier país, tiene cosas de qué avergonzarse. Era cuando la Liga Antidifamación, que suena al virtuoso Ejército de Salvación de Jean Simmons en 'Ellos y ellas', no ponía orden en el antisemitismo.

En el verano de 1942, el buque SS Drottningholm, con cientos de judíos refugiados, llegó a Nueva York desde Suecia. Como víctimas de la persecución nazi, querían asilo. Varias agencias del gobierno sometieron a los viajeros a interminables entrevistas. Uno de esos judíos fue acusado por el FBI de ser un espía nazi (y condenado a 30 años de prisión). Su caso se utilizó para no dar visados a cientos de correligionarios. Pero la cosa venía de atrás. En junio de 1939, los 937 pasajeros del St. Louis, casi todos judíos, fueron rechazados en el puerto de Miami teniendo que volver a Europa. Más de un cuarto murió en el Holocausto. Cuando Roosevelt creó el War Refugee Board ya habían muerto millones de judíos. [...]

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sábado, enero 30

¿Vermut o vermú?

(Un texto de Pancracio Celdrán en el XLSemanal del 9 de marzo de 2014)

El diccionario de la Real Academia no hace distinción entre una y otra grafía, y acepta por igual las dos.

Es galicismo a través del alemán Wermut (ajenjo o absenta), licor servido en los aperitivos, compuesto de vino blanco, ajenjo y substancias ligeramente amargas, con aroma característico que les hace servir de cóctel.

Parece que no es cosa de hoy, sino que su historia se remonta a la época clásica: Hipócrates, el médico más famoso de la antigüedad, creó algo similar macerando en vino flores de ajenjo y hojas de díctamo.

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viernes, enero 29

¿De verdad no hay dos copos de nieve iguales?

(Leído en el XLSemanal del 16 de marzo de 2014)

Eso es lo que se ha dicho siempre. Y aún hoy se discute...

La primera referencia a la forma de un copo de nieve es del astrónomo alemán Johannes Kepler. En 1611 señaló que todos eran hexagonales y cada uno tenía una forma única.

Los copos [...] son simétricos y, se dice, no hay dos idénticos, algo que aún se discute. Un copo de nieve nace de la congelación de una gota de agua alrededor de una mota de polvo hasta formar un cristal similar a una esquirla. Si la temperatura llega a los 12 grados bajo cero y el cristal guarda aire en su interior, toma forma de prisma hexagonal. Si se agregan más cristales, la mayoría desarrolla la forma de una estrella de seis brazos. Como el crecimiento hasta formar un copo depende de decenas de factores temperatura, presión, cantidad de agua, velocidad de anexión es altamente improbable que se repitan dos.

Sin embargo, en 1988 la científica del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica Nancy Knight documentó dos cristales idénticos. No obstante, el profesor de física del Instituto Tecnológico de California (Caltech) Kenneth Libbrecht no tardó en contradecirla, arguyendo que, pese al parecido, se revelarían distintos examinados a nivel atómico, ya que su número de moléculas de agua y la disposición de estas en su estructura serían siempre distintas.

 

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jueves, enero 28

Cinco pasos para una meditación plena

(Extraído de un artículo de Esteban Font en el XLSemanal del 23 de marzo de 2014)

-Espalda recta, pero cómodo. No es necesario adoptar posturas complicadas. Se puede estar sentado sobre las piernas cruzadas o en una silla. Lo importante es trazar una línea imaginaria desde la cabeza hasta el coxis que nos brinde una buena posición.

-Concéntrese en respirar. Respire normalmente, pero concéntrese en la sensación del aire entrando y saliendo de sus pulmones. Toda la atención debe estar en la inspiración y la espiración. La respiración se tornará lenta y abdominal.

-Pensamientos que pasan. Los pensamientos irán y vendrán. Acéptelos y vuelva a centrarse en la respiración. No es necesario cerrar los ojos. Hay que evitar el sopor. La clave está en posar la conciencia sobre un acto mecánico, como respirar.

-No deje de ser consciente. No se juzgue a sí mismo ni ignore las distracciones o las preocupaciones, pero sea consciente de que su mente está centrada en respirar. Alcanzar el estado meditativo no está relacionado con dejar la mente en blanco.

-Practique con regularidad. Empiece ejercitándose durante diez minutos diarios al menos una semana seguida. Por descontado, cuanto más regularmente medite, más fácil le será alcanzar la atención plena y la capacidad de estar aquí y ahora.

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miércoles, enero 27

Las chicas de los recortables de Matisse



(Un texto de Krissi Murison publicado en el XLSemanal del 23 de marzo de 2014)

Durante los últimos años de su vida, Henri Matisse reclutó un pequeño ejército de chicas jóvenes y bellas que lo ayudaron a producir algunas de sus famosas obras recortables. […]

«Jacqueline Duhême tenía 20 años cuando Henri Matisse la hizo ir a su estudio por primera vez. Corría 1948, y el maestro del arte moderno estaba cerca de cumplir los 80. Unos días antes, había visto a Matise en el jardín de su casa. Estaba dibujando recuerda Jacqueline, más de 65 años después. Yo admiraba muchísimo su obra, pero no quería molestarlo, de forma que le escribí una carta, plagada de errores. Me respondió diciendo. ‘Venga a verme’».

Durante los dos años siguientes, Jacqueline trabajó como ayudante de Matisse en los apartamentos-estudios que el artista tenía en Cimiez, a las afueras de Niza, y en el cercano pueblo de Vence. Jacqueline fue una de las muchas chicas jóvenes y guapas empleadas por el artista durante sus últimos años. Algunas de ellas, como la joven pintora holandesa Annelies Nelck, empezaron a colaborar con él como modelos. A otras se les encomendó labores más específicas: pintar hojas de papel en gouaches vistosos para que Matisse después las recortara, o subirse a escaleras para pegar las siluetas recortadas en las paredes, donde formaban collages gigantescos.

Matisse estaba discapacitado tras haber sufrido una colostomía en 1941 y raras veces se movía de la cama o de su silla de ruedas. De hecho, hizo que pusieran la cama al centro de su taller. Desde allí impartía sus instrucciones blandiendo un bastón de bambú.

El afecto entre Matisse y sus ayudantes estaba basado en el trabajo. Si alguna le fallaba o no mantenía las debidas distancias, no tardaba en ser despedida. «Pronto comprendí que estaba obsesionado con su obra. Trabajaba día y noche. Era un adicto al trabajo», afirma Paule Caen-Martin, quien se convirtió en colaboradora del artista a los 20 años, después de que Jacqueline se marchara en 1949.

El equipo colaborador de Matisse tenía una importancia determinante en su obra. A finales de los años treinta, quien llevaba sus estudios y sus asuntos era Lydia Delectorskaya, una rubia de Siberia que había escapado de la Rusia postrevolucionaria. Lydia empezó a posar como modelo para Matisse a los 25 años. Luego se convirtió en su cuidadora, en la gerente de su estudio y en la persona a la que el artista más unido estaba, lo que finalmente acabó con su matrimonio de 25 años. Lydia era también responsable de la selección de las ayudantes.

Paule recuerda haber sido descubierta gracias a su hermano, que estudiaba Bellas Artes. «Un día, el profesor de mi hermano preguntó. ‘¿Alguno de vosotros tiene una amiga que quiera posar para Matisse?’. Mi hermano me dio su número, llamé y al día siguiente fui a ver a Lydia, quien dijo ser ‘la institutriz’».

Pocas mujeres duraban mucho en el estudio. Si una lograba sobrellevar los cambiantes estados de ánimo y las exigencias incesantes de Matisse, entonces corría el riesgo de irritar a Lydia porque el maestro estaba encariñándose demasiado de ella. Paule se las compuso para cultivar una buena relación con Lydia, pero muchas veces tuvo problemas para satisfacer las exigencias del maestro. Un día cometió el error de presentarse en el taller con la nariz requemada por el sol. «Matisse detestaba la nueva moda de tomar el sol», recuerda hoy con un suspiro.

Pero Paule acabó marchándose tras una discusión por otro asunto, durante la elaboración de los Desnudos azules. «Me dijo que ya no me fijaba en lo que estaba haciendo. Pero yo estaba exhausta, necesitaba unas vacaciones y era joven… Quería salir por las noches a bailar. Él era un hombre muy posesivo. En el atelier vivíamos bien, nos daban de comer estupendamente, pero teníamos que trabajar todos los días, domingos incluidos».

Matisse era consciente de las presiones a las que sometía a sus chicas. «Las pobrecillas… No entienden nada -comentó cierta vez-. Pero lo que está claro es que no voy a renunciar a trabajar los domingos simplemente porque a ellas les apetece estar con sus amantes».

Jacqueline habla de una atmósfera en el estudio más agradable que la descrita por Paule. «Matisse tenía un espíritu muy juvenil y un gran sentido del humor. Nos pasábamos el día riendo. Lydia no participaba tanto en la diversión. Hay que tener en cuenta que nunca paraba de trabajar».

Jacqueline hoy es una vivaracha mujer de 86 años, una artista que vive rodeada por su propia obra, y su pisito está lleno de tesoros artísticos: el recorte de un corazón rojo regalado por Matisse; cartas de Picasso enmarcadas; un retrato que le hizo Man Ray…

Los años anteriores a estar ella con Matisse no habían sido fáciles para el artista. A sus problemas de salud y el fin de su matrimonio se sumaba lo decreciente de su reputación. A finales de los años treinta, sus obras habían dejado de venderse. Mientras el fascismo se enseñoreaba de Europa, los luminosos desnudos de Matisse de pronto resultaban anticuados.

Pero su jubilosa producción artística escondía los propios demonios interiores.  Durante la ocupación nazi, su exmujer y su hija, Marguerite, fueron detenidas por la Gestapo por ayudar a la Resistencia. Marguerite fue encarcelada, interrogada y torturada casi hasta la muerte. Matisse, que tan solo se enteró de lo sucedido después de su puesta en libertad, se hundió.

Lydia era quien se llevaba la peor parte cuando el maestro estaba de mal humor. La relación entre Lydia y Matisse es materia de muchas especulaciones. Está claro que Amélie, la mujer del maestro, sospechaba que había una relación amorosa entre ellos. Con el tiempo le dio un ultimátum: o ella o yo. Lydia fue despedida del estudio y diez días más tarde trató de suicidarse. Al poco tiempo, Amélie estaba pidiendo la separación y Lydia de nuevo se encontraba en el taller.

Paule asegura que nunca vio indicios de que mantuvieran relaciones físicas. «Cuando llegué al estudio, Matisse ya estaba discapacitado. Su relación personal se movía a un ritmo que no dejaba lugar a la intimidad…».

Jacqueline corrobora sus palabras: «Matisse estaba muy enamorado de su esposa. Le escribía cartas y me encargaba que las echase al correo. Así que no creo que entre Lydia y él hubiera algo. Matisse era un hombre muy sincero. Antes de casarse, había tenido sus aventuras, pero luego para él solo existió Amélie». Tampoco parece que existieran otros motivos, como la presencia de las ayudantes, por mucho que todas fuesen jóvenes y guapas.

Jacqueline recuerda que Matisse la trataba de forma paternal. «Siempre era muy bueno conmigo. Me dio el primer diccionario que tuve, porque la ortografía no era mi fuerte. También intentó enseñarme a escribir a máquina. Le preocupaba lo que pudiera ser de mí cuando me fuera de su casa. Se preocupaba mucho por mi futuro».

Annelies Nelck fue modelo de Matisse para numerosos dibujos y continuó en su estudio en la época de los recortables. Sólo se marchó para casarse, lo que irritó enormemente al maestro, que no entendía que renunciase al trabajo artístico.

Jacqueline dejó el taller en 1949 y se marchó a Italia, donde encontró trabajo como niñera. Luego fue contratada por la revista Elle como dibujante. Desde entonces es una artista e ilustradora reconocida.
Paule Caen-Martin se casó al poco de dejar el estudio de Matisse. Vendió un dibujo regalado por el artista para comprarse el apartamento donde hoy vive. Sigue manteniendo contacto con la familia del artista. Lydia Delectorskaya estuvo al lado de Matisse hasta el 3 de noviembre de 1954, cuando el maestro falleció en la cama de su estudio en Cimiez. Inmediatamente después se marchó con la maleta que tenía preparada desde hacía 15 años. Murió en 1998.

El arte de la tijera

-La técnica de los recortes de Matisse no iba a ser más que un recurso temporal. Un apaño para seguir trabajando mientras su mala salud le impidiese pintar. Sin embargo, cuanto más perseveró con los recortes, más entusiasmado se sintió con sus posibilidades. Matisse decía que se trataba de «esculpir en colores puros».

-Cuando recobró la salud lo suficiente como para volver a plantarse frente al caballete, Matisse no quiso hacerlo. «Los recortes son el estilo final más curioso y distintivo que se puede encontrar en la trayectoria de cualquier artista», afirma Nicholas Cullinan, comisario de la exposición en la Tate Modern de Londres.

-«Los recortes son la muestra de cierto carácter clarividente -dice Cullinan-. Son un ejemplo temprano de las instalaciones con las que hoy estamos tan familiarizados, pero que Matisse ideó por su cuenta».

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martes, enero 26

La verdadera historia de Noé


(Un texto de Fátima Uribarrri en el XLSemanal del 16 de marzo de 2014)

Un hombre bueno fue elegido por Dios para salvarse de un terrible diluvio y, de paso, preservar a los animales y salvar a la humanidad. Así lo cuenta la Biblia. Pero, ¿por qué otros pueblos de la antigüedad narran una historia similar? En la India, en Sumeria, en Nueva Guinea, en Australia…

Cuando Austen Henry Layard encontró, en 1844, las ruinas del palacio asirio de Nínive, no podía sospechar que entre ellas iba a aparecer el primer relato del arca de Noé.

Layard, viajero británico, estaba atravesando Oriente Medio de camino hacia Ceilán. Al llegar a lo que hoy es la ciudad iraquí de Mosul, le dijeron que bajo unos montículos había enterradas muchas antigüedades y se decidió a excavar. Encontró nada menos que las ruinas del palacio de Nínive, la capital de Asiria, y los restos de la fabulosa biblioteca de Asurbanipal, el último gran rey asirio. Aquel tesoro era inconmensurable; ante sus ojos, asombrados, surgieron estancias vestidas con bajorrelieves en piedra de demonios y divinidades, escenas de batallas, cacerías reales y ceremonias; puertas flanqueadas por enormes toros alados y leones; y dentro de algunas habitaciones, decenas de miles de tablillas sembradas de una extraña escritura que nunca habían visto.

Layard había encontrado las primeras tablillas en escritura cuneiforme, los primeros signos escritos de los que se tiene noticia. Y con ellas halló el origen de una de las historias de la Biblia, la del Diluvio Universal y el arca de Noé narrada en el libro del Génesis.

Más de 25.000 tablillas se enviaron al Museo Británico. En 1857 por fin se lograron descifrar. Estaban escritas en acadio, una antigua lengua semítica. Pasaron otros 15 años hasta que, a finales de 1872, George Smith -conservador del Museo Británico-, se percató de que uno de los fragmentos de aquellas tablillas narraba la historia bíblica de Noé. Un hombre justo, elegido por los dioses por su bonhomía, había salvado a su familia y a los animales al embarcar en una gran nave. Envió pájaros para saber si las aguas habían bajado; su barco acabó posado en un monte… ¿Les suena? Smith lo identificó enseguida. «Supe inmediatamente que había descubierto al menos una porción del relato caldeo del Diluvio», dijo. Había hallado un documento que probaba que lo que contaba la Biblia tenía una base histórica. Y enloqueció de alegría. «¡Soy el primer hombre que lee esto después de más de dos mil años de olvido!», gritaba. Según el relato de un asistente y testigo de este momento crucial de la investigación, Smith «comenzó a saltar y a correr de un lado a otro de la habitación en un estado de gran agitación y, para asombro de los presentes, empezó a quitarse la ropa».

El 3 de diciembre de 1872, George Smith hizo público su hallazgo ante la recién nacida ‘Society of Biblical Archaeology’. Habló ante el arzobispo de Canterbury y el primer ministro Gladstone, que quedaron petrificados, como el resto de la audiencia, ante el anuncio de que la historia del arca y del Diluvio ya existía en un primitivo documento de arcilla. Se produjo una enorme conmoción, pero, pese a la controversia que causó aquello, la investigación no se detuvo. Se desenterraron más tablillas en Nínive, se tradujeron, se estudiaron y se fueron encajando los fragmentos hasta quedar construido Gilgamesh, el relato escrito más antiguo del mundo, anterior en mil años a La Ilíada.

Gilgamesh narra las aventuras de quien fue rey de la ciudad mesopotámica de Uruk hacia el año 2750 a. C. Gilgamesh ha perdido a su gran amigo Enkidu y emprende un viaje en busca de un remedio contra la mortalidad. En su epopeya se encuentra con Utnapisthim, el Noé babilónico, que le cuenta su salvación en un arca gigante.

Pero no es este el único Noé no bíblico. Anteriores a Utnapisthim son Ziusudra, un Noé sumerio, y Atram-Hasis, del tercer milenio a. C., cuyas historias también aparecieron en tablillas. Yima o Yama es el Noé de los seguidores de Zaratustra; Manu Vaivasvata es el Noé indio con la particularidad de que a él lo salva del Diluvio un pez gigante; y Deucalión, que junto con su mujer, Pirra, emulan a Noé y su familia en La metamorfosis de Ovidio, es el Noé de la literatura grecorromana. Y también tienen sus diluvios y sus elegidos la mitología de toda América, de Nueva Guinea, Australia…

No es una originalidad de la Biblia el relato de un fin del mundo por inundación y un nuevo renacer. «La historia del Diluvio forma parte del patrimonio religioso universal», explica el biblista y teólogo Jean Louis Ska. Los estudiosos creen que el origen de la historia se encuentra en Mesopotamia: cuando se desbordaban los ríos Tigris y Éufrates, anegaban todo lo que era conocido para los habitantes de la zona, con lo que universalizaban la inundación y creían que el mundo entero (lo que abarcaba su conocimiento) estaba bajo las aguas.

Se cree que esta narración se puede referir a un diluvio prehistórico real. En las excavaciones de Ur, una antigua ciudad del sur de Mesopotamia hoy ubicada en Irak, se encontraron en 1854 restos de una civilización pre-sumeria debajo de una gran capa de lodo de cuatro metros de espesor, que prueban que algo así sucedió.

Los babilonios buscaron una explicación divina a aquella terrible inundación. Imaginaron así el hartazgo de los dioses ante unos hombres ruidosos y folloneros. Los dioses estaban molestos por «el alboroto de la humanidad, empeñada en igualarse a los dioses, desertando del puesto asignado de servirles», explica Jesús García Recio, director del Instituto Bíblico Oriental. Para librarse de los hombres bulliciosos, se programa el Gran Diluvio, pero la diosa Ea se apiada de Utnapisthim (que se traduce como ‘el dueño de la vida’) y le advierte y aconseja que construya el arca.

Es muy probable que esta historia la escucharan los israelíes durante su exilio en Babilonia, hacia el 597 a. C. Les pareció una buena explicación a su propia situación: estaban expulsados, necesitaban un renacer, una historia de esperanza. Adaptaron la epopeya de Utnapishtim. La convirtieron en monoteísta, le dieron a Noé un aspecto sacerdotal y echaron también sobre los hombres la responsabilidad del cataclismo (‘diluvio’, en griego): era un castigo divino a la maldad que el hombre había extendido sobre la Tierra.

El relato circuló de manera oral y en el siglo I de nuestra era se incluyó en el texto oficial de la Biblia en hebreo. Es la historia de una segunda creación. Dios crea a Adán y Eva, de su descendencia procede la humanidad, pero, al ver que el mal y la crueldad se han extendido, decide eliminarlos; a todos, salvo a Noé (cuyo nombre significa ‘descanso’), al que elige para dar al hombre una segunda oportunidad.

En el capítulo 5 del Génesis se cuentan los antecedentes familiares de este patriarca, diez generaciones posterior a Adán: Noé es hijo de Lamec y nieto del campeón de la longevidad, Matusalén. Él mismo es un hombre muy anciano; concibió a sus hijos, Sem, Cam y Jafet cuando tenía 500 años. En los capítulos 6, 7 y 8 se narra la gesta del héroe del Diluvio, las burlas que sufrió de sus coetáneos, la estrategia para salvar a las diversas especies del reino animal y la construcción del arca. En el 9, Dios bendice a Noé, su mujer (de la que desconocemos todo, incluso el nombre), sus tres hijos y sus nueras, los ocho supervivientes de la humanidad después de que la paloma regresase con la rama de olivo que certificaba el fin del Diluvio. «Creced y multiplicaos», les ordena Dios. Les permite cazar animales y comer carne, pero sin su sangre, y de ahí procede la negativa de los testigos de Jehová a recibir transfusiones, y también de ahí proviene la kashrut, el conjunto de normas alimentarias judías para que la comida sea conveniente (kosher). Y hace Dios una promesa a los hombres, no habrá más diluvios, que rubrica con un sello muy peculiar, el arcoíris.

El primer hombre del tiempo. Noé es uno de los primeros personajes de las leyendas históricas que alertan sobre los desastres climatológicos. Recibió burlas y críticas por ello, pero con su empeño salvó a la humanidad.

¿Y si el arca fuese redonda?
-Manual de instrucciones. En 1985, Douglas Simmonds entregó al Museo Británico una de las tablillas en escritura cuneiforme que había heredado de su padre, dueño de una magnífica colección de antigüedades. Simmonds quería descifrar su contenido. Se encargó de estudiarla Irving Finkel, asiriólogo y arqueólogo. A Finkel casi le da un colapso cuando, el año pasado, logró traducir aquella tablilla. era el manual de instrucciones del arca.
-Como un iphone. La tablilla del arca tiene las dimensiones de un teléfono móvil, está diseñada para que quepa en una mano. Contiene 60 líneas, escritas en acadio y a dos caras, y los expertos están convencidos de que su autor era un escriba experimentado.
-Redonda e impermeable. Lo más llamativo es que los planos dibujan un arca circular. Se trataría de una barquilla gigante, fabricada con juncos, fibra de palma y raíces, similares a las que todavía elaboran artesanos de Irak. Por el texto se deduce que la embarcación tiene una doble cubierta y un tejadillo. Se dedica mucho espacio a la impermeabilización, que se realiza con betún.
-De dos en dos. La tablilla del arca es rica en información. se habla de compartimentos para separar especies depredadoras de sus víctimas habituales; e incluso se especifica que los animales embarcan de dos en dos.

¿Y dónde está el arca?
-El monte Ararat. Desde la antigüedad se han localizado presuntos restos del arca. Ya habló de ello Josefo en el siglo I d. C. Se han fijado varios sitios como el lugar en el que quedó encallada. en Arabia Saudí, en Irán, Armenia Pero el punto preferido de los buscadores es el monte Ararat, en Turquía. Allí han acudido expediciones de lo más variopintas. Incluso el zar Nicolás II envió una.
-Maderas antiguas. En 2010, una expedición turco-china aseguró haber encontrado restos del arca en el monte Ararat. Dataron la madera en 4800 años a. C., pero varios arqueólogos desacreditaron el hallazgo. De hecho, ningún descubrimiento ha logrado avales suficientes como para que sea medianamente creíble.
-El arca y Moisés. Tebah, la palabra hebrea que designa al arca, solo aparece en la Biblia de nuevo para nombrar la cesta en la que Moisés se salva en el Nilo.

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lunes, enero 25

El amor es un asteroide

(Extraído de un texto de Carmen Amoraga en la revista Mujer de Hoy del 3 de enero de 2015)

[...] ¿saben qué es el amor? Es un asteroide, el número 1221. Lo descubrió en 1932 un astrónomo belga: Eugène Joseph Delporte. Es pequeño. Tiene solo un kilómetro de diámetro y forma parte de un grupo que se acerca bastante a la órbita de la Tierra sin llegar a atravesarla. Pero no es único. Asteroide Amor es cualquiera de los asteroides de una órbita que contenga totalmente la de la Tierra. [...]

[Para encontrarlo] solo ha de tener una medida determinada y alguien que sepa encontrarlo con un telescopio. El amor es, pues, una pura cuestión de miradas. [...]

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domingo, enero 24

Amberes, el nombre de la ciudad

(Extraído de un artículo leído en la revista Mujer de Hoy del 20 de diciembre de 2014 sobre Amberes)

El rio Escalda atraviesa Amberes y tiene un gran protagonismo. Tanto, que se cuenta que dio nombre a la ciudad. Según la leyenda, el soldado romano Silvius Bravo venció al gigante Druoo Antigoon -que pedía peaje a los barcos-, le cortó una mano y la arrojó al río. Y eso precisamente significa "Amberes" en flamenco. "Antwerpen". "Ant" es mano y "werpen", arrojar.

Otras cosas que ver por allí...
- Edificios góticos
- Palacio de justicia (firmado por el arquitecto Richard Rogers)
- Túnel de Sint Anna (conserva las escaleras de madera de 1931)
- Casa-taller de Rubens
- FOMU (museo de fotografía)
- Appelmansstraat y las calles junto a la estación central
- La estación, que es la cuarta más bonita del mundo
- Barrio de los diamantes
- Calle Cogels Osylei (casas art nouveau)

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sábado, enero 23

Resumiendo la política exterior inglesa

Básicamente Gran Bretaña sigue la máxima de Palmerston, enunciada en 1848 en la Cámara de los Comunes, donde nunca ha pasado de moda: "No tenemos aliados eternos ni enemigos perpetuos. Eternos y perpetuos son nuestros intereses y nuestro deber es servirlos."

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viernes, enero 22

Cinco pasos hacia la contemplación

(Extraído de un texto de Eduardo Punset en el XLSemanal del 9 de febrero de 2014)
 
[...]
 
Los expertos enumeran cinco pasos bien diferenciados, cinco escalones que conducen a la contemplación y meditación. En primer lugar, adoptar una postura de descanso. En segundo lugar, respirar profundamente gracias a una absorción moderada de aire y su consiguiente exhalación. En tercer lugar, dejar que el organismo supere el acto de respirar profundamente para acariciar, muy brevemente, los pensamientos a los que se renuncia. en cuarto lugar, tomar nota de que el acto de respirar fue interrumpido por algún pensamiento para volver cuanto antes al proceso respiratorio. 
 
Basta con repetir durante diez minutos cada día lo anterior –y ese es el quinto paso– para constatar que ha mejorado la focalización de la atención.
 
Es difícil no sacar partido de lo anterior. es improbable que se equivoquen tantos científicos que han demostrado que las técnicas MBSR mejoran la atención en un mundo cada vez más pormenorizado y diverso. [...]

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jueves, enero 21

El misterioso asesinato de Prim

(Un texto de Fátima Uribarri en el XLSemanal del 19 de enero de 2014)

Si hay un asesinato que tiene más sombras y teorías que el de Kennedy, ese es el del general Prim. En 1870, un año después de ser nombrado presidente, sufrió un atentado mortal. Militar heroico y gran conspirador, tenía muchos enemigos. El crimen no sorprendió a nadie, pero sí que nunca hubiese culpables condenados por ello. Sus restos han sido analizados de nuevo para intentar esclarecer el crimen, pero los resultados solo han reavivado la polémica.

La mañana del 27 de diciembre de 1870 Juan Prim y Prats, presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, recibe en su domicilio una impactante advertencia.

El periodista Bernardo García, director de La discusión, le previene de que ese día lo van a matar. Prim desatiende el aviso (no es el primero que recibe) y continúa con la agenda prevista. Son tiempos especialmente convulsos, es inminente la instauración de una nueva dinastía; tras la revolución de La Gloriosa, que provocó el exilio de Isabel II y llevó al poder a Prim, Amadeo de Saboya ha sido 'elegido' rey por el nuevo gobierno y llegará a Cartagena (Murcia) en tres días, el 30 de diciembre.

Prim acude a las Cortes y a la salida se dirige a su residencia, la sede del Ministerio de la Guerra, en el palacio de Buenavista. Sobre las siete de la tarde la visibilidad es mala: nieva en Madrid y el alumbrado público no es potente. Al poco de entrar en la calle del Turco (hoy, calle del Marqués de Cubas) el cochero de la berlina del presidente se sobresalta y tira con fuerza de las riendas cuando observa que unos carruajes cruzados en la calle le impiden el paso.

Todo sucede deprisa, unos hombres se abalanzan sobre el vehículo. Abren la portezuela y descerrajan hasta cinco disparos sobre Prim. Los trabucos, de boca ancha, a poca distancia hacen mucho daño: el presidente queda herido en el hombro y el brazo izquierdo; tiene atravesada la palma de la mano derecha y ha perdido el dedo anular. Pero parece que sus órganos vitales están intactos.

A Prim lo suben a sus aposentos. Lo atienden el doctor Losada, su médico personal, y otro colega, el doctor Lladó. El presidente no quiere que cunda la alarma. Se acuerda transmitir la idea de que se repondrá, porque parece que eso es lo que sucederá. Los días 28 y 29 los pasa relativamente bien. Pero el 30 lo invade una fiebre alta. Llaman al doctor Sánchez de Toca, pero ya es tarde: una infección letal acaba con su vida. Prim fallece el 30 de diciembre de 1870, entre las 20 y las 20:15 horas, el mismo día de la llegada de Amadeo I de Saboya, el rey que él quiso para España. Hasta aquí la versión oficial.

Y es que a 143 años de «cuando mataron a Prim», una expresión que sigue en uso, todavía es un crimen sin esclarecer. Se habla de conspiración, secretos, mentiras, encubrimiento... Un equipo examinó hace un año el cadáver embalsamado de Prim y dictaminó que lo habían estrangulado a lazo. Sin embargo, estos días se ha hecho público otro dictamen, encargado por la Sociedad Bicentenario General Prim 2014, que niega esas conclusiones y concluye, como afirma la versión histórica, que murió a consecuencia de la infección de las heridas del atentado. Discrepan en la causa de la muerte, pero coinciden en que el sumario del caso (nada menos que de 16.000 páginas) ha sido manipulado, y ambos equipos de investigación creen en la posible culpabilidad de Antonio María de Orleans, duque de Montpensier y principal sospechoso de instigar el crimen. Aunque no el único. A Prim le sobraban los enemigos.

Los 56 años que vivió Juan Prim y Prats fueron de una intensidad poco común: fue héroe de guerra, diputado, revolucionario, conspirador, golpista, gobernador de Puerto Rico, ministro... y, como colofón, el primer presidente de Gobierno español en morir asesinado. Hijo de un notario de Reus (Tarragona), este hombre de un arrojo extraordinario en lo militar y una maquiavélica habilidad en lo político, murió justo cuando se encontraba en lo más alto del poder. Su ascensión la inició alistándose a los 19 años para combatir a los carlistas. Su pechera se fue llenando de galones a fuerza de acciones heroicas y en el ejército se ganó un respeto que le resultó muy útil en el tobogán de cargos, intrigas y exilios que fue su vida política.

Conspiró contra Espartero, Narváez y O'Donnell. Protagonizó levantamientos (entre otros, la sublevación de Villarejo de Salvanés en 1866) y los aplastó sin misericordia (bombardeó y asedió Barcelona para aplacar la revuelta radical conocida como La Jamancia). Con los catalanes fue implacable cuando los sometió y, sin embargo, supo ganarse su admiración con acciones posteriores, como cuando liberó Tetuán al frente de un batallón de voluntarios catalanes. Muchas veces escuchó los vítores del pueblo y encabezó desfiles victoriosos, pero también se labró un buen ejército de enemigos, lo normal en un conspirador.

En la guerra de Marruecos se ganó el temor reverencial del enemigo. En Puerto Rico fue brutal al reprimir las ansias de libertad de los esclavos. De la guerra de Crimea, a donde acudió como observador, se trajo una condecoración y un sable de honor otorgados por el sultán de Turquía. Y también estuvo en México, con ingleses y franceses, cuando Benito Juárez decidió dejar de pagar la deuda externa del país. Prim desembarcó en Gibraltar disfrazado de criado para comenzar la revolución de 1868, La Gloriosa, que envió a Isabel II al exilio y llevó al gobierno a los progresistas que él lideraba, lo que lo convirtió al año siguiente en primer ministro; dilapidó la fortuna de su esposa mexicana; ennobleció su linaje (fue nombrado conde de Reus y marqués de Castillejos); derribó reyes, y los hizo... Murió asesinado, un final propio del osado aventurero, ambicioso, hábil y valiente hombre que fue el legendario general Prim.

En la década de los setenta del siglo XX, el abogado Antonio Pedrol Rius (también nacido en Reus) emprendió una laboriosa investigación sobre el magnicidio. Pedrol Rius manejó miles de documentos, entre ellos el voluminoso sumario, y comprobó que alguien lo había desordenado y manipulado a conciencia. Alguien que, naturalmente, no quería que se esclareciera el magnicidio. Ahora, a casi doscientos años del nacimiento del ex mandatario, una nueva autopsia de su cadáver vuelve a hacer resonar la antigua pregunta ¿pero quién mató a Prim?, sumando, para más inri, el interrogante: ¿y cómo...?

Nueva teoría del 'asesinato'

-El general momificado: El cadáver de Prim fue embalsamado y se conserva en muy buen estado desde su muerte, el 30 de diciembre de 1870. En Reus, donde nació Prim y se custodia el cuerpo, se realizaó recientemente una autopsia que ha añadido una nueva teoría a su asesinato.

-Emboscada: Una cuadrilla de unos ocho hombres atacó a Prim en la actual calle del Marqués de Cubas, en Madrid. Él sufrió severas heridas, pero no en órganos vitales. Su ayudante, González Nandín, lo protegió y acabó con un brazo destrozado.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

A Prim lo mataron asesinos a sueldo, sicarios. El misterio es quién los contrató. Como en las novelas de Agatha Christie, hay muchos sospechosos. A los republicanos que lucharon en La Gloriosa, la revolución de 1868 que envió a Isabel II al exilio e hizo de Prim presidente, no les gustó nada que apoyara a un nuevo rey. A los industriales catalanes les disgustaban sus reformas arancelarias. Los hacendados cubanos estaban recelosos ante los rumores de venta de la isla a los EE.UU. Tampoco estaban del lado de Prim los carlistas; ni, por supuesto, el duque de Montpensier, que había financiado la revolución con la ambición de ser coronado como Antonio I de Orleans, rey de España, y veía que en el trono se iba a sentar un extranjero: Amadeo de Saboya. La búsqueda de un rey se había convertido en un culebrón.
Tras derrocar a Isabel II de Borbón, los progresistas de Prim proponían para el trono a Fernando de Coburgo, padre del rey portugués Luis I, mientras los unionistas querían a Montpensier. La candidatura portuguesa no avanzó, pero Prim vetó a Montpensier. Se ofreció entonces la corona a dos nobles italianos, el duque de Aosta y el de Génova, pero rechazaron la oferta; este último quizá porque entre las condiciones estaba casarse con una hija de Montpensier. Se siguió negociando, pero las diversas opciones se frustraban. Finalmente Amadeo, duque de Aosta, aceptó la corona. El 26 de noviembre de 1870, Amadeo de Saboya fue elegido rey en las Cortes. El 27 de diciembre salió hacia España. Ese mismo día, Prim era víctima de un atentado.

LOS SOSPECHOSOS

EL DUQUE DE MONTPENSIER. El principal acusado
«Fue autor intelectual del crimen. Su frustración es comprensible. Sin su dinero no habría habido revolución. Le prometieron el trono y no cumplieron», opina el historiador Emilio de Diego. Su hombre de confianza, Solís Campuzano, fue detenido. Pero cuando su hija María de las Mercedes se casó con Alfonso XII desaparecieron del sumario decenas de folios que lo imputaban. ¿Por qué se libró de la cárcel? Cuestión de linaje: era hijo de Luis Felipe de Orleans y de María Amalia de Borbón-Dos Sicilias, y estaba casado con la hermana de Isabel II.

DON JOSÉ PAÚL Y ANGULO. El enemigo declarado
El diputado radical José Paúl y Angulo, señorito jerezano y director de El combate, había sido aliado de Prim en antiguas intrigas, pero el asunto de la monarquía los había enfrentado de manera tajante. Dicen que Paúl y Angulo le dijo a Prim cuando salió del Congreso la tarde del atentado: «A cada uno le llega su san Martín». Paúl y Angulo fue sospechoso desde el primer minuto (incluso hubo quienes aseguraron que se reconoció su voz ordenando fuego contra Prim). Su fuga inmediata al extranjero solo consiguió que aumentasen los recelos contra él.

EL GENERAL SERRANO. El beneficiado
Tampoco se libró de sospechas Francisco Serrano, que había sido aliado de Prim pero que en ese momento era su enemigo. Las sospechas sobre la intervención de Serrano, que podría haber ideado el atentado con Montpensier, se incrementaron cuando presidió el primer gobierno de la monarquía de Amadeo I al mes siguiente y no mostró ningún interés por investigar el crimen. La viuda de Prim creía en su culpabilidad. Prim en sus dos días de convalecencia antes de morir le dijo: «No lo sé; pero no me matan los republicanos».

JOSÉ MARÍA PASTOR ¿El escolta traidor?
El jefe de la escolta de Serrano, José María Pastor, fue otro de los detenidos: tres facinerosos capturados por la Policía, Francisco Ciprés, Pedro Burrundarri y Manuel Iturralde, declararon haberse reunido con él en el Café de Correos y haber recibido diez duros cada uno por participar en el atentado. Pero la lista de sospechosos y detenidos es enorme. Capturaron a los hombres de confianza de Serrano y Montpensier; cayeron presos más de una veintena de hombres, siete de ellos fallecieron en prisión y otra docena murió después de manera misteriosa.

DOS VERSIONES PARA UN MISMO CRIMEN

ESTRANGULAMIENTO
El periodista Francisco Pérez Abellán creó la Comisión Prim de Investigación cuando dirigía el departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela. Su intención era, explica Abellán, «aplicar las técnicas de investigación más avanzadas para aclarar el magnicidio de Prim, que es el gran misterio de la Historia criminal española». Un equipo se desplazó a Reus, donde se custodia el cuerpo del general embalsamado y, tras realizar una autopsia, concluyó que Prim había sido estrangulado poco después del atentado, al detectarse unos «surcos en el cuello». Abellán asegura haber resuelto el crimen. Pero parte del equipo científico que lo secundó se negó a firmar las conclusiones del análisis: de hecho, solo lo apoya la médico forense Mar Robledo. Abellán está abiertamente enfrentado con la Sociedad Bicentenario, cuyo estudio reciente descarta el estrangulamiento como causa de la muerte.

INFECCIÓN POR HERIDAS DE BALA
La Sociedad Bicentenario General Prim 2014 encargó a un equipo de expertos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Alcalá de Henares una autopsia del cadáver de Prim «porque la anterior es falsa, es un invento periodístico. Estuvo manipulada, por eso se negaron a firmarla tres de los cuatro científicos que condujeron el estudio», afirma María José Rubio, secretaria general de la Sociedad Bicentenario, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Reus. Su estudio lo avala el departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad Complutense de Madrid y concluye que «no existe ningún elemento apreciado durante la exploración del cuerpo para sostener que hubo violencia externa alrededor de su muerte». Este estudio insiste en que la muerte se debió a una infección imprevista a causa de las heridas de bala que Prim sufrió en el atentado.

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miércoles, enero 20

Breve historia de la medicina

(Extraído de la columna de Paulo Coelho en el XLSemanal del 26 de enero de 2014)

-500 d. C. Ven aquí y come esta raíz.

-1000 d. C. Esta raíz es cosa de ateos. Reza esta oración al Dios que está en los cielos.

-1792 d. C. Dios no está en los cielos; quien reina es la razón. Ven aquí y bebe esta poción.

-1917 d. C. Esta poción es para engañar al oprimido. Sugiero que tomes este comprimido.

-1960 d. C. Este comprimido es antiguo y exótico. Ha llegado el momento de tomar antibióticos.

-1998 d. C. Los antibióticos te dejan débil e infeliz. He aquí el más nuevo tratamiento: come esta raíz.

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martes, enero 19

Dios crea a la madre

(Extraído de la columna de Paulo Coelho en el XLSemanal del 26 de enero de 2014)

Dios llamó a su ángel más querido y le mostró el modelo de madre que había preparado. Al ángel no le gustó lo que vio:

-Señor: has trabajado demasiadas horas extras y ya no sabes lo que haces -le dijo el ángel-. ¡Mira! Beso especial que cura cualquier enfermedad, seis pares de manos para cocinar, lavar, planchar, acariciar, sostener, limpiar. ¡Esto no puede funcionar!

El problema no son las manos -respondió Dios-, sino los tres pares de ojos que he tenido que ponerle: uno que permita ver a los hijos a través de puertas cerradas y protegerlos de ventanas abiertas; otro para aparentar severidad cuando sea necesario tomar medidas para dar una educación sólida; y uno más para estar constantemente transmitiendo amor y ternura, ¡a pesar de todo el trabajo que tendrá!

El ángel examinó el modelo de madre con más cuidado:

-Y esto de aquí, ¿qué es?
-Un dispositivo de autocuración. Ella no va a tener tiempo para estar enferma, porque va a tener que cuidar del marido, de los hijos, de la casa...
-Me parece, Señor, que lo mejor es que descanses un poco dijo el ángel y que después recuperes el modelo normal: con dos brazos, un par de ojos, etcétera.

Dios le dio la razón al ángel. Después de descansar, transformó a la madre en una mujer normal. Pero le advirtió al ángel:

-He tenido que dotarla de una voluntad tan grande que se sentirá con seis brazos, tres pares de ojos y sistema de autocuración. En caso contrario no conseguiría cumplir su tarea.

El ángel la examinó de cerca. En esta ocasión, a su entender, Dios había acertado. De repente notó un fallo:

-Aquí tiene una filtración: se le está saliendo un líquido. Me parece que aún tiene demasiadas cosas dentro.
-No es una filtración. Eso se llama lágrima.
-¿Y para qué sirve?
-Para la alegría, la tristeza, la decepción, el dolor, el orgullo, el entusiasmo.

-Mi Señor es un genio -dijo el ángel-. Eso era justamente lo que le faltaba al modelo para estar completo.

Dios, con aire sombrío, comentó:

-No he sido yo quien la ha puesto ahí. Cuando junté todas las piezas, la lágrima apareció. 

De todas maneras, el ángel le dio la enhorabuena al Todopoderoso, y las madres fueron creadas.

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lunes, enero 18

La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda



(Citas del libro de ese título, por J. Porcupine)

Quizás no te conozca, ni me conozcas, pero podemos conocernos o desconocernos más si quieres. Eso sí, yo no te mentiría si no te conociera, porque contigo puedo ser yo mismo y tú ni siquiera lo sabrías.”
J. Porcupine, La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda

 “Y si, estás lejos. No es que no te tenga porque nada es realmente mío. Yo soy de apreciar las cosas, de encontrarle sentido o dárselo si no lo tienen. Ahora que estás lejos, sólo me queda contemplarte. Verte ser feliz con quién quieras, con lo que quieras. Agradecer que alguna vez esa sonrisa fue para mí, que esas manos han tocado las mías y que esos labios una vez hicieron el amor conmigo. Así sea en palabras. Y si, estás lejos, ¿qué importa si lo estás? De esa manera, rodeas también mi vida, a una órbita mayor por supuesto, ¿pero qué importa? Pues de esa manera te conviertes en mi paisaje. Y es así como llego amar a tu ausencia.”
J. Porcupine, La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda

 “Y vuelvo a enamorarme de quién no debo. Y vuelvo a tener esperanza. Y vuelvo a creer en Dios. Y vuelvo a pensar todas las mañanas en un mañana. Y vuelvo a apreciar los perfumes. Y vuelvo al cielo. Y vuelvo a ser yo. A todo vuelvo cuando vuelves tú.”
J. Porcupine, La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda

 “Y mientras más perdido estoy, más quiero que me encuentres".”

“Si nos hubiésemos amado más… seríamos felices. Si nos hubiésemos amado más… no estaríamos llorando a escondidas”
J. Porcupine, La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda

“Todas las palabras bonitas son sinónimo de tu nombre".”
J. Porcupine, La vuelta al mundo para abrazarte por la espalda

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domingo, enero 17

La doble muerte de Amadeo de Saboya



 (Un texto de Luis Reyes en la revista Tiempo del 19 de marzo de 2008)

Cuando falleció a los 44 años, hacía ya diecisiete que habían acabado con Amadeo I de España, el que pudo ser nuestro mejor rey del siglo XIX.

España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la nación son españoles; todos invocan el dulce nombre de la patria; todos pelean y se agitan por su bien”. 

Estas frases llenas de amargura y desesperanza son el epitafio de un rey, pronunciado por él mismo. Porque Amadeo I de España ofició su propia ceremonia fúnebre –su abdicación– diecisiete años antes de que muriese Amadeo de Saboya, un 18 de enero de 1890 en un gélido Turín batido por los vientos alpinos. Una neumonía mató al hombre; el extremismo y la cerrazón de los españoles acabaron con un rey que podría haber sido el mejor del siglo. 

La Historia muestra toda su crueldad cuando permite concebir esperanzas que luego echa por tierra. Todo parecía apuntar a que Amadeo Fernando María de Saboya, segundo hijo del rey de Italia, tendría buenas cartas en la vida. 

Su postura liberal, su catolicismo moderado, debían ser el bálsamo que apaciguara a los españoles tras soportar a dos reyes inicuos como Fernando VII e Isabel II. Su designación por las Cortes con amplia mayoría debía hacerle aceptable para todos los partidos. Su carácter y apostura debía hacerle simpático para el pueblo... Pues no encontró en España ni apaciguamiento, ni aceptación, ni simpatía, sino todo lo contrario. 

Más decepciones. Tenía un valor acreditado en el campo de batalla: a los 21 años había cargado contra los austriacos al frente de los Granaderos de Lombardía, en la batalla de Custozza, resultando herido. Pero en España tiró pronto la toalla, renunció a la corona antes de tres años, pese a las llamadas a que continuara en su puesto que le hicieron importantes personalidades políticas. Y para terminar con las expectativas defraudadas, era un hombre fuerte y sano, pero no vivió mucho. En su veraneo en Santander en 1872 –sin duda su mejor época en España– se fue nadando hasta un barco de guerra fondeado en alta mar, sobrecogiendo a todos con su hazaña deportiva. Y sin embargo murió con sólo 44 años, al poco de haberse casado en segundas nupcias y haber tenido un nuevo hijo. 

Buscando rey
La Revolución de 1868 echó a Isabel II, un desastre como reina, entregada en manos de curas cavernícolas y monjas visionarias. El poder quedó en manos de los generales Prim y Serrano y del partido progresista. Las Cortes Constituyentes votaron que la forma del Estado sería la monarquía constitucional. Este adjetivo, constitucional, era el quid de la cuestión, suponía que el monarca estaría sometido a la Constitución, al Parlamento, a la soberanía popular. 

No fue tarea fácil encontrar un monarca para España. Las potencias extranjeras presionaban a favor de sus respectivos candidatos, con tanto empeño que Francia y Prusia terminaron enzarzándose en la guerra franco-prusiana. Los progresistas españoles no estaban dispuestos a aceptar a ningún pretendiente que no tuviese credenciales liberales, de acatamiento absoluto al sistema constitucional. 

Esa exigencia apuntaba hacia los Saboya, que en Italia estaban desempeñando perfectamente el papel de monarcas liberales sometidos a la burguesía, hasta el punto de que la Casa de Saboya había sido excomulgada por el muy reaccionario Papa Pío IX. Sin embargo, faltaba que algún candidato serio aceptara la corona española, pues la situación del país era inquietante. 

Al fin dio el paso adelante el duque de Aosta, hijo segundo de Víctor Manuel de Italia. Había nacido en 1845, estaba por tanto en unos espléndidos 25 años, y desde hacía tres se hallaba casado con María Victoria del Pozzo de la Cisterna. Era una noble italiana sin sangre real, pero con una considerable fortuna y, lo que era más importante, ya le había dado dos hijos varones a Amadeo, con lo que se aseguraba la continuidad dinástica. 

Elegido
El 16 de noviembre de 1870 las Cortes eligieron rey de España al duque Amadeo de Aosta por una amplia mayoría de 191 votos. Quitando 64 votos en contra de los republicanos, no tuvo oposición reseñable de ningún otro candidato; el hijo de Isabel II, que luego reinaría como Alfonso XII, sólo obtuvo dos apoyos. 

Una delegación de parlamentarios, de la que formaba parte Gabriel Rodríguez, tatarabuelo de quien esto escribe, acudió a ofrecerle la corona a Florencia, donde hubo un enorme júbilo. Fue prácticamente lo último que salió bien del reinado aún nonato. 

Nada más poner el pie en España, el 30 de diciembre de 1870 en Cartagena, Amadeo I recibió la noticia del asesinato del general Prim, el hombre fuerte del régimen, su valedor fundamental. Su reinado fue turbulento desde el primer día, por tanto. Los republicanos organizaban conspiraciones para proclamar la república y, en el otro extremo, los carlistas comenzaban a echarse al monte en Cataluña y el País Vasco. La Iglesia le negó legitimidad por estar excomulgado, la Grandeza de España le declaró el boicot, el partido progresista que le apoyaba se escindió y no fue capaz de gobernar con mínima eficacia. 

Le hicieron incluso un atentado calcado del de Prim: un grupo de hombres armados con trabucos tendió una emboscada en la calle del Arenal al coche descubierto en el que iba con su esposa. Se irguió valientemente frente a los terroristas, que fallaron los tiros, pero su régimen estaba herido de muerte. 

El último clavo del ataúd de la primera muerte de Amadeo de Saboya fue la insubordinación del Arma de Artillería en bloque. El Gobierno decidió disolverla, a lo que Amadeo se opuso. Al final, obediente a los principios constitucionales, firmó el decreto que le ponía delante el presidente del Gobierno, pero a continuación abdicó. 

El 11 de febrero de 1873 las Cortes aceptaron la abdicación –que en un sarcasmo histórico era formalmente anticonstitucional– y proclamaron la I República, mientras el país se precipitaba en la Tercera Guerra Carlista. 

De Madrid al Polo
Poco antes de la abdicación, nació en Madrid el tercer hijo de Amadeo, Luis Amadeo, duque de los Abruzzos. Este príncipe, español por nacimiento e infante de España por derecho, aunque italiano por toda su vida, resultó ser uno de los grandes exploradores de finales del XIX. Conquistó montañas desde el Himalaya hasta los glaciares del Ruwenzori en el África Ecuatorial, pasando por Alaska. Su mayor hazaña fue, sin embargo, la expedición polar de 1899- 1900, que llegó hasta los 86º 33’ de latitud Norte, más cerca del Polo Norte que nadie hasta la fecha.

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