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viernes, julio 26

Conexión natural: recuperando el bienestar



(Un artículo de Paloma Corredor en la revista Mujer de Hoy del 8 de mayo de 2010)
No hacen falta terapias costosas para recuperar el bienestar: el aire libre, la montaña o el mar son las mejores medicinas. 

Vivir pendientes del reloj, los horarios inflexibles, las obligaciones "insalvables", las prisas "inevitables" y los compromisos "ineludibles" nos alejan de lo que es natural. ¿Y qué es natural? Por ejemplo, seguir los ritmos que nos marca nuestro cuerpo, comer alimentos que proceden de la tierra, vestir con fibras no sintéticas o comunicarnos mediante la palabra y el lenguaje corporal.

¿Quién no se siente mejor dando un paseo por la playa que encerrado en un centro comercial? No hace falta convertirse en "hippy" para disfrutar de la naturaleza, sino únicamente comprender que es una fuente de salud, bienestar, placer y relax que está siempre disponible, que es gratis y de la que no podemos desconectarnos si queremos vivir con consciencia. Como decía el naturalista John Muir: "Sube a las montañas y sumérgete en sus corrientes. La paz de la naturaleza fluirá en tu interior como fluye la luz del sol en los árboles".

Hay muchas formas de entrar en contacto con lo natural, pero todas tienen algo en común: se trata de apartar la atención del ir y venir de la mente y centrarla en el aquí y ahora.

Trabaja con las manos. Cuando nuestro trabajo es muy intelectual, la mente se desconecta del cuerpo y de las emociones. Una forma de contrarrestarlo es hacer un trabajo físico. Lo más habitual es hacer deporte, pero también sienta muy bien una actividad lúdica y no competitiva, como cocinar, cuidar el jardín y hasta trabajar la plastilina y el barro con tus hijos.

Con los pies en la tierra. "Según la filosofía oriental, los pies y las piernas están conectados con el primer chakra, cuyo centro se halla en el perineo. Cuando esta zona se encuentra en equilibrio nos sentimos seguros. En cambio, el desequilibrio se traduce en torpeza al caminar, sensación de "estar en las nubes" o mala circulación sanguínea (hormigueo en las piernas, celulitis...). Para activar la energía: pon conciencia en tus pies al caminar, anda descalza por la arena o la hierba o viste ropa interior roja, que es el color asociado al primer chakra.

Más que una mascota. Contemplar cómo tu perro, tu gato o tu pez se mueve resulta relajante, porque ellos saben vivir en el aquí y ahora, no conocen el estrés y se rigen por el instinto: actitudes que los humanos a menudo olvidamos y que son la fuente de nuestras preocupaciones.

Abraza a un árbol. De verdad, no es una chaladura. Abrazar a un árbol supone una inyección inmediata de energía, bienestar, y paz. Imagina que el tronco, firme y sabio, se lleva todo tu estrés, tus miedos, tu dolor de cabeza o de espalda. Y si te da vergüenza hacerlo en público, siéntate frente al árbol con la espalda bien pegada al tronco y las manos en la tierra. Verás cómo la tensión se descarga enseguida.

Un paseo revitalizante. Siempre que puedas, camina por la montaña o por la playa. En ambos ambientes proliferan los iones negativos, unas partículas presentes en el aire que de forma natural nos inducen al relax, al bienestar y al descanso. Por el contrario, los ambientes cerrados y con aparatos eléctricos están cargados de iones positivos, que tienen el efecto contrario.