Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

domingo, junio 3

Moda medieval

(Algunos apuntes sobre moda medieval leídos en un artículo de Azucena S. Mancebo en el magazine de El Mundo del 13 de mayo)

Entre los siglos XIV y XV todas las cortes europeas, excepto la italiana, vestían según la moda de Borgoña, o estilo gótico tardío, considerada como la primera de la historia. Es en esta época cuando se da la diferenciación de la vestimenta de hombres y mujeres, es decir, que "por influencia de los trajes militares es a partir de entonces cuando ellos comienzan a llevar esas estrechas clazas que marcan las piernas en lugar de faldones anchos", señala Diana Fernández González, profesora de Teoría e Historia del Traje del Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid. [...]

Cabello
Desde la cristianización de Europa en la Edad Media se establece una norma que prohibe a las mujeres casadas mostrar su pelo. Por eso surgen y se desarrollan los tocados y las cofias.

Rostro
El ideal de belleza era el de una mujer con frente ancha y despejada. Para ello, las féminas se depilaban las cejas e incluso en comienzo del cabello.

Maquillaje
Siempre en tonos tenues, lo usaban tanto hombres como mujeres.

Escote
Aunque la mujer empieza a mostrarlo, sus pechos no podían exponerse en exceso ni con su forma natural, por lo que algunos vestidos tenían refuerzos en el interior para aplastar los senos.


Silueta
Durante el siglo XV los vestidos eran de talle alto, se estrechaban debajo del pecho y desde ahí caían sueltos hasta el suelo. Una de las tendencias que responden al ideal de belleza era el vientre abultado que, sin ser ese su objetivo, daba la sensación de que la dama estaba embarazada. Para lograrlo, se colocaba una almohadilla debajo del vestido o, en otras ocasiones, se conseguía rizando (frunciendo) el vestido interno.

Lazada
En esta época aparecen los botones. Además de tratarse de un elemento utilitario, tienen también un carácter decorativo, pero se usaron sólo en las prendas masculinas hasta finales del siglo XVI. Las mujeres mantienen el sistema de la lazada, que se coloca detrás, delante o a un lado indistintamente.

Tejidos
Hasta finales del siglo XVIII el tejido lujoso por excelencia es la seda y todos sus derivados: raso, damasco de seda o terciopelo. Se usaba también la lana o el paño de lana o el lino.

Armiño
Empleado sólo en capas o terminaciones de vestidos (técnica que se conoce como festoneado), su uso, y el de otras pieles como la marta, el gris o el visón, estaba limitado a la nobleza. Las leyes suntuarias establecían que un burgués no podía llevar ropa de este material bajo pena de multa y decomiso de la prenda.

Capas
Hasta el siglo XIX las mujeres no comenzaron a llevar ropa interior. En el siglo XV llevaban sobre su piel unas medias (de lana en invierno y de lino el resto del año) hasta encima de las rodillas sujetas por unas tiras o ligas. Sobre ellas, una saya (túnica de cuerpo entero con un refajo). Por encima, un vestido intermedio y, sobre este, el exterior.

Bolsos
Existen desde la antigüedad. En la Edad Media, al ajustarse las prendas masculinas, se hace necesario que se lleven a la vista. Las mujeres, que siguen vistiendo ropas anchas, los llevan escondidos entre el vestido superior y el interior, y acceden a ellos a través de una apertura tipo bolsillo. Surgen las escarcelas y las limosneras.

Adornos
La fantasía no tiene límites. Lo habitual es que los vestidos estuvieran decorados con brocados con hilos de oro o plata, perlas, cinturones metálicos, cascabeles, fruncidos, bordados, galladuras (combinación simétrica de distintos colores en determinadas partes de las prendas, como las que lucen los bufones) y acuchillados (roturas y cortes en la tela a través de las cuales se ve la prenda intermedia)

Calzado
Mujeres y hombres llevaban unos zapatos similares llamados cracovianas. Elaborados en cuero, terminaban en una punta alargada y elevada. No tenían cordones como los conocemos hoy, pero se ajustaban al pie con unos lazos situados, normalmente, en un lateral.