Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

domingo, marzo 25

Pejesapos: peces que no saben nadar

(Un artículo de F.G. Sitges en el XLSemanal del 2 de octubre del 2011)

Sobre el fondo coralino del arrecife, un pequeño ser vacilante se agita de forma agónica. Es diminuto, de un color intenso. Multitud de pequeños peces se fijan en él. Aquel pequeño ser es una presa fácil. Y no tarda en aparecer el cazador oportunista que se dirige vorazmente a por él. Entonces, el coral cobra vida y unas fauces grotescas se materializan de la nada engullendo al confiado cazador. Un pejesapo acaba de almorzar y, de paso, ha descubierto su posición. Dispuesto a repetir el truco, se desplaza a otro grupo de corales. Pero, al hacerlo, muestra su rasgo más sorprendente. En vez de nadar, camina apoyado en lo que parecen cuatro pequeñas patas.

Las 48 especies de pejesapo comparten unas adaptaciones anatómicas únicas. Todas han convertido sus aletas pectorales en apéndices útiles para la locomoción sobre el fondo marino. Caminan en vez de nadar. Tanto es así que muchas han perdido la vejiga natatoria, aquella que permite a los peces controlar su flotabilidad y, por tanto, nadar. Esto convierte a los pejesapos en esclavos del fondo marino: todo cuanto necesitan lo tienen que obtener sin nadar. Para librarse de los enemigos, aplican ingeniosas técnicas de supervivencia y han conseguido mimetizarse con el fondo gracias a sus vivos y cambiantes colores y a una piel irregular llena de protuberancias. Además, se hinchan ante los predadores tragando mucha agua. Si no se asustan por el tamaño, expulsan el agua y salen despedidos por "propulsión a chorro".

El pejesapo de Commerson, con sus 40 cms, es el de mayor tamaño. Algunos apenas superan los 5 cms.

Para conseguir presas, la primera espina de su aleta dorsal se ha estirado a modo de una pequeña caña y en su tramo final se ha engrosado convirtiéndose en un señuelo que la ‘caña’ mueve con maestría. Por eso, al pejesapo se lo conoce también como ‘pez pescador’.