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martes, febrero 14

A propósito de San Valentín

(Leído Dios sabe dónde hace ni sé cuanto tiempo....)

El eclesiástico Valentín vivió una Roma de época convulsa y llena de intrigas, gobernada por el emperador Claudius. Las ansias de conquista de éste le llevaron a una constante actividad guerrera para expandir el Imperio.


Pareciéndole que los soldados casados se debilitaban por querer estar con sus familias, les prohibió el matrimonio. El edicto imperial afectaba a todos los hombres jóvenes, es decir aquellos que debían servir al ejército romano. Pero el religioso Valentín, comprometido con la causa del amor y resuelto a servir a su Dios hasta las últimas consecuencias, decidió por su cuenta y >riesgo eludir la prohibición del emperador y continuar casando a las parejas que lo desearan. Aunque trataba de ser discreto en las ceremonias, que se celebraban clandestinamente, su fama fue extendiéndose inevitablemente por toda Roma. Finalmente, su actividad de casamentero fue descubierta y el emperador mandó que lo encarcelaran, fue condenado a muerte para que sirviera de ejemplo al clero. Y aquí empieza la leyenda del santo. El carcelero que lo custodiaba, viendo >que Valentín era un hombre de vasta cultura, le llevo a su hija Julia (una >bella e inteligente joven, ciega de nacimiento) para que la instruyera en >la >historia de Roma y la aritmética. El clérigo no desaprovechó la ocasión de >hacer proselitismo religioso y pronto Julia se convirtió a la fe cristiana y pasó a ser su fiel discípula. Un buen día, dicen, se produjo el milagro que le valdría al sacerdote su >posterior canonización: la joven recobró la vista. En la víspera de su >muerte, Valentín le escribió a Julia una carta pidiéndole que se mantuviera siempre cerca de Dios. Finalmente, el eclesiástico fue ejecutado el 14 de febrero del año 270. >


Cuenta la leyenda que Julia plantó junto a la tumba del santo un almendro que daba flores rosadas. Por eso hoy el almendro es símbolo de amor y amistad duraderos. Dos siglos más tarde, su fama no se había extinguido en la Roma ya cristianizada: así fue como, en el año 496, el papa Gelasio I lo canonizó e instituyó el 14 de febrero como día de san Valentín.


Esta festividad católica vino a sustituir, de hecho, a una antigua tradición de origen romano, que se celebraba el 15 de febrero: las fiestas Lupercales o de Lupercalia, con las que Gelasio I quería acabar, por considerarlas paganas y lujuriosas. Los jóvenes romanos ponían en una urna los nombres de las muchachas casaderas del lugar y luego se extraían los nombres al azar. Las >seleccionadas se unían por un año a los hombres que las habían escogido. Después de que la Iglesia católica reemplazara las fiestas de Lupercalia por el día de san Valentín, el viejo rito, lógicamente, se transformó en otro >más acorde con la religión y la moral cristianas: ahora, lo que retiraban >los jóvenes de la urna era una tarjeta con el nombre de algún santo o >santa, >ya no el de una mujer de carne y hueso. De este modo, les tocaba en suerte >rezar y servir durante un año al santo elegido en esta lotería: Muchos historiadores enlazan las fiestas de Lupercalia con otros ritos muy similares, próximos en su fecha de celebración e igualmente relacionados con el amor. Por ejemplo, la antigua costumbre de los británicos era, >igualmente escribir, nombres de >mujeres en pedazos de papel, echarlos en una jarra y sacarlos por turnos: las afortunadas debían ser agasajadas por los hombres con diversos regalos y atenciones.


A partir de estos remotos antecedentes, el día de san Valentín se ha >festejado de uno u otro modo en todo el mundo. En el Reino Unido existe, por ejemplo, una curiosa tradición: las mujeres solteras deben levantarse ese día antes del amanecer y quedarse ante una ventana, en espera de que vean pasar a un hombre; el primero que vean se casará con ellas durante ese año. También fue costumbre, allá por 1700, que la mujer escribiera en papeles los nombres de sus pretendientes, los enrollara en trozos de arcilla y los >metiera en agua: el primer nombre en emerger era el de su amor. En Dinamarca, una de las costumbres más extendidas por san Valentín es la de enviarse, a título de amistad, flores blancas prensadas, llamadas gotas de >nieve. A su vez, los hombres daneses envían cartas de amor (y también de aprecio) denominadas Gaekkebrev, en ellas escriben una rima en el lugar del >remitente, pero ésta no va firmada con su nombre sino con una serie de >puntos, uno por cada letra del nombre del emisario. Si la mujer que recibe >la misiva es capaz de adivinar quién la envió, el hombre debe recompensarla >con un huevo de Pascua...y quién sabe si algo más. Un aspecto que a veces se olvida de la fiesta de san Valentín es el referido a la amistad. En Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, los niños >intercambian tarjetas de felicitación con saludos cariñosos, chistes o críticas que, al igual que los que se dedican los adultos, se conocen como valentines. En algunas escuelas colocan todos los valentines en una caja previamente decorada para la ocasión y, al final del día, los maestros distribuyen las tarjetas.

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