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jueves, diciembre 22

Malva. El color de la química

(Extraído de un artículo deFrancisco Doménech en el suplemento tercer Milenio del Heraldo de Aragón publicado el 1de marzo)

Un químico con perspectiva histórica, y sin complejos, presumiría de que el malva es su color. De ese tono fue el primer colorante artificial, descubierto a mediados del siglo XIX, y que demostró las enormes posibilidades comerciales de la química. Fue un descubrimiento científico que marcó tendencias.

La mauveína o malveína, dos traducciones del nombre común en inglés ('mauveine') de la sustancia química de color malva que también se llama anilina morada, malva o púrpura de Perkin. Le llamen como le llamen, es un compuesto descubierto por William Perkin en 1856. Cualquiera de esas denominaciones populares nos da mucha más pistas sobre la sustancia que
su nombre científico según la nomenclatura química actual: 3-amino-2,9-dimetil-5-fenil-7-(p-tolilamino) acetato de fenazina.

Este nombre es mucho menos usado incluso por los propios químicos, ya que además de difícil de memorizar, solo se usa desde 1994, que fue cuando se conoció con certeza la estructura molecular de la malveína.

Entonces se identificó con precisión al protagonista químico de esta historia, una compleja molécula orgánica. Pero el protagonista humano es el inglés William Perkin. Con 18 años, descubrió este compuesto instigado por su profesor de Química, el alemán August von Hofmann,
quien le había retado a sintetizar la quinina, un medicamento contra la malaria. Para ello, el joven estudiante Perkin intentó oxidar la anilina, pero se topó con un precipitado sólido negruzco, un desastre bastante común para quienes trabajan en síntesis orgánica. Intentando limpiar el resultado de su fallo, Perkin se dio cuenta de que el alcohol disolvía parte de aquel material, que tenía dentro una sustancia de tonalidad púrpura.

Es un conocido caso de serendipia, un descubrimiento que se produce cuando se está buscando otra cosa. Podría simplificarse diciendo que fue de pura chiripa, pero aunque el azar y la suerte influyeron, lo fundamental fue el carácter observador y curioso de un Perkin que, como otros grandes científicos, sacó 'petróleo' de un resultado inesperado y decepcionante. Patentó ese descubrimiento y lo comercializó como 'púrpura de anilina', el primer colorante sintético. Muchos químicos le están agradecidos, pues Perkin fue uno de los primeros en demostrar el potencial comercial de las aplicaciones de esta ciencia.

Antes de Perkin, la única manera de obtener prendas malva era con colorantes naturales que se extraían de seres vivos poco abundantes. Los fenicios, por ejemplo, lo obtenían de una mucosidad de la caracola de marina Murex brandaris. De ese color eran las túnicas de los senadores de la antigua Roma. Y, en 1862, la reina Victoria de Inglaterra se presentó en un acto público con una larga prenda malva, teñida con el colorante de Perkin.

El 'nuevo' color hizo furor en las casas de moda de París y Londres. Pero fue una moda pasajera. Gracias al descubrimiento de Perkin ese color, del que antes sólo presumían unas pocas personas (y las flores de la malva común), ya no era tan exclusivo. En pleno siglo XIX, había prendas malva en cantidades industriales.