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jueves, abril 7

75 años y una noche en la ópera

(Bueno, ya más de una noche, porque este artículo de Laura Ordoñez lo leí en la revista Pantalla de 10 de noviembre de 2010)

La idiosincrasia humorística de los hermanos Marx es única. Estos reyes del absurdo, de los juegos de palabras, de los dobles filos y del humor visual fueron capaces de catapultar a lo más elevado el género de la comedia. Julius Henry, Leonard y Arthur, más conocidos como Groucho, Chico y Harpo, aprovecharon el cine sonoro para dar rienda a su descarada verborrea, desbancando del panorama cinematográfico a colegas de la etapa muda como Chaplin, Buster Keaton o Laurel&Hardy.

Irreverentes, vividores, optimistas y sin complejos, eran capaces de sacar tajada de cualquier situación, siempre bajo sus apodos: Groucho lo adoptó de un personaje gruñón del comic, Chico de la palabra inglesa "chic" (chica elegante) debido a su pasión por las mujeres, y Harpo de su querencia por el arpa.

Su sexta película, Una noche en la ópera (1935), fue considerada por los críticos el mejor filme del trio. Un regalo de 94 minutos planteado como una sátira al mundo de la ópera con los tres hermanos tratando de ayudar a dos cantantes enamorados. Se estrenó el 8 de noviembre de 1935 bajo el lema: "La película más divertida de todos los tiempos". Tres cuartos de siglo desde su estreno, la sexta película de los hermanos Marx continúa haciéndonos reír.

Julius Henry Marx nació en Nueva York en 1890. Fue el tercero de cinco hijos de una familia de emigrantes judíos franco-alemanes encabezada por su padre, un sastre, y su madre, Minnie, descendiente de artistas de vodevil y la responsable de alentar la carrera escénica de sus hijos como medio para salir de la miseria. A los 15 años, Julius aprovechó su amor por el canto para debutar en una compañía de variedades junto a sus dos hermanos mayores, Chico y Harpo, a los que más tarde se unirían Zeppo y Gummo. Rodaron cinco filmes para la Paramount (desde Los cuatro cocos hasta Sopa de ganso) y en 1930 el productor Irving Thalberg les reclutó para la Metro Goldwyn Mayer (MGM), por lo que cambiaron su residencia de Nueva York a Hollywood. Su filmografía abaca cerca de 30 películas. Al final de su vida, Julius triunfó en televisión como presentador del concurso You bet your life (1950-1961) y, cuando abandonó el espectáculo en los años 70, se volcó en la literatura. Entre sus escritos destacan sus cuentos, los artículos para The New Yorker, y la obra que dedicó a su hija Miriam.

Una noche en la Ópera (1935), fue la primera película de los hermanos Marx para MGM tras su ruptura con la Paramount. El valor de esta película no radica en su trama o en su música, sino en sus rutinas cómicas; las mismas que, antes de dar el salto al cine, los hermanos habían practicado innumerables veces en sus números de vodevil (un subgénero dramático que alterna números musicales con partes cantadas en tono de comedia ligera). Su genialidad radica en que cualquiera que vea esta cinta pensará que los mordaces comentarios de Groucho, el estrafalario comportamiento de un mudo con peluca rubia y bolsillos inabarcables, y la incontinencia verbal de un tipo con gorrito incomprensible son frutos de la espontaneidad, pero nada más lejos de la realidad. La película nos obsequia con 175 gags distribuidos en 94 minutos, todos ellos fruto de un profundo análisis y una ensayada ejecución. ¿Quién no recuerda el contrato entre Groucho y Chico ("La parte contratante de la primera parte...")?

Una noche en la ópera se convirtió en la piedra angular de la filmografía de los hermanos Marx. Se redujo el nivel de desmadre que había tenido Sopa de ganso (1933), se introdujo una subtrama romántica y se retomaron los números musicales. El responsable de dotar de argumento al enloquecido humor de los Marx fue irving Thalberg. "Supongo que por entonces existiría cierto número de genios, pero yo sólo conocí a uno: Irving Thalberg", reconocía Groucho sobre el productor que los reclutó para los estudios MGM. El guión, milimétricamente trabajado, suma los esfuerzos de varios profesionales de la Metro, entre los que destaca Buster Keaton, precisamente el único que no aparece en los créditos.

Los cinco hermanos Marx, Chico, Harpo, Groucho, Gummo y Zeppo, se curtieron en la cantera del vodevil y en los teatros de Broadway. En 1923 produjeron su primera revista musical, I'll say she is, a la que la siguió Los cuatro cocos, una obra que, seis años más tarde, adaptarían al cine tras firmar un suculento contrato con la Paramount. Este filme se convirtió en un inesperado éxito de taquilla, y ellos, envalentonados por esta repentina fama, se atrevieron a rodar uno de sus mayores logros creativos, Sopa de ganso.

Contra todo pronóstico, la película se convirtió en un sonoro fracaso, lo que provocó que la Paramount les echara a la calle y Zeppo abandonara a sus hermanos para abrir una oficina de contratación de actores. Por fortuna, la MGM y la RKO no pensaron lo mismo, y hasta 1941 estuvieron trabajando con ellos. Ese año supuso la ruptura de los hermanos Marx. Groucho se decantó por la radio, mientras que Harpo y Chico retomaron la comedia teatral. Años más tarde, decidieron reunirse para salvar a Chico del caos financiero en el que se había sumergido a causa de su ludopatía y rodaron Una noche en Casablanca y Amor en conserva.

El humor corrosivo y surrealista de los Marx ha dejado impronta. Basta mirar la filmografía de Woody Allen, que llegó a conocer a Groucho cuando éste ya era octogenario, aunque lo suficientemente lúcido como para entablar un cruce de piropos con él al afirmar que Allen era el único humorista que valía la pena por aquel enconces. Las referencias de Allen a los hermanos Marx son muchas, pero su mayor homenaje lo encontramos en Todos dicen I love you, cuyo título hace referencia a una canción que los Marx interpretan en Plumas de caballo. Además, el personaje de Alan Alda es un apasionado fan del trío humorístico, y en la escena final se celebra un baile donde todos los invitados se disfrazan de Groucho (excepto uno que va de Harpo). [...]

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