Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

jueves, diciembre 31

The butterfly lovers, a Chinese legend

(Taken out from the Wikipedia - I looked it up after reading a comment in a newspaper article)

The legend of Liang Shanbo and Zhu Yingtai is set in the Eastern Jin Dynasty, even if the earliest record may be traced back to the late Tang Dynasty.

Zhu Yingtai is a beautiful and intelligent young woman, the ninth child and only daughter of the wealthy noble Zhu family of Shangyu, Zhejiang. Breaking traditions that restricted females from going to school, she convinces her father to allow her to disguise herself as a young man and travels to Hangzhou to attend classes. During her journey, she meets Liang Shanbo, a scholar from Kuaiji (now known as Shaoxing), who lives in the same province as her. They chat and feel a strong affinity for each other at their first meeting. Hence, they gather some soil as incense and take the oath of fratenity in the pavilion of a thatched bridge.

For the next four years in school, they share the same room where there is only one bed and two quilts. Zhu Yingtai falls in love with Liang Shanbo gradually. Although Liang equals Zhu in their studies, he is still a bookworm and fails to notice the feminine characteristics exhibited by his classmate.

One day, Zhu Yingtai receives a letter from her father, asking her to return home as soon as possible. Zhu Yingtai has no choice but to pack her belongings immediately and bid Liang Shanbo farewell. However, in her heart, she has already confessed her love for Liang Shanbo and is determined to be with him for all eternity. Before her departure, she reveals her true identity to the headmaster's wife and requests her to hand over a jade pendant to Liang Shanbo as a betrothal gift.

Liang Shanbo accompanies his "sworn brother" for 17 miles to see her off. During the journey, Zhu Yingtai hints to Liang Shanbo that she is actually a woman. For example, she compares them to a pair of mandarin ducks (symbolic of lovers in Chinese culture) but Liang does not catch her hints and does not have even the slightest suspicion that his companion is a woman in disguise. Zhu Yingtai finally comes up with an idea and tells Liang that she will act as a matchmaker for him and her sister. Before they part, Zhu reminds Liang to visit her residence later so he can propose to marry her "sister". Liang and Zhu reluctantly part ways at the pavilion where they first met.

Months later, when Liang Shanbo visits Zhu Yingtai, he discovers that she is actually a woman. They are devoted to and passionate about each other and they make a vow of "till death do us part". The joy of their reunion is short-lived as Zhu's parents have already arranged for her to marry a man from a rich family called Ma Wencai. Liang Shanbo is heartbroken when he hears the news and his health gradually deteriorates until he becomes critically ill. He dies in office later as a county magistrate.

On the day of Ma Wencai and Zhu Yingtai's marriage, mysterious whirlwinds prevent the wedding procession from escorting the bride beyond Liang Shanbo's grave, which lies along the journey. Zhu Yingtai leaves the procession to pay her respects to Liang Shanbo. She descends in bitter despair and begs for the grave to open up. Suddenly, the grave opens with a clap of thunder. Without further hesitation, Zhu Yingtai throws herself into the grave to join Liang Shanbo. Their spirits turn into a pair of beautiful butterflies and emerge from the grave. They fly together as a pair and are never to be separated again.

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miércoles, diciembre 30

Bebidas de frutas

Porque a veces no sabemos lo que bebemos...

Zumo - Procede de frutas frescas. El elaborado a partir de concentrado suele estar reconstituido con agua y aromas especiales.

Néctar de fruta - Se obtiene añadiendo un 50% de agua -como máximo- al zumo natural. También se le puede agregar azúcar, sin sobrepasar los 20 grs por litro.

Refresco a base de zumo - Debe tener, al menos, un 8% de zumo en el de naranja, un 10% en el de melocotón y 12% en el de uva. lleva azúcar y colorantes.

Refresco aromatizado - No tiene por qué llevar zumo y contiene aromas y colorantes. Eso sí, no puede utilizar ese término o la imagen de la fruta como reclamo.

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martes, diciembre 29

Nasrudin y el yogui

(Cuento de Paulo Coelho de XLSemanal del 19 de abril)

Nasrudin, el maestro loco de la tradición sufí, pasa frente a una gruta, ve a un yogui en plena meditación y le pregunta qué está buscando.

–Observo los animales, y he aprendido de ellos muchas lecciones que pueden transformar la vida de un hombre –dijo el yogui.
–Enséñame lo que sabes y yo te enseñaré lo que aprendí, pues, en cierta ocasión, un pez me salvó la vida –responde Nasrudin.

El yogui se queda asombrado: si un pez salvó la vida de aquel hombre, debe tratarse sin duda de un santo. Decide, por tanto, enseñarle todo lo que sabe.Cuando termina, le dice a Nasrudin:

–Ahora que te he enseñado todo lo que sé, sería para mí un honor escuchar la historia de cómo un pez te salvó la vida.
–Fue sencillo. Yo estaba casi muriéndome de hambre cuando lo pesqué y gracias a él conseguí sobrevivir tres días.

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lunes, diciembre 28

Dios, Laplace y Napoleón

(Leí una referencia a esta anécdota el año pasado en un artículo de Punset en el XLSemanal, y lo he completado con notas de Internet)

Se cuenta que cuando Pierre Simon Laplace (1749-1827) presentó a Napoleón -a quien siempre interesó la ciencia- su libro “Traité de Mécanique céleste”, éste -que había sido alumno suyo en la Escuela Militar- amigo de preguntas embarazosas, le comentó: “Habéis escrito un libro sobre el sistema del Universo, sin haber mencionado ni una sola vez a su Creador”. A lo que el autor contestó: “No he necesitado esa hipótesis, Sire”.


La respuesta de Laplace hacía hincapié en el hecho de que 100 años antes, cuando Newton interpretó el funcionamiento del sistema solar utilizando su ley de la gravitación, no fue capaz de explicar ciertas irregularidades que deberían aparecer en algunas órbitas planetarias. Newton hacía entonces intervenir a Dios para corregir dichas anomalías y que el sistema siguiera siendo estable. Cuando le contaron a Lagrange este episodio, exclamó: ¡Ah, pero es una bella hipótesis, eso explica muchas cosas!


Nota: Laplace llegó a ser ministro del interior con Napoleón aunque sólo durante un mes, siendo rápidamente sustituido por Luciano Bonaparte. Recibió la Legión de Honor de manos del emperador en 1805, así como el título de Conde del Imperio en 1806, abandonando definitivamente sus principios republicanos. Cuando Bonaparte era victorioso, le dedica el tercer volumen de la Mécanique céleste donde le elogia como “el pacificador de Europa”. Sin embargo, tras la caída del emperador vota en el Senado a favor de su primer destierro a la isla de Elba, pasándose a las filas borbónicas. Entre otros honores, fue nombrado Marqués recibiendo en 1817 de nuevo la gran cruz de la Legión de Honor, esta vez de Luis XVIII.

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domingo, diciembre 27

Reciclaje para torpes

(Como seguro que hay alguien más por ahí que tiene dudas con lo del reciclaje, copio las notas que daba el suplemento dominical de El Mundo sobre el particular...)

Contenedor de papel
Papel de periódicos y folios
Revistas de papel satinado
Las hojas y tapas de los cuadernos de espiral (se separan antes de tirarlos, si)
Colillas y restos de tabaco (alucinante, pero eso era lo que decía)
Tubo de cartón del papel higiénico

Nota: No hay que echar papel sucio

Contenedor de envases
Envases varios de plástico
Bolsas de plástico no biodegradables
tetrabriks
Papel de aluminio (si no está manchado)
Bandejas de porexpan (las blancas de los supermercados)
Tapas de yogures (y el vasito de los mismos si no es cristal)
Papel "film" de envolver
Botes de "spray"
Papel encerado (del que envuelve la comida)
Maquinillas de afeitar desechables
Tubos vacíos de pasta de dientes

Desechos orgánicos y basura normal (el de toda la vida, vamos...)
Copas rotas de cristal
Bombillas incandescentes
Preservativos usados
CDs y DVDs
Espejos
Pañales usados
Las espirales de los cuadernos de espiral (se separan antes de tirarlos, si)
Tapones de corcho
Zapatillas de deporte

Punto SIGRE (en las farmacias)
Medicamentos caducados
"blisters" de pastillas
Sobres vacíos de medicamentos

Otros
Móviles y portátiles se pueden llevar a la tienda donde se compraron o llevarlos al punto limpio
Aceite usado de cocina - al punto limpio
Pilas gastadas - al contenedor especial o a la tienda donde se compren las nuevas
Los termómetros de mercurio al punto limpio
las bombillas de bajo consumo al punto limpio (tienen mercurio, ojo)
Radiografías viejas (a la farmacia o a un centro sanitario)
Los rejojes rotos y pequeños electrodomésticos al punto limpio
Cartuchos de tinta y toners al punto limpio

NOTA: las cosas de plástico que no son envases NO van por defecto al contenedor de envases...

sábado, diciembre 26

¿Cuándo tomarse las pastillas?

(leído en mujer de hoy, y aunque de momento no es necesario, es bueno saberlo :-))

6:00 h
Inflamación y dolor
Los transtornos propios de la artritis se controlan mejor si los corticoesteroides se toman antes del alba.

8:00 h
Úlcera
El tratamiento a base de antibióticos e inhibidores se debe de administrar por la mañana, cuando la acidez gástrica es más pronunciada.

17:00 h
El catarro
Si estás resfriada, tómate un antipirético para bloquear el pico de síntomas que se genera sobre las seis de la tarde, cuando la temperatura corporal alcanza su máximo.

21:00 h
Arterias sanas
La guerra contra el colesterol se gana después de la cena. Los fármacos a base de estatinas para combatir el exceso de colesterol son más eficaces por la noche.

viernes, diciembre 25

Valor añadido

(Intento leer todos los artículos de S. McCoy en su blog "valor añadido" de El Confidencial. Suele tratar de economía, pero el martes pasado me sorprendió, con un retazo sobre el verdadero valor añadido de estas fechas. Os lo dejo para que disfruteis tanto como yo)

Acababa de consumarse el fracaso. Se sentía engañado, defraudado, arrepentido. Dolido y súbitamente ajeno a esa mujer que amamantaba a su hijo recién nacido. Que no era suyo, que nunca sería carne de su carne. Dios no podía actuar así. Todo había sido un sueño, una sugestión, una manera de envolver el pecado de su esposa en los ropajes de una historia increíble. Qué torpe había sido. De repente, aparecía la cruda realidad delante de él. No tenía fuerzas ni para la ira. Sorprendido, sintió cómo dos lagrimones bajaban por sus mejillas. Salió del cochambroso portal lleno de heces de ganado, echó una mirada atrás en busca de María y el niño, apoyó la cabeza en sus curtidas manos y se dejó llevar por el desconsuelo. No podía más. Ya no.
Siempre le había precedido su fama de hombre justo. De la estirpe de David, conocía rudimentariamente la Ley, que trataba de aplicar en su vida. Desde pequeño había acompañado a su padre en las distintas obras en las que se requería su trabajo. En una época en la que los oficios, como tales, no existían, José lo mismo levantaba un muro que alisaba un suelo o tallaba por encargo un mueble, su afición favorita. De ahí que algunos le llamaran carpintero. Siempre fuera de Nazaret, pueblo demasiado pequeño como para ganarse el sustento, y a donde sólo volvía para dormir cuando el agotamiento se lo permitía.

Pronto se convino su boda con María, de cuya casa mediaban apenas 50 metros, colina abajo. La conocía de siempre. Una niña hacendosa, callada y obediente que era pretendida por otros muchos. Joaquín y Ana no pusieron impedimento alguno. No buscaban riquezas sino honra y respeto y para ellos José era el candidato ideal. Sería el siguiente solsticio de verano, cuando el Sol alcanzara su cénit. Estaba deseando que llegara el momento. Ya lo decía la Escritura: el hombre no tiene que estar sólo. Desde el momento del compromiso, cuanto más la trataba mayor era su convencimiento de que sería la mujer perfecta para su proyecto de vida. Era feliz.
Todo cambió aquella tarde en la que regresaba a casa tras una dura jornada cerca del Monte Tabor. De camino a su hogar se paró en el de María, como era su costumbre. Se encontró a su futura suegra llorando amargamente. Antes de que pudiera decir nada, Joaquín salió a su encuentro y le llevó a un aparte. María está embarazada, le dijo de sopetón y se extendió en una serie de explicaciones para las que ya no tenía oídos. Que si una aparición, que si el Hijo de Dios, que si… Se le cayó el alma a los pies. María, su María. Pero… eso era imposible. De repente su futuro se había hecho añicos como una vasija de barro cocido estrellada contra el suelo. El casamiento no podría tener lugar. José decidió repudiarla en secreto.

Fue esa noche cuando sintió, por primera vez, esa misteriosa voz. Inundó su sueño con una presencia tal que era imposible negar su existencia: “No temas, decía, toma a María. El niño ha sido engendrado por el Espíritu Santo. Le pondrás por nombre Jesús”. Cuando se despertó tuvo una certeza tal sobre su vocación, sobre el destino de felicidad al que había sido llamado, que no dudó en cumplir las palabras del ángel. Se desposaría inmediatamente con María, se abandonaría en brazos del Señor y asumiría su condición sacerdotal, de vida como sacrificio para que se cumpla la voluntad divina. Si Dios se había manifestado de aquella manera, le llevaría de la mano por el buen camino.

Cuán equivocado estaba. Desde aquél momento todo había sido un desastre. Nada más contraer nupcias, María le dijo que tenía que partir a visitar a su prima Isabel, que se encontraba embarazada de seis meses y necesitaba su ayuda, pues era bastante mayor. José se opuso radicalmente. De poco le sirvió. Dispuso pues, al menos, acompañarla. Sufrió con cada paso fatigoso que su mujer dio por las sinuosas colinas de Judá, entre vómitos y sofocos. Cuando al fin llegaron a casa de Zacarías, fue incapaz de obtener la promesa de que sería avisado con antelación de su regreso para poder ir a recogerla. Estaré lo que haga falta, le dijo ella con ternura. María se demoró cerca de tres meses y José tuvo que aguantar a su vuelta las pícaras miradas de aquellos que sabían que la niña había partido al poco de celebrarse el enlace. Su prominente tripa revelaba lo evidente.

Durante los cinco meses siguientes por fin pudo sentir el calor de su familia. María se afanaba en las tareas del hogar y él trataba de pasar en casa la mayor cantidad de horas posible. Se sentía arrepentido de haberla dejado partir y trataba de recuperar el tiempo perdido. Cumplidos los ocho meses, se promulgó un edicto de César Augusto según el cual cada ciudadano debía ir a empadronarse, con su familia, a su lugar de nacimiento. Eso suponía bajar de Nazaret a Belén, un trayecto enorme para una mujer en tal estado de gestación. Sin embargo, la disposición no admitía demora. Contrariado subió a María en una mula y se dispuso a partir. Si Dios quería poner a prueba su fe, desde luego lo estaba logrando. Con creces.

El viaje fue un tormento. ¿Por qué su Señor, en quien había confiado, lo consentía? María sufría constantes dolores de parto que les obligaban a detener el paso con frecuencia. Todo el mundo parecía con prisas por cumplir con tan pesado trámite y las posadas del camino estaban llenas de aquellos que podían desplazarse en medios más ligeros. Tuvo que vivir de la piedad de algunos familiares y amigos a lo largo del camino. Y, conforme pasaban los días, el fantasma del escepticismo inundaba sus pensamientos. No era verdad, no podía ser verdad. Desde luego ese no era el Dios que él conocía, el que habían anunciado los profetas, del que bebía la Ley que le habían inculcado desde chico.

Fue entrar en Belén y María se puso de parto. Bastante había aguantado. Acudió a casa de sus parientes en la ciudad, que le rechazaron amablemente. Pero… no podía ser. Recorrió distintos hospedajes; todos completos. Además, nadie quería complicarse la vida. Sólo una palabra de Yavhé habría sido suficiente, ¿dónde estaba? Sin embargo, cuanto mayor era su desesperación, más grande era la paz que desprendía su esposa. Al final, un orondo tabernero le cedió un piojoso establo, insalubre, donde pastaban, ajenos a todo, una mula y un buey. Ésta no podía ser la morada elegida por Dios para su descendencia. No cabía duda, todo había sido fruto de su imaginación.

Y entonces ocurrió. José, ¿por qué lloras? La misma voz, el mismo tono que aquella primera noche, que cuando la revelación. Levantó su rostro en busca de la nada y lo volvió a hundir entre sus piernas. De repente, un martilleo constante golpeó sus sienes: Ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor repetía incesante. Poco a poco levantó la mirada. Una luz cegadora envolvía el portal y por los caminos adyacentes a él se empezaban a escuchar las palabras acaloradas de los pastores que venían en busca de un recién nacido que habría de rescatar su dignidad. Entonces comprendió todo: frente al poder de la Ley, el Poder del Amor; contra el valor del tener, el respeto al Ser; ante la propia voluntad, la preeminencia del otro. Entró presuroso en el Portal, besó al niño, abrazó a María y rompió a llorar otra vez. Por primera vez en mucho tiempo, era de nuevo feliz. Nunca más apartaría la mirada de su destino. Callado, se dispuso a ocupar su discreto e imprescindible papel. Con el que ha pasado a la Historia.

jueves, diciembre 24

Un Belén para tiempos de crisis

(Me lo acaba de enviar mi hermana y es buenísimo)
Mañana quiero empezar a poner el belén en mi casa, y, como estoy en crisis, las decisiones que voy a tomar son las siguientes:

Pastores.
Para nadie es un secreto que en todos los belenes hay más pastores que ovejas, parece absurdo, pero siempre ha sido así. Por supuesto me veo obligado a deshacerme de todos, menos uno. Instalaremos pastores eléctricos (cercas electrificadas) con el fin de controlar a las ovejas, y, una vez instalado, se plantea la posibilidad de sustituir, en breve, al pastor por un perro con experiencia.

Personajes gremiales.
Es sorprendente la cantidad de artesanos que puede haber en un belén: el herrero, el panadero, el de la leña, el carpintero (haciendo una desleal competencia a San José que se ha cogido baja paternal), el tendero,... y sin embargo es, también, sorprendente ver los pocos clientes que hay. La decisión que hemos tomado es despedir a todos los artesanos, es duro, pero no ha quedado otro remedio. En su lugar hemos contratado a un chino, que en un pequeño comercio fabricará y venderá todos los objetos que vendían los artesanos. (Si el chino decide subcontratar 15 menores para sacar el trabajo es un tema en el que no nos queremos meter).

Posadero.
El chino se hará cargo también de la posada. Además, últimamente habían llegado quejas de atención al cliente por parte de José y María. La posada podría funcionar con el sistema de cama caliente.

Lavanderas.
Que manía tienen en los belenes con lavar la ropa, con lo fría que debe estar el agua, con tanta nieve. Se suprimen los trabajos de lavanderas, que además eran ocupados siempre por mujeres. Cada uno se lavará su ropa en los ratos libres, potenciando así la equiparación de sexos en cuestión de tareas domésticas.

Ángel anunciador.
Suprimidos casi todos los pastores, no tiene sentido la figura de un ángel anunciador. Se sustituye por un anuncio luminoso, en donde además podremos anunciar las ofertas del chino.

Castillo de Herodes.
A Herodes le mantengo en su puesto, no es que haga mucho, pero manda, y no es cuestión de ponerse a despedir directivos. Soldados, me quedo con dos por razones de seguridad, (que bastante calentita está la zona) pero los externalizo. Los contrataré por medio de Prosegur Castillos, para que me presten servicio como guardas de seguridad. Ahorro en costes fijos y gano en flexibilidad.

Paseantes varios.
Es sorprendente ver la cantidad de personajes que abundan en un belén sin hacer nada, absolutamente nada. Todos despedidos. Esto lo teníamos que haber hecho hace tiempo.

Paseantes con obsequios
. He observado que otro grupo de paseantes, algo menos ociosos, pero no mucho más productivos, se dirige hacia el portal con la más variada cantidad de objetos. Uno con una gallina, otro con una oveja, otro con una cesta, otro con un hatillo (¿qué llevará el misterioso personaje del hatillo?),...

Puesto que todos tienen el mismo destino, organizaremos un servicio de logística, para rentabilizar el proceso. Despediremos a todos los paseantes, uno de ellos se quedará con nosotros (contratado a través de una ETT), y con ayuda de un animal de carga recogerá las viandas cada tres días y las acercará al portal.

Reyes Magos.
Por supuesto con un solo rey es más que suficiente, para llevar el oro, el incienso y la mirra. Eliminamos dos reyes, dos camellos y los pajes. Posiblemente nos quedemos con el rey negro para no ser acusados de racistas, además es posible que quiera trabajar sin que le demos de alta. Tengo que estudiar, también, la posibilidad de dejar tan solo el incienso y vender el oro y la mirra a otra compañía, ya que debemos de reducir al máximo la inversión en regalos de empresa.

Mula y Buey.
La única función de estos animales es dar calor. Esta función será desempeñada por una hoguera, que gasta menos combustible. Realizaremos un "assessment center" con los dos animales, y el que lo superé trabajará como animal de carga en el servicio de logística antes citado.

San José y la Virgen María.
Está más que demostrado que el trabajo que hacen ambos en el portal puede ser desempeñado por una sola persona, y evitamos dos bajas de maternidad/paternidad. Por razones de paridad nos quedamos con la Virgen María y, lamentablemente, tenemos que despedir a San José (con lo que había tragado el hombre en esta empresa).

El niño Jesús
. A pesar de su juventud tiene mucho potencial, y además parece ser que su padre es un pez gordo. Le mantenemos como becario con un sueldo de mierda, hasta que demuestre su valía.

El Belén queda pues de la siguiente forma: Un pastor, con ovejas en un cercado, un chino con un comercio/posada de 24 horas, Herodes y dos guardas subcontratados, un paseante -por ett- con la mula (o el buey) haciendo repartos, el rey negro -ilegal-, la virgen y el niño.

Va a ser mas soso que otros años, ¡¡pero me ahorro una pasta!!


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martes, diciembre 22

Carnaval en Aquisgrán

(Un artículo de Eusebio lahoz en El País que me recuerda la minivisita que hice a este carnaval hace unos años aprovechando que Azu estaba por allí)

Existe una expresión en alemán que dice así: "Ich verstehe nur Bahnhof". La traducción literal al castellano sería: "Sólo entiendo estación". Suele usarse cuando uno está en medio de una marabunta, con mucho ruido, y no alcanza a oír lo que su interlocutor desea que escuche. Sucede a menudo con las voces que salen de los megáfonos de las estaciones, que uno no entiende nada, sólo estación. Es la versión alemana del "no entiendo ni papa". Pues bien, si usted aparece por Aquisgrán -Aachen, en alemán- durante los carnavales, en febrero (este año hasta el día 21), corre el riesgo de experimentar esa expresión. Algo placentero, sobre todo si le gusta probar cervezas en ciudades con embrujo.

El temperamento alemán no suele permitirse excesos de expresividad emocional. Eso lo sabe cualquiera. Pero cuando se pone, se pone. Suele pasar, como el que no sale nunca por la noche, pero el día que sale, vuela. Pues lo mismo. Aquisgrán tiene mucho que ver con eso. Es tranquila como un molusco, pero cuando llega el carnaval deja que el tigre que lleva dentro brame y se desmelene.

Aquisgrán tiene una ubicación especial. Se halla al lado de Colonia y de Düsseldorf, y entre Bélgica y Holanda. Es una de esas ciudades cómodas donde todo está a tiro de piedra y cuyo casco viejo es deslumbrante. Su Universidad es una de las más prestigiosas de Alemania (sobre todo la de Ingeniería Técnica). Ello la convierte en una ciudad universitaria en la que se juntan estudiantes de todas partes del país, y también de Europa, los célebres erasmus, que también en Aquisgrán interpretan su habitual cambio de pareja.

Se conoce por ser la ciudad de Carlomagno. Aquí mantuvo su Gobierno y murió en el año 814. Ello convirtió a Aquisgrán, entre los años 813 y 1532, en el centro cultural cristiano más importante del momento. A finales del siglo XVIII fue tomada por el Ejército francés. De ahí data el inicio del carnaval, pues cuenta el mito que los habitantes de Aquisgrán solían disfrazarse con vestidos parecidos a los que llevaban los soldados con ánimo antimilitarista, de burla. Desde 1950, Aquisgrán otorga el Premio Carlomagno, toda una leyenda en Europa, que pretende distinguir a quienes hayan trabajado por la integración de Europa.

Pasear por el centro histórico de la ciudad es una gozada. Conviene no perderse el Ayuntamiento, construido sobre las ruinas del palacio de Carlomagno en 1353. La catedral, la joya gótica de la ciudad, es igual de monumental -conserva un relicario con restos del emperador-, se considera la más antigua del norte de Europa y tiene su origen en la capilla Palatina mandada construir por Carlomagno a finales del siglo VIII. Todo este centro histórico es un imán para la inquietud del viajero. La piedra gris de las fachadas y del suelo empedrado resplandece, a pesar del paso del tiempo, por lo que la belleza de la sede imperial carolingia parece como si fuera un juguete usado por un niño muy pulcro.

Pero un casco viejo sin bares es como un semáforo en Venecia. Los alemanes también se dieron cuenta de eso. Y solucionaron el problema. Cualquier bar cercano a la Markt Platz celebra el carnaval. Pero es preciso tener en cuenta el Domkeller (Hof Strasse, 1), local lleno de buen rollo, amenizado con disc jockeys; y, un poco más abajo -en Kapuzinergraben, 4-, el Stehgraa, un pequeñísimo bar insertado dentro de la antigua cervecería Degraa, de la que aún se conserva el restaurante, en el que, a pesar de sus dimensiones, se instauran unas sesiones de risas trascendentales. Tampoco hay que olvidar que en Katschhof, la plaza que hay entre la catedral y el Ayuntamiento (cuesta, pero acabará encontrándola), se dispone una carpa con música en vivo.

La fiesta empezó oficialmente hace semanas, el día 11 del mes 11 a las 11.11. El 11 es un símbolo del carnaval, el número loco (narrenzahl). Representa la igualdad de '1' frente a '1', pero también las 11 jornadas de diferencia entre el año lunar y el solar, días en los que todo puede cambiar. Y desde 1829, en Aquisgrán, el consejo que preside la sociedad carnavalesca tiene 11 miembros (elferrat).

Pero es ahora, a principios de febrero, cuando realmente estalla la fiesta del carnaval, con varias citas. Mañana, por ejemplo, la orden de los Oecher Penn desfilará por el centro de la ciudad, una cita que cumple 150 años. El jueves 15 de febrero está programada la Weiberfastnacht, el carnaval de las mujeres. Ellas, en señal de su poder, suelen cortar las corbatas a los hombres trajeados (y mejor que sea a partir de las 11.11). Luego todos juntos acaban en los bares. Hay quien busca excusas en ideas inverosímiles. El día 19 tendrá lugar la Rosenmontagsumzug, cabalgata del lunes de carnaval, cuando toda la ciudad se lanza a la calle a ver el desfile y los disfraces durante varias horas.

Si usted prefiere mantenerse al margen del arrebato, podrá visitar el Museo de Arte Contemporáneo, el Forum Ludwig. Es una kunst halle muy sugerente, con fondo permanente y exposiciones temporales. También, relajarse en las Carolus Therme, unas termas muy fashion de las que le costará salir. O visitar bares diferentes, ajenos al ambiente carnavalesco, como el Kittel (Pontstrasse 39), tranquilo y con música exquisita, o el Haupquartier, cuyo ambiente alternativo es de lo mejorcito. También tiene su gracia acudir, de visita, al hospital llamado Klinikum, situado en las afueras de la ciudad, pues su arquitectura (tubos de colores atravesando el edificio...) es verdaderamente original, pero no menos que el interior, lleno de escaleras eléctricas y forrado de moqueta de colores que hacen que se parezca a unos grandes almacenes de suministros industriales.

Sea como sea, si a eso de las siete de la tarde le pica la curiosidad, entrar en el bar Stehgraa es interesante. Si lo consigue descubrirá un mundo raro. Desconocidos que se abrazan, personajes que cantan, jubilados que lloran de alegría, cervezas que se elevan... Cuando por fin llegue a la barra, el camarero le estará esperando con una cerveza, no hace falta que le diga: "Ich verstehe nur Bahnhof", él ya lo sabe.

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domingo, diciembre 20

El aprendiz impertinente

(Cuento de Paulo Coelho de XLSemanal del 19 de abril)

–No tenemos puertas en nuestro monasterio –le comentó Shantih al visitante.
–¿Y qué pasa con las personas inoportunas que vienen a perturbar la paz del lugar?
–Las ignoramos y acaban marchándose.
–¿Nada más? ¿Y eso da resultado?
Shantih no respondió. El visitante insistió algunas veces más. Viendo que no obtenía respuesta, resolvió partir.
–¿Has visto como sí que funciona?, –se dijo Shantih, sonriendo.

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sábado, diciembre 19

Buscando personal para la Expedición Endurance

(Este es un anuncio publicado en The Times en 1914 buscando hombres para la Expedición Endurance. Lo mejor es que Ernest Shackleton no tuvo ningún problema en encontrar suficientes candidatos -¡¡5000 personas respondieron al anuncio!!)

"Se buscan hombres para viaje peligroso. Salario bajo, frío agudo, largos meses en la más completa oscuridad, peligro constante, y escasas posibilidades de regresar con vida. Honores y reconocimiento en caso de éxito."

Sir Ernest Shackleton

jueves, diciembre 17

Sobre whisky escocés y lingotazos

(Especialmente dedicado a F., A., C. y McMoo)

Scotch whisky
Madurado un mínimo de tres años en barricas de roble, en tierras escocesas y con una graduación igual o superior a 40%.

Scotch malt whisky
Elaborado únicamente con cebada malteada en destilerías escocesas

Scotch whisky blended
Mezcla de whiskies de malta y de grano provenientes de distintas destilerías en Escocia

Single malt scotch whisky
Destilado en una sola y única destilería en tierras escocesas

Pure malt scotch whisky
Mezcla de distintos single malt individuales y destilados en distintas destilerías de Escocia.

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martes, diciembre 15

Epur si muove...

(¡¡Y tanto!!, se podría añadir. Me refiero a la Tierra, claro, y todo lo que sigue lo leí hace unos meses en XLSemanal)

- Rotación - Es el movimiento que efectúa la Tierra girando sobre sí misma a lo largo de un eje ideal que pasa por sus polos. Una vuelta completa, tomando como referencia a las estrellas, dura 23 horas y cincuenta y seis minutos y cuatro segundos, denominándose día sidéreo. Si tomamos como referencia el Sol, el mismo meridiano pasa frente a nuestra estrella cada 24 horas.

- Traslación - La Tierra se mueve alrededor del sol por la gravedad. El lapso necesario para que se repitan las estaciones del año dura 365 días, cinco horas y cuarenta y siete minutos. El movimiento que describe es una trayectoría elíptica de 930 millones de kilómetros a una distancia media del Sol de 150 millones de kilómetros. El planeta se desplaza a 29,5 Kms/seg.

- Precesión - Este movimiento, similar al que realiza una peonza cuando su eje de rotación deja de ser vertical, se debe a que la Tierra no es esférica, sino un elipsoide achatado por los polos. Una vuelta completa de precesión dura 25.767 años, ciclo que se llama año platónico.

- Nutación - También es debida al achatamiento de los polos y a la atracción de la Luna sobre el eje ecuatorial. Este recorre a su vez una pequeña elipse (como si fuera una pequeña vibración). Una vuelta completa a la elipse suponen 18,6 años, lo que implica que en una vuelta completa de precesión la Tierra habrá realizado 1.385 bucles.

- Bamboleo de Chandler - Se trata de una pequeña oscilación del eje de rotación de la Tierra que añade 0,7 segundos de arco en un periodo de 433 días a la precesión de los equinoccios. Fue descubierto por el astrónomo norteamericano Seth Carlo Chandler en 1891, y actualmente no se conocen las causas que lo producen, aunque se han propuesto varias teorías.

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jueves, diciembre 10

¿El pájaro está vivo?

(Cuento de Paulo Coelho del XLSemanal del 19 de abril)

El joven estaba concluyendo su periodo de preparación y muy pronto pasaría a enseñar. Como todo buen alumno, necesitaba desafiar a su profesor y desarrollar su propia manera de pensar. Así que capturó un pájaro, lo agarró con una mano y lo llevó hasta él:

–Maestro, ¿este pájaro está vivo o muerto?

Su plan era el siguiente: si el maestro contestaba `muerto´, él abriría la mano y el pájaro echaría a volar. Si la respuesta fuese `vivo´, él lo aplastaría entre los dedos. De esa manera, el maestro siempre estaría equivocado.

–Maestro, ¿el pájaro está vivo o muerto? –insiste.

–Mi querido alumno, esto va a depender de ti –es el comentario del maestro.

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domingo, diciembre 6

That English cooking noone abroad knows....

(Extracted from the Expat Daily Telegraph - I advice to look for the photographs...)

Yorkshire pudding

The Yorkshire pudding, that lynchpin of the Sunday roast, was conceived in the 18th century as something to fill up those who could not afford much meat. The first recipe appeared in 1737 in The Whole Duty of a Woman. Described as a “dripping pudding”, cooks were instructed to “make a good batter as for pancakes”, cook it under a shoulder of mutton and keep it “light and savoury” by frequently shaking the handle of the pan. In Yorkshire, the pudding is traditionally served with gravy as a starter dish, with meat and vegetables to follow.

Grilled kippers

The smell of grilled kippers can linger in the kitchen for weeks, but it is well worth it to have as breakfast or tea with brown bread smothered with butter and a cup of tea. Some of the tastiest kippers are produced by L Robson and Sons smokehouse in the small fishing village of Craster, Northumberland. A fourth generation family business, they have been smoking kippers for over 130 years.

Bread and butter pudding

Redolent of school dinners, bread and butter pudding originated as a means of using up stale bread by the poor, who did not want to waste whatever precious bread they were able to obtain. They would steam the stale bread and add various ingredients, such as fruit or meat, before baking it in the oven. The pudding eventually evolved to include more exotic ingredients and at the start of the 17th century, it made its way into the mainstream. Once the working and middle classes could afford more luxurious foods such as eggs and milk, they created the first bread and butter pudding comprising slices of buttered bread, baked in an egg custard dotted with dried fruit.

Bubble and squeak

Made from mashed potato and a green vegetable, usually cabbage, and fried in butter, bubble and squeak has most often been made as a means of using up leftovers from the Sunday lunch. It’s thought to have derived its curious name from the sounds it makes when it cooks: the ingredients are first boiled – giving us the bubbles and then fried, producing a squeaky noise.

Cornish pasties

The first reference to Cornish pasties dates back to 1300 and by the end of the 18th century they had become the staple diet of working men across Cornwall, who took the portable pasty with them to work. A compact shape, it was easy to carry and the pastry case insulated the filing of meat and potato. Its distinctive D-shape is thought to have enabled tin miners to eat them underground, with the crimped edge being used as a handle which was then discarded due to the high levels of arsenic in many tin mines.

Beef Wellington

Beef tenderloin coated with pate, then wrapped in puff pastry and baked is better known as Beef Wellington. Although its label is a matter of contention, it is thought to be named after Arthur Wellesley, the First Duke of Wellington, who crushed Napoelon at Waterloo and is thought to have had a fondness for a dish of beef, truffles, mushrooms and pate cooked in pastry.

Devilled kidneys

Lamb’s kidneys flash fried in a spicy sauce of mustard and cayenne pepper – better known as devilled kidneys – were a popular staple of the Edwardian breakfast table. The spicy offal were allegedly a favourite dish of Lord Lucan, who cooked them late a night to lift his spirits after an unlucky evening at his favoured gambling establishment, the Clermont Club.

Black pudding

Sitting alongside eggs, bacon and sausages as part of a full English breakfast, black pudding is reviled and adored in equal measure. Made from blood, mostly from pig or cattle, it is cooked with a filler such as bread or oatmeal until it is thick enough to be cooled. Some of the best black pudding hails from Clonakilty in County Cork and Bury in Greater Manchester.

Haggis

Often served with neeps and tatties as part of a Burns night supper, Scotland’s national dish – haggis – contains sheep’s heart liver and lungs, minced with onion, oatmeal and spices, and traditionally boiled in the animal’s stomach. But for the more squeamish modern consumer, haggis is now more often prepared in a casing rather than an actual stomach. As well as eating haggis, it is also used in a sport called haggis hurling, which involves throwing a haggis as far as possible.

Kedgeree

A breakfast dish comprising curried rice, smoked fish, boiled eggs and parsley, the roots of kedgeree – or khichari – are bedded in Indian cooking. As the British Raj colonised the sub-continent, the dish was adapted to British tastes and brought home to these shores.

Spotted Dick

Theories abound about the etymology of this somewhat dubiously named pudding. Spotted Dick, known to have been served in Britain for around 200 years, is thought to have earned its ‘spotted’ label from the currants that dot the sponge; but as for the second half of its name, some suggest that it is a derivation of ‘pudding’, which was shortened to ‘puddinck’ and then to ‘puddick’ and then just ‘dick’. The pudding became more notorious yet when in 2002, prudish managers at a Gloucestershire hospital renamed the desert ‘Spotted Richard’, but it has since regained its previous, giggle-inducing name.

Banger

A meaty banger resting on a cloud of buttery mashed potato – and preferably doused in red onion gravy – is the ultimate in comfort food. Sausages were first conceived around 3000BC by the Sumarians who lived in what is present-day Iraq; they came up with the idea of using nutritious yet unappetising bits of animal and preserving them, probably by drying them in warm winds in casing made from animal guts. It was during the Second World War that sausages earned the name ‘banger’ when they contained so much water that during cooking, they could explode with a loud ‘bang’.

Shepherd’s Pie

Minced lamb topped with mashed potato, better known as “Shepherd’s Pie”, was first made as a means of using up leftover roasted meat and as well as having a potato crust, the dish was also lined with mashed potato. It acquired the name “Shepherd’s Pie” in the 1870s and is most definitely not to be confused with “Cottage Pie”, made with minced beef.

Toad in the hole

Debate rages about where the recipe for sausages baked in batter got the name of “toad in the hole”. Its earliest incarnation was in the 18th and 19th centuries when various cuts of meat, not just sausages, were used. The hole is thought to refer to the position of the meat in the pastry and the notion of secreting delicacies in holes in a batter pudding goes back to Roman times. The earliest reference to the recipe occurs in a provincial glossary of 1787, which cites Toad in the Hole as meat boiled in a crust.

Melton Mowbray pork pies

Roughly chopped pork and pork jelly encased in a hot water crust pastry has achieved almost legendary status. The Melton Mowbray pork pie uses uncured meat and its hand formed crust gives each pie a uniquely irregular shape. In 2008, following a 10-year fight, Melton Mowbray pork pies were given Protected Geographical Status by officials in Europe, which means that only producers making pork pies in the vicinity of Melton Mowbray can use the town’s name.

Fish and chips

Freshly bought from the chippy and steaming away quietly in their newspaper wrapping, fish and chips are unbeatable. Following the development of trawler fishing in the North Sea in the second half of the 19th century, fish and chips became a cheap, popular and filling food among the working classes. Chips are believed to have first appeared as a dish in England in the mid 19th century. In Charles Dickens’ A Tale of Two Cities, published in 1859, he refers to “Husky chips of potatoes, fried with some reluctant drops of oil”. The first chippy was opened in London the following year by a Jewish proprietor, Joseph Malin, who sold “fish fried in the Jewish fashion” with chips.

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sábado, diciembre 5

Aquí el desierto, dígame

(Leído en la Wikipedia tras leer una frase sobre esto en el periódico)

En EEUU también, concretamente en el desierto de Mojave, estuvo colocada la cabina más famosa del mundo. El único teléfono público en 57.000 kilómetros cuadrados, a 24 kilómetros de la autopista interestatal, adquirió protagonismo mundial después de que un bloguero publicara su número en 1997. Dicho número era originalmente el (714) 733-9969, antes de que el prefijo cambiara a 619 y posteriormente a 760.

El teléfono original (magnético y con manivela) se instaló en 1960 para dar servicio a los mineros locales y otros habitantes del área, y probablemente reemplazó una cabina más antigua situada treinta millas más al sur. El modelo original de disco se cambió por un modelo de teclas en los 70.

Seguramente el telefono tuvo poco uso durante los decenios siguientes hasta que se convirtió en un sensación de Internet en 1997. Un habitante de Los Angeles vió una indicación del teléfono en un mapa del Mojave y decidió ir a verlo, escribiendo una carta sobre un aventura a una revista alternativa donde incluía el número de teléfono. Godfrey Daniels, un emprendedor local, leyó la carta y publicó la primera de una serie de páginas web dedicadas a la cabita telefónica del Mojave. Pronto, los aficionados comenzaron a llamar a la cabina en espera de que alguien respondiera mientras unos cuantos peregrinaban a la cabina para atender el teléfono, a menudo acampando al lado. Algunos de los que llamaban incluso grababan sus conversaciones. Pasado cierto tiempo, la cabina acabó cubierta de pintadas y mensajes hechos por los viajeros que llegaban hasta allí.

En 1999 el periodista John Glionna de Los Angeles Times publicó un encuentro con un hombre en la cabina que declaraba que el Espíritu Santo le había pedido que respondiera al teléfono. El hombre pasó allí más de 32 días y respondió más de quinientas llamadas, incluyendo las de alguien que llamó repetidamente y que se identificó como el "Sargento Zeno del Pentágono".

La cabina fue retirada por Pacific Bell el 17 de mayo de 2000 a instancias del Servicio Nacional de Parques y su número descartado de forma permanente por política de la empresa. Oficialmente la retirada se debió a la necesidad de parar el impacto ambiental causado por tanto visitante aunque la presión local descontenta con el aumento de tráfico también pudo habercontribuido. Además, una carta escrita por el entonces superintendente de la Reserva Nacional de Mojave menciona unas tasas largamente olvidadas por Pacific Bell. Más tarde una placa tipo lápida se puso en el mismo sitio, pero fue retirada por el Servicio Nacional de Parques. Algunos aficionados denunciaron que la cabina había sido destruida por Pacific Bell tras su retirada.

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viernes, diciembre 4

The Economist: una respuesta a la ley del maiz

(Un artículo de Carlos Salas en El Mundo del 23 de agosto)

Las personas que todas las semanas se llevan The Economist bajo el brazo para presumir de su buen inglés y de que son ciudadanos instruidos, no saben lo que deben a un sombrerero escocés. Harto de que el Parlamento británico dictara leyes proteccionistas, el fabricante de sombreros James Wilson decidió fundar The Economist en 1843 para oponerse a otro desaguisado de los políticos británicos: La Ley del Maíz.

Con esta ley, el Parlamento esperaba detener la ola de importaciones de este cereal, materia prima que se empleaba para hacer pan. Sólo lograron que subiese el precio del maíz, y que se produjera una poderosa hambruna. Wilson logró echar abajo la ley. Y puso las bases del credo al que The Economist ha sido fiel durante años: el libre comercio. «Creemos que el mercado libre -el libre intercambio de bienes-, hará más que cualquier agente en extender la civilización y la moralidad por todo el mundo y acabará con la esclavitud».

Bueno, quizá el comercio libre no ha acabado con muchas lacras, pero más de un siglo y medio después parece que los pilares de The Economist son como los pilares de la tierra: indestructibles. La palabra de Adam Smith (hay que dejar intervenir a la mano invisible del mercado) es su Biblia, lo cual le ha dado un éxito planetario. El presidente de EEUU Woodrow Wilson no se perdía ningún ejemplar, y el ministro británico de Exteriores Lord Grinville reconocía que cuando le asaltaban las dudas sobre qué hacer, esperaba a los editoriales de The Economist. Jefes de Estado, primeros ministros, empresarios, profesores, académicos o amantes del buen análisis componen el universo lector de esta revista. Como decía uno de sus editores: «Es una revista para gente que tiene dinero pero no tiene tiempo». Quizá su visión del mundo es demasiado británica, pero siempre es brillante y llena de pistas.

A finales del siglo XX, el magazine tenía una circulación de 600.000 ejemplares en todo el mundo, y aunque seguía creciendo de año en año, su aumento era siempre muy modesto. ¿Se estaba agotando el modelo? ¿O es que en el mundo no había más de 600.000 intelectuales?

Fue entonces cuando se tomó la decisión más revolucionaria de su historia: meter papel cuché, introducir color y hacer las portadas más sexys. ¿The Economist, sexy? ¿No era eso traicionar el espíritu serio y distante de la revista?

Pero bastaba mirar a otras revistas de economía como Business Week o Fortune, para darse cuenta de que las portadas tenían que ser sexys para atraer a más lectores. Decidieron introducir ilustraciones pintorescas, dibujos humorísticos e imágenes que parecieran carteleras de cine. «En mayo de 2001, The Economist fue rediseñado, lo que supuso incluir color en todas las páginas. No sólo parecía tener un aire más ligero y más fresco, sino que era más novedoso», afirmaba Christopher Collins, uno de los subdirectores en una entrevista.

Paradójicamente, al éxito contribuyó la decisión de no cambiar un detalle muy antiguo: las páginas editoriales. Son las que están al principio, y en las que la revista pontifica sobre los temas de interés. Ahí estaba gran parte de su gancho y a pesar de que lucían un poco antiguas, no se tocaron porque era su ADN.

Pero hubo un hecho dramático que le dio un gran empujón, algo que ahora se llama un cisne negro: el ataque terrorista a las Torres Gemelas disparó la demanda de explicaciones (los simples por qués), y 200.000 lectores nuevos en el mundo entero acudieron a esta fuente que siempre ha vendido materia gris. Además, el truco de The Economist, como explica Collins, es que hace campañas de publicidad en tiempos de crisis cuando otros títulos recortan sus campañas de marketing y de publicidad (como ahora). «Este ruido permitía que la revista estuviera delante de la nariz de esos lectores ocasionales», afirma Collins.

Como resultado, en el segundo semestre de 2004, la prestigiosa revista británica superó por primera vez en su historia la barrera del millón de ejemplares.

Y hoy, a pesar de que ha sufrido una caída de la publicidad, como Business Week y otras revistas, es la mayor referencia analítica del universo económico. Se lee en 200 países, especialmente en los círculos más poderosos. De EEUU vienen la mitad de sus ventas. En Gran Bretaña circulan 150.000 ejemplares y en el resto de Europa unos 200.000. La revista se imprime en cinco países los jueves por la noche. Los viernes por la mañana está en los kioscos, justo para explicar al mundo por qué pasa lo que pasa... desde un punto de vista algo british, pero siempre original.

The Economist es una revista sin firmas. Los artículos que llevan firma sólo corresponden a autores invitados (economistas políticos). Los artículos no los escribe un periodista sino muchos. «Suele quedar menos del 50% de lo que envío», confesaba la antigua corresponsal en España. Cada texto es rehecho por grupos de subeditors que verifican las cifras, las fechas y los nombres, y además, le dan el estilo The Economist. ¿Cuál es? Primero, cada opinión debe estar sustentada por un dato. Segundo, apoyar siempre el libre mercado. Tercero, debe estar escrito en buen inglés, no sólo claro, sino elegante. Cuarto, un fino sentido del humor que reluce sobre todo en los comentarios de las fotos.

Muchos han intentado copiar el estilo de la revista de economía más poderosa del mundo. Pero han fracasado porque para ello se requiere la tradición británica de la discussion (debate), además de 166 años de vida.

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jueves, diciembre 3

El castillo Gallardo

(Leído en "Un barco más grande")

Se decía que Château-Gaillard era un castillo imposible de conquistar, una fortaleza inexpugnable. Ciertamente los cronistas del medioevo eran muy dados a la exageración y el término “fortaleza inexpugnable” se usaba del mismo modo en que hoy en día se usan expresiones como “código irrompible” o “clave indescifrable”, pero aún así Châteu-Gaillard era un magnífico castillo. Lo había diseñado el mismísimo Ricardo Corazón de León por lo que, ya desde el momento de su construcción, el castillo estaba envuelto en un aura de leyenda caballeresca.

A finales del s.XII dos hombres se enfrentaron en Europa. Ricardo I de Inglaterra era uno de ellos y Felipe Augusto, rey de Francia, el otro. Felipe II era un gran estratega y un hábil político. Durante su reinado consiguió grandes victorias en el campo de batalla y su astucia le permitió reducir el poder de los señores feudales y sentar las bases para un estado francés. Si hubiera nacido en cualquier otro momento es probable que se hubiera convertido en una leyenda, pero Felipe II tuvo la desgracia de coincidir espacial y temporalmente con Ricardo Corazón de León, de cuya sombra no logró escapar nunca. Felipe ganaba las batallas dando las órdenes a sus generales desde la retaguardia (cosa normal, por otro lado) y Ricardo, en cambio, luchaba junto a sus hombres (rodeado siempre de un importante número de caballeros dispuestos a defenderlo y a sacarlo del campo de batalla si las cosas se ponían feas). Felipe era feo, tuerto, un poco enfermizo y bastante inútil con las armas; Ricardo era atractivo, alto y habilidoso con la espada. Felipe era serio y callado, gastaba poco dinero y su corte no destacaba por nada, como no fuera por su austeridad. Ricardo, al contrario, era amante de las fiestas, derrochó a manos llenas el tesoro de las arcas inglesas, le encantaban la música y los torneos, y dominaba a la perfección los medios de comunicación de la época: los trovadores, que veían en él una auténtica mina de inspiración para sus canciones. Él mismo cantaba y componía tonadas.

Por si todo esto fuera poco, Ricardo no había dudado en pisotear el honor de Felipe ante la vista de toda Europa. A pesar de estar prometido con la hermana del rey francés, Adela, Ricardo la rechazó aireando la relación entre ésta y su padre, Enrique II, fruto de la cual había nacido una bastarda. En Sicilia, camino de Tierra Santa, Ricardo conoció a Berenguela de Navarra y se casó con ella ignorando las amenazas de excomunión por romper su compromiso con Adela. Aunque lo cierto es que nunca le interesaron las mujeres, ni siquiera su propia esposa a la que apenas vio un par de veces en toda su vida.

Es de esperar que Felipe estuviera hasta las narices de aquel rey que se creía un héroe de leyenda. Ricardo era pendenciero y traicionero, estaba ahogando en impuestos a sus súbditos para pagar sus locuras y, si bien es cierto que era un gran general y ganaba más batallas que perdía, como estratega era nefasto: luchaba allí donde no obtendría beneficio alguno y evitaba batallas que podrían ser cruciales. Elegía el campo de batalla en función del honor y la gloria que pudiera obtener. Felipe mandaba a sus ejércitos allí donde era necesario, pero prefería usar la intriga y las maniobras políticas para conseguir sus fines, lo que implicaba un menor derramamiento de sangre. Sin embargo era a Ricardo a quien adoraba la gente, era Ricardo el que protagonizaba las canciones, el que era considerado el ideal personificado de la caballería. Las madres musulmanas asustaban a sus hijos con un ¡Qué viene Ricardo! como quien hoy dice ¡Que viene el coco!. Felipe también había luchado en Tierra Santa y también se había enfrentado a Saladino (el tercer gran héroe de la época), pero nadie asustaba a sus hijos diciendo ¡Qué viene Felipe Augusto!

No es de extrañar que la noticia del cautiverio de Ricardo a manos de su enemigo, Enrique VI de Alemania, cuando regresaba de las cruzadas fuera un motivo de gran alegría para Felipe. El rey francés no tardó en aliarse con el hermano menor de Ricardo, Juan Sin Tierra, prometiéndole el trono de las islas a cambio de que entregara a Francia gran parte de las posesiones inglesas en el continente, entre ellas Normandía. Para alguien que se había enfrentado a Ricardo Corazón de León, lidiar con Juan Sin Tierra era como quitarle un caramelo a un niño. Pero la alegría de Felipe duró poco. Los numerosos partidarios de Ricardo reunieron la increíble suma de dinero que el rey alemán pedía por su rescate. El león volvía a casa y con él, los dolores de cabeza de Felipe.

Ricardo no tardó en poner en su sitio a su hermano Juan. Lo mandó a Irlanda y se volvió a proclamar rey de Inglaterra. Pronto recuperó las tierras perdidas por Juan, entre ellas la más importante: Normandía. Ricardo estaba empeñado en que Normandía permaneciera en manos inglesas y para ello decidió construir la mayor fortaleza que nadie hubiese contemplado jamás. No solo quería un castillo inexpugnable, Ricardo quería sobre todo un castillo sobre el que se escribieran canciones. Quería un castillo a la altura de su leyenda.

Para su emplazamiento eligió una meseta junto al Sena en Les Andelys, una población a 100 kilómetros de parís formada por dos aldeas fortificadas: Petit Andely y Grand Andely. Pese a que las obras duraron apenas un año, el castillo era realmente magnífico. No se parecía en nada a los pequeños castillos ingleses. Ricardo había invertido en aquella construcción más que en todos los castillos construidos en las islas durante todo su reinado. Como modelo, había usado los castillos de Tierra Santa y en su diseño se incluyeron las últimas innovaciones de la época. La gigantesca mole de piedra caliza dominaba la meseta sobre la que se alzaba, el valle a sus pies, el río Sena y toda Normandía, pues nadie controlaría jamás la región sin tomar aquella plaza. ¡Qué gallardo! se dice que exclamó Ricardo Corazón de León cuando vio acabado su castillo. Y así se llamó: Château-Gaillard, el castillo gallardo.

Château-Gaillard solo se podía atacar por el sur, ya que el resto de sus lados estaban protegidos por escarpados riscos. Los enemigos únicamente podían acceder por la suave pendiente de su cara sur pero allí se encontraba la primera fortificación: una construcción triangular con murallas de cuatro metros de grosor, tres inmensas torres y dos más pequeñas. Si se superaba esta parte se llegaba al segundo recinto, más grande y protegido por una muralla igual de imponente y cinco altas torres, todo ello rodeado por un profundo foso. Y dentro de este segundo recinto estaba el tercer obstáculo: una muralla con diecisiete torres, que protegía el torreón principal y las construcciones más importantes. Todos los muros eran festoneados con lo que se minimizaba el efecto de los proyectiles de catapulta. Bajo tierra había una red de túneles y almacenes dispuestos para guardar provisiones en caso de asedio.

Por si esto fuera poco, el cerro mismo donde se alzaba el castillo estaba protegido por una red de fosos y murallas. Además, bajo el castillo estaba Les Andelys y, junto a pueblo y castillo, había una isla fortificada que dominaba el cauce del Sena. Los tres asentamientos estaban unidos por una red de cadenas de hierro bajo el agua que, en caso de necesidad, se podían alzar y bloquear por completo el tráfico fluvial.

Ricardo quería un castillo digno de las historias de caballería y lo había conseguido.

Felipe II probablemente tardó un tiempo en creerse las noticias que llegaron a él en abril de 1199. Ricardo había acudido en persona a lidiar con un señor menor de Limoges que se había sublevado. El noble se había hecho fuerte en Chalus-Chabrol, un castillo insignificante y apenas protegido, pero Ricardo se empeñó en llevar aquel asunto en persona. Una vez en el lugar, se acercó él mismo a las murallas del castillo para inspeccionarlas y planear el asalto pero, antes de que pudiera darse cuenta, tenia una saeta clavada en el hombro y un ballestero daba saltos de alegría en la muralla enemiga. Ricardo se enfureció y ordenó el asalto inmediato al castillo. Se puso al frente de sus tropas sin detenerse siquiera a que el médico le extrajera el proyectil. La plaza cayó con facilidad pero cuando Ricardo acudió a que le curaran ya era demasiado tarde, la herida estaba infectada. La gangrena se llevó la vida de Ricardo Corazón de León pocos días después. Para Felipe aquello fue un regalo de Dios. Su archienemigo había muerto y no de una forma honorable y caballeresca, sino profundamente estúpida, en una batalla insignificante y sin gloria alguna.

El sucesor de Ricardo fue su hermano menor Juan Sin Tierra que pasó por encima del auténtico heredero al trono inglés: Arturo. Arturo era hijo de Godofredo, hermano de Juan y Ricardo. Godofredo, aunque muerto tiempo atrás, había nacido antes que Juan por lo que cualquier hijo que tuviera iba por delante de éste en la línea sucesoria. Pero el caso es que Arturo era pupilo (o rehén, según se mire) de Felipe II y, pese a ser el legítimo heredero, se le consideraba más francés que inglés. Además, las leyes de sucesión podían ser interpretadas tanto como férreas normas inquebrantables, como simples recomendaciones generales, según los intereses del aspirante en cuestión. La realidad es que Juan no tuvo problemas ni reparos en poner sobre su cabeza la corona de Inglaterra.

Felipe esperó. Juan no era Ricardo. No tenía su carisma, ni sus seguidores, ni su resolución en el campo de batalla. Como había supuesto el rey francés, muchos nobles retiraron su apoyo al nuevo monarca; más que por creyeran que era un usurpador, lo abandonaban por considerarlo débil e indigno. Tras un par de años, cuando Juan ya había demostrado su ineptitud y con gran parte de su pueblo en contra, Felipe sacó del armario a Arturo, revindicó los derechos del niño al trono, prestó apoyo a su causa y se lanzó a la guerra contra Inglaterra. Arturo duró muy poco. Juan consiguió capturarlo en la batalla de Mirebeu. Ordenó que le cortaran la polla y, con ella, cualquier aspiración que pudiera tener a la corona. El chico murió de la conmoción.

Pero a Felipe II le importaba poco Arturo y sus aspiraciones, que no eran más que una excusa para comenzar la guerra. Su objetivo era recuperar gran parte de las tierras inglesas en el continente. Sobre todo quería volver a tener en sus manos Normandía. Tras una campaña relámpago en la que arrebató a Juan todas las fortalezas menores de la zona, en 1203 se lanzó al asalto del castillo Gallardo.

Roger de Lacy no era un gran señor, eso lo tenía asumido. Su título de barón era más simbólico que otra cosa, ya que su baronía se reducía a un pueblucho perdido y minúsculo al norte de Cheshire. Roger nunca se consideró a si mismo más que un soldado y durante toda su vida sirvió fielmente a la corona inglesa. Cuando recibió la orden de convertirse en castellano de Château-Gaillard, Roger, pese a sus escasos veinte años, ya era un veterano que había demostrado con creces su eficacia y su lealtad. Entre otras muchas batallas, Roger había luchado en Acon al lado de Ricardo y, allí, sus hombres le otorgaron el apodo de Infierno Lacy.

El 10 de agosto de 1203, Infierno Lacy y los 180 hombres que formaban la guarnición del castillo se despertaron rodeados por un ejército francés de más de seis mil soldados. Aunque la diferencia de fuerzas era grande, Lacy no pensó en ningún momento en rendir la plaza. Un hombre sobre una muralla, vale por muchos bajo ella y aquel formidable castillo era muy fácil de defender con pocas tropas. Si los franceses se decidían por un asalto frontal, tendrían que avanzar bajo las murallas por una estrecha franja de tierra hasta llegar a la puerta, y durante todo el camino una lluvia de flechas, piedras y fuego caería sobre sus cabezas. La única opción era sitiar el castillo.

Felipe ordenó montar un campamento fortificado a los pies de la fortaleza. Se construyeron zanjas defensivas y empalizadas alrededor del mar de tiendas y estandartes que era el ejército francés, de los bosques cercanos se empezó a traer madera para la construcción de armas de asedio y ambos ejércitos, el de doscientos hombres y el de seis mil, se prepararon para el sitio, uno de los más largos y crueles que se verían en toda la Edad Media.

Roger de Lacy no temía al ejército de Felipe. Los sótanos del castillo contenían provisiones suficientes para que él y sus hombres aguantaran el asedio durante más de un año. Tiempo más que suficiente para que el rey Juan enviara refuerzos. Roger confiaba en su rey, no le quedaba otra opción. No tenía tierras en el continente, ni sabía nada de aquella región que todos deseaban y que él debía proteger. Él solo era un soldado inglés, cuyas posesiones en las islas (aunque fueran unas tierras casi sin valor) y las de toda su familia dependían de su lealtad al trono, se sentará en él quien se sentara. Le habían encomendado mantener aquel castillo y, ya podía tener al mismo Felipe Augusto con miles de hombres a sus puertas, que Infierno Lascy iba a defender Château-Gaillard con uñas y dientes.

La ayuda llegó, un par de meses después de que comenzara el asedio, y fue una grata sorpresa para los defensores descubrir a quien había enviado el rey en su ayuda: el mismísimo Guillermo Marshal, según algunos “el más grande caballero que jamás ha existido”

Guillermo Marshal, como hijo menor en una familia de nobles menores, no tenía muchas expectativas. Cuando no era más que un niño, el rey escoces Stephen lo tomó como rehén para rendir el castillo de su padre. Frente a las murallas, puso un cuchillo en el cuello del joven Guillermo y amenazó con cortarle la garganta si las puertas del castillo no se abrían. El padre de Guillermo gritó su respuesta desde lo alto del muro: “Todavía tengo el martillo y el yunque con los que forjar más y mejores hijos que ese” Por fortuna para Guillermo, Stephen no cumplió su amenaza, pero el niño descubrió que para su familia no era nadie y tendría que buscarse la vida por sus propios medios.

Guillermo carecía de títulos, tierras, dinero... lo único que tenía era su talento. Un talento para luchar, según algunos sobrehumano, al que consagró toda su vida. Sirvió como soldado en multitud de batallas hasta que, a los veinte años, fue hecho prisionero por Leonor de Aquitanía, madre de Ricardo y Juan. La reina, impresionada por las palabras que escuchó sobre el valor y la destreza de aquel joven, no solo le perdonó la vida sino que lo nombró caballero. Desde entonces, poniendo su espada al servicio de unos y otros, pero nunca contra la familia que lo había armado, Guillermo se ganó la vida como caballero errante. En pocos años amasó una fortuna gracias a los rescates que obtenía de los parientes de sus prisioneros en batalla y a los premios en los torneos. En el siglo XII los torneos todavía no eran la pantomima en la que se convertirían siglos después, eran enfrentamientos brutales en los que no era raro acabar tullido o muerto. Los participantes, además del premio que obtenían si ganaban, tenían derecho a quedarse con las armas y monturas de los adversarios vencidos. De Guillermo se decía que participó en más de quinientas justas y no perdió jamás. Puede que no fueran tantas, pero lo que sí que es cierto es que Guillermo fue de los pocos caballeros que se hicieron ricos en los torneos, llegando a igualar a Ricardo Corazón de León como protagonista de leyendas y canciones.

Al comienzo de la guerra entre Juan y Felipe, Guillermo se puso de parte de Juan Sin Tierra. Hay quien dice que si Juan no hubiera contado con el prestigio y la fama de la Flor de la Caballería, como llamaban a Guillermo, nunca habría conseguido hacer triunfar su causa. En 1203, Juan lo puso al mando del ejército encargado de romper el sitio de Château-Gaillard.

Guillermo Marshal hizo lo que pudo pero el espectáculo que ofreció a Infierno Lacy y a sus hombres, que lo observaron todo desde las murallas, no fue el que éstos esperaban. Atacó a los franceses por el río y los atacó por tierra; y en ambos frentes fracasó.

La flota no tuvo en cuenta el macareo del Sena (le mascaret), una especie de marea fluvial en forma de ola que solo se da en unos pocos ríos. Cualquier capitán de la zona hubiera sabido de este fenómeno, pero el hombre que puso Juan al mando de sus barcos no reaccionó a tiempo ante la gran ola que venía corriente arriba y las barcazas inglesas acabaron desperdigadas. La mayoría terminó en manos francesas aunque unas pocas pudieron huir.

En tierra no le fueron mejor las cosas al ejercito de caballeros comandados por Guillermo. Felipe II había dirigido la construcción del campamento de asedio francés (aunque luego abandonó la zona para dedicarse a otros asuntos) y se aseguró de que su ejército tuviera las mejores defensas. Las tropas de Guillermo cargaron varias veces, siempre con el mismo resultado. La caballería inglesa se estrellaba una y otra vez contra el muro que formaba la infantería francesa, o caían en las zanjas defensivas, o sus caballos se empalaban en las estacas que rodeaban el campamento. Finalmente Guillermo y sus hombres huyeron de la zona sin haber cumplido con su misión. El asedio continuaba y los franceses prácticamente no habían tenido bajas.

Para empeorar las cosas, días después, en una acción nocturna llevada a cabo por unos pocos hombres, las tropas de Felipe Augusto se hicieron con el control de la isla fortificada que dominaba el río. Desde allí comenzaron una ofensiva contra Les Andelys. Los habitantes del pueblo, asustados abandonaron sus casas y se dirigieron en masa al castillo a buscar protección. Con la isla y el pueblo en sus manos, los franceses recuperaban el control del Sena. Ahora Château-Gaillard había pasado a ser un objetivo secundario. Sin embargo, Felipe no estaba dispuesto a abandonar el castillo. Con la zona entera en sus manos podía limitarse a esperar a que la guarnición se rindiera o se muriera de hambre, pero el rey francés tenía un interés personal en aquella fortaleza. Era la joya de Ricardo, su castillo inexpugnable y Felipe II no iba a descansar hasta conquistarlo.

Por su parte, tras el contraataque francés, Roger de Lacy se encontraba ante el mayor dilema de su vida. Ante las puertas de su castillo tenía a dos mil civiles, los refugiados de Les Andelys, pidiendo que los dejasen entrar.

Roger era un militar y, desde un punto de vista militar, dejar entrar a aquella gente era una locura. Las provisiones que podrían alimentar a sus hombres durante un año apenas durarían un mes o dos si entraban dos mil personas al castillo. Además, tantos civiles por en medio no harían más que entorpecer la defensa. Pero Roger ya no era únicamente un militar. También era el castellano de Château-Gaillard y como tal tenía unas obligaciones. La gente de Les Andelys eran sus vasallos. Los habitantes del pueblo pagaban impuestos, servían al castillo llevando a cabo todo tipo de trabajos y ofrecían parte de sus cosechas para alimentar a la guarnición. A cambio, el señor que gobernara el castillo solo tenía protegerlos. Ellos habían cumplido con su parte del contrato y allí, ante las puertas de Château-Gaillard, pidieron a Roger Infierno Lacy que cumpliera la suya. Las puertas del castillo se abrieron para permitir pasar a los civiles.


Es posible que R
oger de Lacy no esperase un asedio largo y éste fuera el motivo para dejar entrar a los civiles. Château-Gaillard era una plaza demasiado importante como para que Juan la dejase caer en manos de Felipe sin luchar por ella. Ricardo habría mandado a todos sus hombres, con él al frente, para proteger su querida fortaleza. Pero ya hemos dicho que Juan no era Ricardo y mientras Roger de Lacy esperaba refuerzos, lo que llegaron fueron malas noticias. Juan no iba a mandar refuerzos. Ni siquiera tenía en mente hacerlo a largo plazo. Se excusaba alegando tener que tratar otros asuntos más importantes y no poder prescindir de ningún hombre. Château-Gaillard y todos los que en él se refugiaban eran abandonados a su suerte. Cuando Infierno Lacy recibió las negras noticias tenía a dos mil civiles en su castillo, un ejército de seis mil franceses a sus puertas, las despensas vacías y se acercaba el invierno.


Cualquier otro castellano probablemente hubiera tomado la opción más sensata: rendir el castillo a Felipe. Pero a Lacy no lo importaba que su rey lo hubiera abandonado ni que no tuviera esperanzas de resistir, le habían dado la orden de defender Château-Gaillard y él iba a defender Château-Gaillard
.


Aproximadamente en octubre de 1203 Lacy expulsó al primer grupo de civiles. Con la comida a punto de agotarse y sin la esperanza de un pronto rescate, no había forma de mantener a toda la gente. Afortunadamente para ese grupo de exiliados, los franceses se apiadaron de ellos y les dejaron atravesar sus líneas. Días después, las puertas del castillo se abrieron de nuevo para que saliera otra parte de los habitantes de Les Andelyes y, otra vez, el ejército francés los dejó ir en paz.


El tercer y último grupo no tuvo tanta suerte. Cuando a Felipe II le llegó la noticia de que los civiles estaban abandonando el castillo y su ejército los estaba dejando pasar montó en cólera. Inmediatamente envió una orden a sus generales: nadie, bajo ningún concepto, fuera cual fuera su condición, debía abandonar la fortaleza asediada.


Los refugiados fueron recibidos con una nube de flechas cuando se acercaron a las posiciones de los soldados franceses. Asustados, corrieron de vuelta al castillo pero las puertas no se abrieron y desde las murallas les llovían piedras.
“No os conocemos, ¡largaos de aquí!” fue la respuesta a sus súplicas que recibieron de los guardias de Château-Gaillard. Muchos de los hombres de la guarnición eran de Les Andelys y es seguro que tendrían amigos y familiares entre los cientos de personas que imploraban por volver a entrar; pero el invierno estaba al caer y no había comida en el castillo para alimentar tantas bocas. Ni siquiera había comida suficiente para la guarnición.


Felipe II había querido que los civiles acabaran con las existencias del castillo pero la nueva situación tampoco le desagradaba. La moral de los ingleses quedó destrozada cuando tuvieron que abandonar a su suerte a sus propias familias.


Más de medio millar de personas, entre las que había ancianos y niños se refugiaron en la tierra de nadie. A mitad de camino entre sitiados y sitiadores, se desperdigaron por las rocas sobre las que se alzaba el castillo. Sin comida ni refugio, las gente de Les Andelys vieron como los días pasaban, el invierno llegaba y el sitio no terminaba. Se escondían al abrigo de las peñas y se agrupaban para mantenerse en calor. El único sustento que tenían eran las pocas hierbas que crecían entre las rocas.


Los meses fueron pasando y Lacy no rendía la fortaleza ni los franceses hacían ningún movimiento. Los civiles morían de hambre y frío a los pies del castillo Gallardo. La única ayuda que recibieron fue una manada de perros que los ingleses echaron del castillo. Aunque eran animales escuálidos, fueron devorados.
Guillermo el Bretón, cronista oficial de Felipe Augusto y testigo presencial del asedio, relata como una mujer embarazada parió a su bebe muerto y el resto de supervivientes, que a esas alturas ya no eran muchos, se lo comieron al instante.


Llegó la primavera y con ella Felipe II. Hasta la última villa, castillo, pueblo o granja de Normandía estaba ya en su poder. Solo resistía
Château-Gaillard y al rey francés se le había terminado la paciencia. Lo primero que hizo al llegar a la zona fue permitir el paso a los civiles que habían sobrevivido al invierno en tierra de nadie, ya solo un centenar a esas alturas. Los alojó en su campamento y ordenó que se los alimentara de forma abundante. Los cronistas franceses ven en esta acción un ejemplo de la benevolencia de Felipe Augusto. La mayoría de los historiadores sostienen una versión menos romántica: Felipe se había cansado de esperar y tenía planes para tomar el castillo. Todas aquellas personas no harían más que entorpecer esos planes. Además, con el calor llegaban las plagas, que en la edad media eran el peor enemigo de un campamento militar, los exiliados del castillo eran un foco de peste seguro y el rey los quería lejos de sus hombres lo antes posible.


Aún aceptando la poco creíble versión francesa sobre los motivos de Felipe, su forma de obrar tuvo funestas consecuencias. Más de la mitad de los refugiados supervivientes murieron a causa de
las úlceras pépticas y de las hemorragías gastrointestinales que la abundante comida repentina causó en sus estómagos.


Felipe dio una última oportunidad de rendición a Lacy y éste contesto que solo lo sacarían del castillo arrastrándolo por los pies. El rey se puso a ello.
Felipe ordenó a sus ingenieros que acelerasen las labores de zapa y les proporcionó más trabajadores para la tarea. Al poco, los túneles franceses llegaron bajo la muralla del primer baluarte y socavaron sus cimientos de tal modo que una de las torres se vino abajo. Mientras los franceses entraban, Infierno Lacy ordenó a sus hombres que se replegaran al segundo recinto y prendió fuego al primero.


Las llamas acabaron con las construcciones inglesas de madera pero la piedra permaneció en pie, por lo que los franceses pudieron usar el baluarte recién conquistado como nuevo asentamiento. Desde allí, en mejor posición, las catapultas y los trabuquetes franceses bombardearon sin descanso las murallas del castillo hasta conseguir abrir brecha. Una vez los ingenieros llenaron el foso, los franceses asaltaron el segundo recinto de la fortaleza.


Roger de Lacy y sus hombres, incapaces de frenar la marea de soldados franceses que se colaban por la grieta (aunque les causaron importantes bajas) se replegaron al último recinto: la torre del homenaje y la espléndida muralla que la rodeaba, el corazón de Château-Gaillard.


Lacy y sus hombres podrían haber resistido bastante en aquella robusta minifortaleza, pero la ineptitud de Juan Sin Tierra fue su perdición. Mientras que Ricardo había puesto el máximo cuidado en mantener operativa su fortaleza -su hija, la llamaba él-, Juan no tenía ni idea de batallas ni asedios y había descuidado importantes detalles. Cuando visitó el castillo, años atrás, hizo que se construyera un edificio de dos plantas descansando junto a la última muralla, quizá pensando que ningún enemigo llegaría tan lejos. La construcción, que constaba de una capilla en su planta inferior y unas letrinas en la superior (Guillermo el Bretón, en su crónica dedica unas líneas a recriminar a los ingleses su mal gusto, al construir unas letrinas sobre una capilla), sirvió a los franceses para encaramarse a los muros y reducir a los últimos ingleses que resistían.


La fortaleza inconquistable había sido conquistada.


EPILÓGO


El castillo Gallardo siguió sirviendo de fortaleza durante muchos siglos y muchas guerras. Paso de manos inglesas a francesas y al contrario en multitud de ocasiones. Fue asediado por nuevos ejércitos y defendido por nuevos castellanos, pero ningún sitio fue tan terrible como el primero. En el siglo XVII, Enrique IV ordenó su destrucción. Hoy, junto al pueblo de Les Andelys solo quedan las ruinas.


Felipe Augusto vapuleó a Juan Sin Tierra en todos los frentes y le arrebató todas sus posesiones en el continente. Consolidó el poder de la monarquía francesa, unificó a sus vasallos y, tras años de guerra, consiguió una época de paz y prosperidad como no se veía en mucho tiempo, con un superávit de cientos de miles de libras. Murió durante un viaje en 1223. Tenía 58 años. Fue enterrado en París y a sus funerales acudieron casi todos los nobles del reino.


Juan Sin Tierra continuó siendo un incompetente el resto de su vida. El Papa lo excomulgó por imponer como Arzobispo de Canterbury a uno de sus hombres de confianza. Los franceses le vencieron en todas las batallas. Sus señores se sublevaron y apoyaron la subida al trono de Luis VIII, un títere de Felipe II con dudosos derechos a la corona. Contrajo disentería mientras escapaba de los franceses y murió en 1216, a los 50 años, escondido en el castillo de Newark. Algunos sostienen que fue envenenado. Su cuerpo descansa en la catedral de Worcester.


Roger
Infierno Lacy luchó en Château-Gaillard hasta el último aliento. Como había prometido solo consiguieron sacarlo de allí a rastras y encadenado. Él y sus hombres se habían comido los caballos hace tiempo y llevaban días alimentándose del cuero de sus zapatos y armaduras. Su familia pagó el rescate que pedía el rey francés y Roger volvió a las islas donde fue nombrado sheriff de Lancashire. Murió a los 31 años y fue enterrado en la abadía de Stanlow.


Guillermo Marshal nunca traicionó a la corona inglesa, aquella que lo había nombrado caballero. Siguió luchando toda su vida, primero al lado de Juan Sin Tierra y luego de su hijo Enrique III. Fue nombrado miembro del consejo real y durante la niñez de Enrique fue regente del reino. Pero ni sus cargos ni su edad lo apartaron del campo de batalla y plantó cara a Felipe II hasta sus últimos días. Con 71 años llevó a los ingleses a la victo
ria en la batalla de Lincoln, donde encabezó una carga de caballería y luchó al lado de sus hombres. Murió en la cama a a los 73 años de edad. En su lecho de muerte pidió ser nombrado caballero templario en virtud a sus victorias en las cruzadas. El deseo le fue concedido y su cuerpo enterrado en la Iglesia del Temple de Londres.


De los refugiados de Château-Gaillard nada más se supo. No se conocen sus nombres ni donde fueron enterrados. El único homenaje que recibieron fue el cuadro que Francis Tattegrain realizó en 1895. La obra, actualmente en un museo, decoró durante décadas las paredes del ayuntamiento de Les Andelys. Se titula
Las bocas inútiles
.

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miércoles, diciembre 2

Las 'trampas' del PIB americano

(Un artículo de Pablo pardo leído en el suplemento Mercados de El Mundo el 1 de noviembre. Para que no olvidemos que los números son tramposos y todo depende de cómo se cuente.)

Se ha visto usted afectado por la recesión? ¿Tiene ahora menos dinero? ¿Le agobia la hipoteca? No se preocupe. Sus problemas se van a solucionar. Aquí tiene la receta. Usted trabaja cada día mejor, ¿no? Así que súbase el sueldo un 15%. Si se compra un ordenador, considérelo una inversión, no un gasto. Y decida cuánto se cobraría usted a sí mismo por vivir de alquiler en su propia casa y póngalo en el lado de los ingresos.

¿Qué, a que han mejorado las cosas? ¡Quién le iba a decir a usted que la crisis no le ha afectado! Es más: ahora usted sí que ha hecho un presupuesto sofisticado y científico, y no la chapuza que tenía antes. Ha seguido los modelos de los mejores bancos centrales, institutos nacionales de estadística y bancos de inversión y analistas del sector privado y, sobre todo, las normas del país con el sistema estadístico más sofisticado del mundo: EEUU. Bienvenido a la economía científica del siglo XXI.

Claro que este modelo sólo sirve para la contabilidad nacional. Ni para las personas ni para las empresas. A fin de cuentas, no es mucho más serio que el de la eléctrica Enron, que lograba beneficios desviando sus pérdidas a filiales en paraísos fiscales. Pero es así como se mide la actividad económica en EEUU. Curiosamente, uno de sus artífices es el ex presidente de la Reserva Federal, el mago Alan Greenspan.

Hace dos años este periodista le preguntó al entonces economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Simon Johnson, por la validez de los datos de la institución, que compara países con sistemas estadísticos muy diferentes. «Bueno, en realidad, sólo sirven para ver la tendencia de quién va bien y quién no», respondió. Diga lo que diga Johnson, esas distorsiones también distorsionan la tendencia. Si España midiera el PIB como EEUU, crecería un 0,75% más cada año, según declaró en 2004 el entonces gobernador del Banco de España, Jaime Caruana. Si se acumula esa diferencia, las discrepancias son gigantescas.

Estas discusiones parecen bizantinas. Pero sus implicaciones son muy reales. En un país como EEUU, en el que la contabilidad nacional tira los precios, las pensiones y los salarios también crecen menos, porque están indexadas a la inflación. Y si hay menos inflación, los tipos de interés son más bajos. Y, de paso, ese país puede dar lecciones a los demás basándose en la supuesta superioridad de su modelo económico.

Sin embargo, se trata sólo de un sistema designado para hacer que la economía del país vaya bien, pero la de los ciudadanos no, porque sus sueldos suben menos que los precios y la única opción que les queda es endeudarse aprovechando unos tipos de interés artificialmente bajos.

El primer eje para tirar del PIB hacia arriba pasa por tirar de los precios hacia abajo. Es lógico: el PIB mide el valor monetario de lo que se produce en un país, así que hay que descontarle la inflación para que el alza de la producción no se deba sólo a que las cosas son más caras. A ese proceso se le llama deflactar.

Ahora bien, EEUU ha hecho una bella arte de la medición de precios para que éstos no estropeen el PIB. Así, usa desde 1995 los precios hedónicos, un sistema que ajusta los precios a las características de los productos. El problema es que éstos, los ordenadores, los coches o las cocinas, cada vez son mejores. Encima, Clinton, que estrenó el sistema, no lo aplicó a la agricultura, donde una patata de 2009 tiene las mismas peculiaridades que una patata de 1999, sino que empezó imponiendo los precios hedónicos al software, es decir, a un sector en el que la calidad de los productos sube casi día a día.

No parece una casualidad que la aplicación de los precios hedónicos coincidiera con la explosión de internet y el nacimiento de la Nueva Economía. Para Robert Gordon, de la Universidad Northwestern, gran parte de la Nueva Economía fue un truco estadístico: EEUU no era más productivo, sino que su productividad se medía de forma diferente.

La segunda parte del truco es el gasto de las empresas en software. Allí es una inversión, así que tira del PIB hacia arriba. En Europa, es un gasto, de modo que recorta el PIB.

Finalmente, el elemento más surreal es la vivienda. Desde 1983, las estadísticas del PIB de EEUU no se basan en el precio de los pisos, ni de las hipotecas, sino en lo que ganaría el propietario si alquilara su propia casa. El efecto es el contrario al de los precios hedónicos y la inversión en software: durante la burbuja inmobiliaria, el PIB no reflejaba el mercado de la vivienda pues los alquileres apenas subían: la gente prefería comprar una casa. Así, según el PIB, en EEUU no había burbuja.

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martes, diciembre 1

El cuento del hombre que buscaba la santidad

(Un cuento de Paulo Coelho en el XLSemanal del 6 de septiembre)

Un hombre que buscaba la santidad decidió subir a lo alto de una montaña llevando apenas la ropa que estaba vistiendo y permanecer allí arriba meditando hasta el final de sus días.

Sólo que pronto se dio cuenta de que un único juego de ropa no era suficiente, porque se ensuciaba con demasiada rapidez. Bajó de la montaña, fue hasta la aldea más próxima, y pidió otras vestimentas. Como todos sabían que el hombre buscaba la santidad, le entregaron un nuevo par de pantalones y una camisa. El hombre dio las gracias y volvió a subir hasta la ermita que estaba construyendo en lo alto del monte.

Se pasaba las noches levantando las paredes, y los días entregado a la meditación, alimentándose con los frutos de los árboles y bebiendo el agua que brotaba de una fuente cercana. Un mes más tarde, descubrió que un ratón solía roerle la ropa extra que dejaba a secar. Como quería concentrarse apenas en sus deberes espirituales, bajó de nuevo hasta el poblado, y pidió que le consiguiesen un gato. Los habitantes de aquel lugar, respetando su búsqueda, le dieron lo que pedía.

Al cabo de siete días, el gato casi había muerto de inanición, porque no conseguía alimentarse con frutas, y ya no había más ratones en la zona. Regresó a la aldea en busca de leche, y como los campesinos sabían que no era para él (que a fin de cuentas resistía sin comer nada más que lo que la naturaleza le ofrecía), una vez más lo ayudaron. El gato acabó rápidamente con la leche, así que el hombre pidió que le prestaran una vaca. Como la vaca daba más leche de la necesaria, él empezó a beber también, por no desperdiciarla. De esta manera, en poco tiempo –respirando el aire de la montaña, comiendo frutas, meditando, bebiendo leche y haciendo ejercicio– se transformó en un modelo de belleza.

Una bonita muchacha que subió un día al monte buscando un cordero extraviado terminó enamorándose de él e intentó convencerlo de que necesitaba una esposa para cuidar de las tareas de la casa mientras él meditaba en paz. El hombre pasó tres días ayunando, procurando averiguar cuál sería la decisión adecuada. Finalmente, comprendió que el matrimonio es una bendición del cielo y aceptó la propuesta.

Tres años después, el hombre estaba casado, tenía dos hijos, tres vacas, una huerta con árboles frutales y dirigía un lugar de meditación, con una gigantesca lista de espera de gente que quería conocer el milagroso `templo de la eterna juventud´.

Cuando alguien le preguntaba cómo había comenzado todo aquello, él respondía:–Dos semanas después de llegar aquí, sólo tenía dos juegos de ropa. Un ratón empezó a roer uno de ellos y… Pero nadie quería escuchar el final de la historia; estaban seguros de que era un sagaz hombre de negocios queriendo inventarse una leyenda para poder aumentar aún más el precio de la estancia en el templo. Pero, como buen guerrero de la luz, a él no le importaban los comentarios de los demás; estaba contento por haber sido capaz de hacer realidad sus sueños.

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