Cuéntame un cuento...

...o una historia, o una anécdota... Simplemente algo que me haga reir, pensar, soñar o todo a la vez, si cabe ..Si quereis mandarme alguna de estas, hacedlo a pues80@hotmail.com..

martes, junio 30

Jugando al ajedrez en Castilla

(Este artículo es un aperitivo del libro «Sobra un rey», donde el escritor y periodista José García Abad cuenta la guerra soterrada que enfrentó a Fernando el Católico con su yerno Felipe el Hermoso cuando murió Isabel de Castilla.)

Fue una lucha sin cuartel y sin reglas, una guerra sucia, la que enfrentó a Fernando el Católico, el viejo zorro que inspiró a Maquiavelo, y a su yerno Felipe el Hermoso, un joven arrogante, pletórico de vida y de promesas pero que murió a los pocos meses de llegar a Castilla en circunstancias sospechosas.

Los alabarderos de Fernando nunca llegaron a enfrentarse en campo abierto con los 2.000 lansquenetes, la tropa alemana de elite, con la que llegó a las costas gallegas El Hermoso, pero la pugna fue brutal. Los cuarteles generales de ambos bandos no dudaron en recurrir a los procedimientos más arteros: secuestros, torturas, asesinatos, traiciones, sobornos, amenazas y manipulación de la opinión pública.

Todo empezó cuando, en un frío día de noviembre de 1504, agonizaba Isabel la Católica en Medina del Campo tras una larga y penosa enfermedad. Su esposo Fernando, con quien había compartido las tareas de Estado durante 30 años, no aparece en el lecho donde sufre Isabel terribles dolores, el mayor de los cuales es la ausencia de su querido compañero, quien pretexta sufrir unas tercianas.

El aragonés mostraba así la irritación que le embargaba porque la reina no le había confiado en su testamento la gobernación del Reino ante la supuesta incapacidad de Juana, la heredera legítima.

Finalmente Isabel cede y añade un codicilo a su testamento en el que dispone que si su hija Juana no puede o no quiere reinar será Fernando, su padre, quien lo haga hasta que su nieto Carlos no alcance la mayoría de edad.

El conflicto es inevitable. Fernando convoca las Cortes en Toro para formalizar la toma de poder mientras Felipe, perfectamente informado por sus espías de los movimientos del aragonés, declara nulas dichas cortes y se hace proclamar rey de Castilla en la colegiata de Santa Gúdula en Bruselas.

Como puede adivinarse la gran víctima de esta querella es Juana de Castilla, injustamente llamada La Loca, que es utilizada despiadadamente por padre y esposo y que acaba encerrada de por vida en Tordesillas, por decisión de ambos y, muertos estos, por su hijo Carlos.

Fernando envía a su secretario y hombre para todo, Lope de Conchillos, a la corte flamenca con la misión de introducirse subrepticiamente en la cámara de Juana y convencerla de que firme una carta cediendo sus derechos de «reina propietaria de Castilla» a favor de su padre, lo que la reina accede convencida de que es lo mejor para el reino. Sin embargo, Felipe cuenta con un formidable valido, don Juan Manuel, señor de Belmonte, que había sido enviado por Fernando como embajador ante la corte flamenca pero que se pasa al servicio de El Hermoso, un partido más prometedor que el del viejo monarca.

Don Juan Manuel, personaje inteligente y taimado, intercepta la carta que Conchillos llevaba velozmente a Castilla, encarcela a éste en la terrible cárcel flamenca de Villaborda, le tortura y obtiene información de los movimientos de Fernando.

Don Juan Manuel emprende viaje a Castilla a la velocidad que le permitía un bien organizado servicio de carruajes propiedad de la familia Tassis -de donde derivan los actuales taxis- y acomete la tarea de reclutar nobles y obispos, que también éstos contaban con formidables ejércitos para la causa del flamenco.

Con la excepción notable del duque de Alba, siempre fiel al Rey Católico, don Juan Manuel no tiene mayores dificultades para convencer a la nobleza que ansiaba recuperar los viejos privilegios eliminados por los Reyes Católicos en aras de la organización de un estado centralizado.

Don Fernando reacciona con rapidez. Utiliza la Inquisición de Toledo para interrogar hábilmente a un embajador de El Hermoso, del que obtiene información sobre la estrategia flamenca, lo que le permite neutralizar a algunos nobles con regalos y promesas.

Cuenta también de forma incondicional con las ciudades, siempre a favor de la Corona, que les garantiza sus libertades frente a los nobles, y con obispos importantes como Diego Ramírez de Villaescusa, Juan Rodríguez de Fonseca y, aunque de forma insegura con Cisneros, arzobispo de Toledo, la diócesis más rica y más poderosa.

Y cuenta con su habilidad para manejar a lo que hoy llamamos prensa, un oficio desarrollado por cronistas en nómina y por independientes.

Felipe el Hermoso tarda un año en poder dirigirse a España mientras reúne un poderoso ejército y don Juan Manuel le va organizando las complicidades precisas. Finalmente desembarca en A Coruña pero evita encontrarse con Fernando hasta no estar seguro de que éste no tendrá más remedio que rendirse. Cuando se encuentran en Villafáfila, Fernando aparece montado en una mula acompañado por unos pocos cortesanos desarmados en contraste con los 2.000 lansquenetes que El Hermoso ha traído de Flandes y con lo más granado de la nobleza al frente.

Fernando combinó la humildad con la ironía con quienes habían sido sus mejores amigos, echó los brazos al conde de Benavente y, al notar sus armas debajo de la capa, le dijo riendo: «¡Cuánto habéis engordado, conde!», a lo que éste le respondió: «Son los tiempos que corren», después se dirigió a su buen amigo Garcilaso y le recriminó suavemente: «¿Tú también, García?», quien contestó, corrido: «Señor, por Dios, así venimos todos».

El viejo rey firma la cesión de poderes y emprende viaje a Zaragoza y de allí a Nápoles. Felipe marcha a Mucientes donde espera que las Cortes le reconozcan como monarca, pero los procuradores proclaman a Juana como reina propietaria y a él como «legítimo esposo», le relegan a la condición de consorte.

El Hermoso le había concedido a don Juan Manuel la fortaleza y el gobierno de Burgos y para agradecérselo y festejar la huida de Fernando le ofrece un espléndido almuerzo. Después y con el propósito de bajar la excesiva comida Felipe retó a un juego de pelota a Juan de Castilla en el que Felipe se empleó a fondo pero que interrumpió al sentirse indispuesto. El rey se fue a la cama muriendo el viernes, 25 de septiembre de 1506 de una extraña enfermedad. ¿Muerte natural o envenenamiento? Ésa es la cuestión que hasta ahora no se ha resuelto aunque las mayores sospechas recaen en Fernando el Católico valiéndose de su fiel servidor Lope de Conchillos. Muerto El Hermoso, Fernando recuperó el reino de Castilla donde gobernó hasta su muerte.

La figura de Fernando se ha elevado con el tiempo. Es un monarca moderno, maestro en el arte de la propaganda.

Maquiavelo había recomendado a los reyes que se impusieran por el temor y el amor de los súbditos pero aconsejaba, como más seguro, aplicar el temor. Fernando, sin embargo, sostiene que además del temor, que siempre es saludable, hay que conseguir la complicidad del pueblo para lo cual éste debe estar debidamente informado.

Por otro lado la historiografía moderna ha revisado hechos dados por sentados hasta ahora al socaire de una visión patriotera de la historia. Para empezar, la locura de Juana. Hoy se reconoce la extraordinaria lucidez de esta desgraciada mujer, quien a pesar de su locura de amor por Felipe, su promiscuo esposo, nunca cedió a las pretensiones de éste de que le cediera sus derechos a la Corona de Castilla, relegándole a la condición de consorte y optando por su padre como el hombre mejor preparado para regir los destinos del reino. Doña Juana nunca fue inhabilitada por lo que la detentación de a corona por Carlos puede considerarse en puridad de concepto una usurpación.

La historia moderna pone también en cuestión la legitimidad de Isabel la Católica como heredera de su hermanastro Enrique IV en perjuicio de Juana de Trastamara, a la que la historia ha puesto el apodo también injusto e interesado de La Beltraneja insinuando así que su padre no era el rey sino su favorito Beltrán de la Cueva. Fernando proporcionaba unos cuantos maravedíes cada vez que los cronistas mencionaban dicho apodo. El Rey Católico consideró casarse con La Beltraneja, su sobrina política, para recuperar el título de rey de Castilla, lo que hubiera llevado a la ilegitimidad el largo periodo que reinó con Isabel. Era un rey que, como aconsejaba Maquiavelo, estimaba que la moral era propia del ámbito privado pero que no afecta al gobernante que sólo debe regirse por el interés del Estado.

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domingo, junio 28

Recordando a otra Catalina de Aragón :-)

(Un reportaje de Carmen Machado, extraido del suplemento "Magazine" de El Mundo del 19 de abril)

Se cumplen 500 años del advenimiento de Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, como soberana de Inglaterra. «Reina de todas las reinas y modelo de majestad femenina», según la describió Shakespeare, fue muy querida por el pueblo inglés, que no dudó en ponerse de su lado cuando se negó a concederle el divorcio a su esposo, Enrique VIII.

El 24 de junio de 1509, una princesa española de 23 años recorría orgullosamente las calles de Londres rumbo a la Abadía de Westminster. Sentada en una litera llevada por hermosos alazanes, ataviada con un vestido de raso blanco bordado y luciendo una corona de oro, zafiros y
perlas, Catalina de Aragón despertó la admiración de los londinenses.

En el templo la aguardaba su joven esposo, Enrique VIII, a punto de cumplir los 18 años y con quien se había desposado 13 días antes. Ambos fueron coronados reyes de Inglaterra en medio del regocijo popular: gracias a la nueva reina, el país se aseguraba una alianza estratégica con Fernando de Aragón, el Rey Católico. Unidas por lazos de sangre, Inglaterra y España por fin podrían poner freno a la hegemonía de Francia. Segundo intento. Era la culminación de un proyecto político que se había fraguado durante muchos años y que ya había tenido una primera
tentativa, puesto que Catalina había estado casada con el hermano mayor de Enrique, el príncipe Arturo de Gales, heredero al trono. Arturo sólo tenía 15 años en el momento del enlace y había muerto unos meses después sin haber consumado el matrimonio, o al menos así se aseguró en aquellos momentos. La solución más práctica era que la princesa viuda de Gales, previa dispensa papal, se casara con Enrique, el nuevo heredero de la dinastía Tudor.

El nuevo matrimonio comenzó con los mejores augurios. Según Antonia Fraser, autora del documentado estudio Las seis mujeres de Enrique VIII, los intereses políticos no fueron los únicos que movieron al rey a la hora de casarse con Catalina. El monarca estaba verdaderamente enamorado de su esposa española, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que ella reunía una serie de cualidades excepcionales, incluso entre las mujeres de la realeza de su tiempo.

En primer lugar, era extraordinariamente bella. Tenía la piel muy blanca, los ojos azules y un cabello largo y abundante de color rubio rojizo, herencia, sin duda, de su antepasada inglesa Catalina de Lancáster, abuela de Isabel la Católica. Además, en una época en que la fertilidad de las mujeres se asociaba con unas formas redondeadas, Catalina cumplía de sobra con las expectativas, ya que era rolliza, pero sin llegar a la gordura. Por contra, era de baja estatura, aunque ese defecto se compensaba con su hermosa voz, grave y de tonos bajos, que confería un aire de dignidad a sus palabras.

Además de hermosa, Catalina era excepcionalmente culta. Su madre, Isabel la Católica, se había preocupado de que dominara el latín, algo muy importante ya que era la lengua de la diplomacia internacional. También hablaba francés; había leído a los autores clásicos y a los historiadores latinos, y había estudiado derecho civil y canónico, heráldica, genealogía, música, baile y dibujo. Según las crónicas inglesas de la época, Catalina «poseía unas cualidades intelectuales con las que pocas reinas podrían rivalizar».

La real pareja fue feliz durante varios años. Y el amor del rey sólo se veía enturbiado por la falta de un heredero varón. Catalina tuvo dos abortos y tres hijos que murieron al poco de nacer. Únicamente pudo darle a Enrique una hija, María, pero no logró concebir el ansiado príncipe que garantizase la continuidad de la dinastía Tudor. Con el paso del tiempo, el rey se fue impacientando, aunque es posible que la idea del divorcio le hubiera pasado por su mente de no ser por la aparición, en la primavera de 1526, de una mujer ambiciosa y decidida de la que se enamoró ciegamente. Ana Bolena, dama de honor de la reina, hubiera podido engrosar la lista de amantes de Enrique VIII, pero ni su familia, perteneciente a la nobleza cortesana, ni ella misma, se conformaron con tan poco.

Los detalles de aquellos tiempos turbulentos los conocemos por fuentes tales como los informes de los embajadores extranjeros, especialmente los de Chapuys, el legado español; por los documentos enviados al Archivo Vaticano; por escritos particulares, como la Spanish Chronicle,
del comerciante español establecido en Londres Antonio de Guaras, y por las crónicas inglesas contemporáneas de los hechos. Así sabemos que, al negarle sus favores sexuales, Ana llevó al rey a un estado rayano en la locura que suscitó los comentarios en la corte de que había sido embrujado. La única forma de poseerla sería ciñendo la corona sobre sus sienes.

Después de muchas vacilaciones, el monarca creyó dar con la solución ideal. Le propondría el divorcio a la reina basándose en que su matrimonio había sido nulo. Para ello, se aferró a la argucia legal de que la Biblia señalaba como inválida la unión entre un hombre y la mujer de su hermano. Aunque el matrimonio entre Catalina y Arturo no se había consumado –Enrique VIII nunca tuvo el coraje de desmentir a la reina cuando ella proclamaba que era virgen antes de casarse con él– el argumento podría haber funcionado de cara a la galería. Al fin y al cabo, las anulaciones de matrimonios reales estaban a la orden del día y, de hecho, el papa Clemente VII sugirió que Catalina podría retirarse discretamente a un convento, dejando vía libre a un nuevo matrimonio del rey. Pero ni Enrique VIII ni el Papa habían contado con el carácter indomable y altivo de la reina.

Carácter regio. Catalina era hija de reyes, había sido educada para ocupar un trono y conocía sus derechos. No estaba dispuesta a ceder la corona ni a permitir que su hija María fuera declarada bastarda. Contaba, además de con su orgullo, con el apoyo de su poderoso sobrino, el emperador español Carlos V.

Por otro lado, el pueblo inglés la adoraba por su caridad con los desfavorecidos, su piedad y su gentileza. Y una parte de la nobleza estaba a su favor. Así que, fortalecida con estos apoyos, Catalina de Aragón se preparó para la batalla. Consiguió que Carlos V presionara al Papa para que denegara el divorcio. Cuando la llamaron a declarar ante un tribunal presidido por su esposo, rebatió a sus acusadores y se dispuso a abandonar la sala sin más tardanza. Según el embajador
francés, presente en el juicio, la requirieron para que regresara, pero ella, sin detenerse, afirmó: «Este tribunal no es imparcial conmigo. No me demoraré aquí», y se marchó con la cabeza alta y sin volver la vista atrás.

La reina no se amedrentó ni ante los ruegos ni ante las amenazas («ni por mi hija ni por mis posesiones materiales ni por ninguna adversidad o disgusto cederé», dijo), pese a que fue desterrada de la corte y confinada en residencias cada vez más inhabitables y lóbregas. El rey se
enfureció terriblemente y sobornó, chantajeó y presionó para obtener el divorcio, pero no pudo torcer la postura del Pontífice, quien temía la ira del emperador español.

Finalmente, Enrique VIII tomó una resolución inaudita: rompió con el papado y se hizo proclamar «jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra». En 1533 se casó con Ana Bolena, a la que el pueblo denominaba «esa mala perra» o «la puta del rey». La nueva reina odiaba a la princesa María y llegó a decir que «haría de ella una criada de su casa o la casaría con un sirviente». También manifestaba que deseaba la muerte de Catalina, a quien culpaba de que la mayoría de los países europeos no reconocieran su boda con el rey.

Una vez obtenido su capricho, el amor de Enrique por Ana Bolena se fue enfriando. Al fin y al cabo, ella tampoco fue capaz de darle un heredero varón (aunque su hija Isabel sí llegó a acceder al trono) y, como pudo comprobar el monarca por sí mismo, salía perdiendo si se la comparaba
con su anterior esposa. Ana carecía de la dignidad y el dominio de sí misma que ostentaba la reina Catalina, por no hablar de la ascendencia real y las influencias internacionales de ésta. Además, en el fondo de su corazón, el rey sabía que Catalina lo había amado profundamente y
que, pese a las humillaciones a las que la sometió, ella nunca consintió encabezar una revuelta sangrienta contra él.

El 7 de enero de 1536, antes de morir en su destierro del castillo de Kimbolton, Catalina de Aragón escribió una última carta dirigida a su esposo. Después de perdonarlo y rogarle que cuidara de María, la hija de ambos, terminaba con unas palabras conmovedoras: «Finalmente, hago este juramento: que mis ojos os desean por encima de todas las cosas. Adiós».

Ana Bolena sólo la sobrevivió cuatro meses. Fue decapitada en la Torre de Londres el 19 de mayo y enterrada a pocos metros, en la capilla de San Pedro. El rey contrajo cuatro matrimonios más, ganándose a pulso el sobrenombre de Barbazul (no en vano, repudió a su cuarta esposa y
decapitó a la quinta).

Catalina de Aragón, por su parte, descansa en la hermosa catedral normanda de Peterborough, la que inspiró a Ken Follet para escribir Los pilares de la tierra. En la losa de su tumba aparecen sus emblemas: granadas (por la fruta, símbolo de fertilidad, y por la ciudad española del mismo nombre, a cuya rendición asistió Catalina junto a sus padres, los Reyes Católicos) y las banderas que la acreditaban como Infanta de Castilla y Aragón.

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viernes, junio 26

Diálogos para besugos IV

(Transcrito por Goe en el Foro de la TIA, 29/5/2004)

-Buenos dias
-buenas tardes
-¿tienen ustedes alcafandras?
-¡aqui solo tenemos alcachofas!No he visto a nadie comerse una tortilla de alcafandras.
-es que yo no quiero comerme una tortilla de alcafandras, ¿usted se las come?
-¿Las alcachofas?
-Las alcafandras
-¿Se comen?
-No sé, pero usted dice que hay tortillas de alcafandras
-Perdone, yo he dicho que no he visto a nadie comerse una tortilla de alcafandras, esto no significa que sepa que hay tortillas de alcafandras, usted sabrá
-yo no lo sé.Yo vine pidiendo alcafandras y usted me ofreció alcachofas.
-Tortilla de alcachofas si he visto, y he comido. Luego bebes agua y el agua te sabe a otra cosa, ¿usted ha bebido agua?
-Claro que he bebido agua! ¡Todo el mundo ha bebido agua!
-Despues de las alcachofas
-¿Beben las alcachofas?
-Las alcachofas no beben...
-Entonces,¿Por qué me pregunta usted si he bebido agua despues de las alcachofas?
-No, después de las alcachofas no, despues de comer tortilla de alcahofas.
-es que yo bebo agua cuando tengo sed, no querrá que solo beba agua despues de comer tortilla de alcachofas, es más, me gusta más la tortilla de patatas y cebolla
-¿Y las alcafandras?
-Alcafandras con cebolla no he probado ¿usted le echa cebollitas a las alcafandras?
-Yo soy muy respetuoso con las alcafandras y no les echo nada, ¿usted les echa cosas a la gente?
-No, yo solo echo cosas a la basura
-¿Antes o despues de la tortilla de alcachofas?
-¿Quiere dejar la tortilla de alcachofas en paz?
-No sabía que estuviera en guerra¿hay guerra entre las tortillas de alcachofas?
-¡Yo que sé!
-Usted me ha gritado que dejara en paz las tortillas de alcachofas, para dejarlas en paz significa que están en guerra
-¡Yo tambien quiero que me deje en paz!
-¿Con alcafandras o sin ellas?
-Solo. ¡NO quiero alcafandras, no quiero nada!
-Es mejor porque aqui no tenemos alcafandras.Esto señor, no es una alcafandrería
-¿qué es esto?
-Una alcachofería
-¡Ya estamos con las alcachofas! ¡Es un castigo!
-Tengo alcachofas verdes, en bruto
-¿Cómo en bruto?¿Te pegan un alcachofazo si te acercas a ellas?
-No, que están sin pulir, con todas las hojas bastas y sucias, tal y como las arranca uno de la planta.Tengo tambien alcachofas pulidas
-¿les echa limpiaalcachofas para que esten brillantes?
-No, les quito las hojas bastas, les corto el tronco, troceo las hojas menos bastas...que solo dejo el cogollo
-¡Que cogollo!
-Cada alcachofa tiene un cogollo, ¿usted ha visto alguna vez una alcachofa?
-¡Claro que he visto alcachofas, y despues de nuestra conversación voy a soñar con ellas!.Saldré de aqui con complejo de alcachofa
-Alcachofado saldrá
-No, no saldré jamás de esta alcachofa en la que me ha metido ¡Soy una alcachofa! ¡Soy un alcachofo!
-Creo que venden alcafandras en la casa de al lado
-No quiero alcafandras, solo quiero alcachofas...¡La alcachofa al poder! Buenos dias
-Buenas tardes

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miércoles, junio 24

Incentivos perversos

(Artículo de José García Montalvo, catedrático de Economía en la Universitat Pompeu Fabra, en el suplemento económico de El Mundo del pasado 16 de noviembre de 2008)

Durante este fin de semana, los líderes mundiales nos están refundando el capitalismo a base de un mantra que todos repiten: más regulación.Parece oportuno por tanto preguntarse sobre el origen de los problemas y el efecto de algunas regulaciones pasadas.

El origen de todos los problemas financieros actuales es muy simple: los incentivos perversos en todos los participantes en el mercado inmobiliario y financiero. Hablemos de Estados Unidos (con algunas variaciones los problemas han sido similares en España). Muchas familias norteamericanas se embarcaron en comprar viviendas que eran excesivamente caras para su capacidad financiera.¿Por qué lo hicieron si era muy probable que no pudieran pagar? Muy simple: si el precio seguía subiendo obtenían ganancias de capital. Si el precio bajaba no
importaba: devolvían las llaves y asunto resuelto. Habría sido una especie de alquiler.

Pero, ¿por qué prestaron los bancos a clientes poco solventes? Sus incentivos también eran perversos. Los ejecutivos tenían interés en generar muchos beneficios para cobrar un elevado bonus.Además, si los clientes no podían pagar las cuotas el banco se quedaría con casas que,
pensaban, serían mucho más caras y aún saldrían ganando. Si se equivocaban no pasaba nada: tenían sus enormes indemnizaciones por despido. Los vendedores de hipotecas cobraban jugosos incentivos por cliente hipotecario conseguido (con independencia de su calidad). Peor aún: la
comisión que conseguían dependía del diferencial de tipo de interés que el banco podía cargar a ese cliente frente al tipo que le cargaría otro banco por un crédito similar. De esta forma, sus comisiones aumentaban pero, a la vez, se incrementaba la probabilidad de que llegara un
momento en que las familias no pudieran pagar.

Luego, los bancos titulizaron paquetes de créditos de alto riesgo y consiguieron la máxima calificación de las agencias de rating.¿Cómo engañaron los bancos a las agencias de calificación? No hizo falta. De nuevo existían incentivos perversos. El banco sólo paga por los trabajos de calificación de los bonos emitidos a partir de las hipotecas si la agencia le da el rating que desea. De otra forma, se va a la caza de un mejor rating (rating shoping).

Para no perder clientes, las agencias de rating daban la mejor calificación a los títulos con independencia del riesgo de las hipotecas, a sabiendas de que si una no lo hacía había otras dispuestas a hacerlo.

Finalmente los grandes fondos soberanos, hedge funds, etcétera, tenían una liquidez enorme, fruto de los bajos tipos de interés mantenidos durante mucho tiempo. Todos los inversores buscaban desesperadamente activos en los que invertir que proporcionaran una rentabilidad superior a la de los títulos del Tesoro. Los activos generados a partir de las hipotecas de alto riesgo les parecieron ideales: daban una rentabilidad algo superior y, aparentemente, sin un riesgo significativo (dado que tenían la máxima calificación, AAA).

Pero, ¿y el regulador? Sorpresa sus incentivos eran igualmente perversos. Las administraciones Clinton y Bush presionaron a Fannie Mae y Freddie Mac (entidades esponsorizadas por el Gobierno federal) para que expandieran sus créditos a familias de renta baja, incluso si eso
suponía reducir la proporción de la entrada, dar créditos jumbo o entrar en el mercado subprime.

Así, los políticos podían colgarse la medalla de haber aumentado la proporción de dueños de viviendas (y aumentar sus votos).Por desgracia, los incentivos regulatorios perversos reforzaban los propios de los gestores de las dos entidades (más hipotecas, más beneficios, mayor bonus). Y así se llegó a la debacle de Freddie y Fannie, que ha sido uno de los hitos más importantes del colapso financiero actual.

¿Qué habría sido necesario para evitar la situación actual? Simplemente que los incentivos de los participantes en los mercados fueran los correctos y estuvieran alineados con el interés general. Por ejemplo, si las calificaciones de las agencias de rating las pagaran los inversores (como antiguamente) en lugar de los emisores de los bonos, los incentivos estarían alineados y el bucle de incentivos perversos se rompería.

En el caso español, por analogía, si las mayores sociedades de tasación en lugar de pertenecer a los bancos y cajas fueran independientes, muchos problemas presentes y futuros de morosidad no existirían. Decir que hace falta regulación es muy fácil. Es mucho más difícil conseguir un nivel de regulación razonable que no pretenda sustituir al mercado en todas las cosas que hace bien. Lo que hace falta son mecanismos que impidan que los incentivos perversos de corto plazo de los agentes, incluyendo los políticos, se multipliquen en la dirección contraria al interés general.

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lunes, junio 22

Diálogos para besugos III

− Buenas tardes.

− Buenos días.

− Vale, tío.

− ¿Cuánto vale?

− Digo, vale, que vale.

− Eso. ¿Qué vale?

− Vale, no vale nada, ¿vale? Es vale.

− Vale, vale lo que vale, ¿vale?

− Vale, chico. Vale es vale. Nada más

− Cuando vas a una tienda y preguntas “¿Cuánto vale?” Te dicen tanto. O cuanto.

− Pues yo digo vale en todas partes y nadie me contesta “Tanto ni cuanto”.

− ¿Qué contestan?

− Vale.

− ¿A vale contestan vale?

− Vale. Que sí, que vale la respuesta, ¿vale, tío?

− Vale, vale…

− Es una conversación muy válida.

− Y valerosa.

− Valiente.

− Valenciana.

− ¿Cómo valenciana?

− ¿Vale, no? Si le quitan el vale a Valencia ¿Qué pasa?

− Le queda encía sin e.

− Valencia es la cuna del Vale, ¿vale?

− Vale. Oiga, yo entré diciendo vale, pero si llego a saber que mi vale llega hasta Valencia, entro diciendo “Al loro”.

− ¿A que loro?

− ¡Dios mío! ¿porqué se me ocurriría decir al loro?

− ¿Conoce muchos loros?

− Mis padres conocían varios lores.

− ¿Qué lores?

− Que, no, do

− ¿Do qué?

− Dolores

− ¿Su padre conoce dos Do lores?

− Dolores

− ¿Qué dolores? ¿Le duele algo?

− No me duele nada. Digo que no son do lores, son Dolores.

− Y no es lo mismo do lores que dolores?

− Lo que no es lo mismo son dolores y Dolores.

−¿Dolores de tripas?

− No. Dolores de García.

− Pues yo conozco varias Dolores que no son de García.

− ¿De donde son?

− De Palencia.

− ¿Dolores de Palencia? Esas Dolores de Palencia en vez de decir “vale” deben decir “pale”.

− “Pale” es el vale Palentino.

− Claro. Y Zara será el vale zaragozano. ¿Zara, tío?

− No suena Zara.

− Pues a mí Sara me suena mucho.

− ¿Qué Sara?

− Sara, de Zaragoza.

− No conozco a ninguna Sara de Zaragoza. De Zaragoza conozco mañas.

− Mi tío tiene mucha maña.

− ¿Es mañoso?

− No. Tiene cino hijas. Y todas son mañas. Por eso digo que tiene mucha maña.

− Las mañanas son más aragonesas que otra cosa.

− Las mañanas son internacionales.

− Calle, calle. Si a la mañana le quita la maña ¿qué le queda? ¡Na! Eso es lo que queda.

− Es verdad. No había caído que las mañanas fueran aragonesas. ¿Y las tardes?

− Buenas.

−¿Cómo buenas?

− Siempre digo buenas tardes.

− De dónde son es lo que yo pregunto.

− Las tardes deben ser de Tardienta.

− Y también está en Aragón.

− Lo que no sé es si en Tardienta inventaron la tarde o el llegar tarde.

− Tengo un primo de Tardienta que llega antes de la hora.

− Su primo adelanta.

− ¡Qué va! Si siempre llega el último cuando vamos de excursión. Un día no llegó.

− ¿Se perdió por el camino?

− No. No llegó porque no salió de casa. Y si no sales, no puedes llegar. ¿Usted llega en casa?

− Yo en casa, caso.

− ¿Se casa?

− Caso, de casero, abreviado. Hoy todo se abrevia.

− Menos el precio de las cosas, que crece como el IVA.

− Buenos días más el IVA.

− Buenas tardesssssss. Ya lleva el IVA.

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sábado, junio 20

Diálogo para besugos II

−Buenos días.

−Buenas tardes.

− ¿Éste es el avión que va a Tuatu, USA?

− ¿Cómo Tuatu? ¿Dónde está Tuatu?

− En Tuatu.

− ¿Y va usted a Tuatu?

− Yo voy a Miami.

− ¿Y cuando usted va a Miami pregunta por Tuatu? De cencerro para arriba. De alucine ministerial.

− Es que me da un nosequé decir Miami y pensé que si desde mí, voy a Miami, desde usted debo preguntar por Tuatu. Tuatu para usted es Miami para mí.

− Tuatu, para mí, es una imbecilidad aérea.

− ¿Y Miami?

− Miami es Miami.

− Bueno, empiezo. ¿Éste es el avión que va a Miami, USA?

− No. Éste va a Tuatu.

− ¿Cómo a Tuatu? ¿No me acaba de decir que Tuatu es una imbecilidad?

− Sí. Es que yo soy imbécil.

− Usted perdone.

− No, si no tiene usted la culpa.

− Es la primera vez que alguien se llama imbécil a sí mismo.

− ¿Usted nunca se llama imbécil?

− ¡Jamás!

− Y los demás ¿qué le llaman a usted?

− Depende.

− Es el primer tipo al que conozco que le llaman “Depende”.

− A mí nadie me llama Depende.

− Usted acaba de confirmarme que los demás le llaman “Depende”.

− He dicho Depende.

− Yo también he dicho Depende. Y su Depende es igual a mi “Depende”, señor Depende.

− ¡No me llame señor "Depende”! ¡Usted es un imbécil!

− Sí, ya se lo he dicho. Y usted es depende de la cabeza a los pies. Es más, más que depende es usted, es redepende. Toma depende.

− ¡Esto va a terminar mal! A mí no me gusta que me llamen lo que no soy.

− Pues a mí siempre me llaman cuando no estoy. Si estoy, como me ven, ya no me llaman. ¿A usted le llaman?

− ¿Quién me llama? No he oído nada.

− Encima de depende, es sordo. ¿Le llaman a usted cuando le ven?

− ¿Quién me ve? Oiga, aquí están pasando cosas rarísimas, no oigo que me llame nadie, no veo que me vea nadie, estoy con un imbécil. ¿Qué pasa?

− Está pasando el avión que va a Miami, Tuatu para usted y los demás dependes del mundo.

− ¿Se me escapa el avión?

− Se le escapa volando…

− Yo tenía que ir en ese avión. He venido a preguntárselo…

− ¿Ha venido a preguntarme si tenía que tomar ese avión? ¡Yo qué sé! ¿Usted no sabe lo que tiene que tomar?

− ¡Claro que sé lo que tomo!

− ¿Qué va a tomar?

− Yo deseaba tomar el avión para Miami.

− Pero…¡Esto es el bar del aeropuerto!

− Entonces tomaré bicarbonato con leche. Buenas tardes.

− Buenos días.

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jueves, junio 18

Terroríficamente actual

Galbraith: “El carácter más nocivo de la economía neoclásica y neokeynesiana se refleja en no considerar el factor y el problema del poder. El poder es decisivo en todo lo que acontece. El sistema de mercado queda sustituido por el del poder de la gran corporación moderna… con gran influencia sobre sus precios y sus costos... Sobre el ejercicio del poder se cierne la densa aura de respetabilidad. Las personas que guían la gran corporación y sus asesores (financieros, legales, consultores, etc.) son los miembros más pudientes y prestigiosos de la comunidad. Constituyen en ‘establishment’. Sus intereses tienden a convertirse en interés público, que numerosos economistas encuentran cómodo y rentable refrendar. Negar el carácter político de la gran empresa es más que evadirse de la realidad. Es disfrazarla. Los beneficiarios son las instituciones cuyo poder disimulamos de esta manera. No puede haber duda: La economía, tal como se enseña, se convierte, por más inconscientemente que sea, en una parte de la maquinaria mediante la cual se impide al ciudadano o al estudiante ver de que manera está siendo gobernado o habrá de estarlo” (de ‘Anales de un liberal impenitente’).

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miércoles, junio 17

Defender la alegría

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.

MARIO BENEDETTI

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martes, junio 16

Buscando la @

(La fuente es la agencia EFE, pero yo lo he leído en el boletín de Madri+d)

Según la página visitasevilla.es/blog, el documento más antiguo donde aparece claramente dibujado la arroba está fechado el 4 de mayo de 1536 en un escrito del comercial italiano Francesco Lapi.

Este documento fue descubierto por el profesor Giorgio Stabile, de la Universidad La Sapienza, mientras restauraba una colección fotográfica para el Instituto Treccani.

Al parecer, este documento es una carta enviada por un mercader italiano desde Sevilla a Roma donde se describe la llegada de tres barcos cargados con tesoros provenientes de América.

En el texto, el comercial precisa en su escrito que "una arroba de vino, que es 1/13 de un barril, vale 70 u 80 ducados".

La arroba es una unidad de masa usada hasta hace pocos años y que es la cuarta parte de un quintal, es decir, 11,34 kilogramos, y se piensa que su origen etimológico es del árabe "ar-roub", que significa cuatro.

La evolución del símbolo se produjo después de que los copistas del latín, al escribir "ad", que significaba hasta o hacia, lo dibujaban como un "6" reflejado, lo que originó, a través de los tiempos, la forma que hoy conocemos.

El Ayuntamiento afirma que esta referencia histórica es de las que recibe más visitas en su página turística junto a la Torre del Oro y los jardines de los Reales Alcázares.

Actualmente, el símbolo de la arroba está relacionado con Internet, sobre todo con la dirección de correo electrónico.

El origen de su uso en Internet está en su frecuente empleo en inglés como abreviatura de la preposición at (en) y fue popularizada en la década de los 70 del siglo pasado por el ingeniero estadounidense Ray Tomlinson, considerado el inventor del correo electrónico.

Tomlinson decidió incorporar la arroba justo entre su nombre y el servidor que debía recibir el mensaje y eligió este símbolo como el más idóneo ya que estaba presente en los teclados y no era muy utilizado, y de este modo, no se prestaría a confusiones, según el texto -recogido por Efe- en el cual el ingeniero explica por qué lo usó por primera vez.

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lunes, junio 15

De cómo la ciudad fue pacificada

(Un cuento que Paulo Coelho contaba en XL Semanal de primeros de junio)

Cuenta una vieja leyenda que cierta ciudad, situada entre las montañas de los Pirineos, era un verdadero reducto de traficantes, contrabandistas y exiliados. El peor de estos criminales, un árabe llamado Ahab, tras ser convertido por Savin, un monje del lugar, decidió que aquella situación no podía prolongarse por más tiempo.

Como todos lo temían, pero no quería volver a usar su reputación de malvado para lograr sus objetivos, en ningún momento intentó convencer a nadie. Y esto porque conocía la naturaleza de los hombres: confundirían honestidad con debilidad y, enseguida, su poder sería puesto en entredicho.

Lo que hizo fue llamar a algunos carpinteros de una aldea vecina, darles un papel con un dibujo y mandarles que construyesen algo en el lugar donde hoy se encuentra la cruz que domina la población. Día y noche, durante diez días, los habitantes de la ciudad escucharon ruido de martillos, vieron a hombres serrando piezas de madera, preparando encajes, colocando tornillos.

Al cabo de diez días, el gigantesco rompecabezas estaba montado en medio de la plaza, cubierto con un velo. Ahab llamó a todos los habitantes para que presenciasen la inauguración del monumento. Solemnemente, sin ningún tipo de discurso, descorrió el velo. Era una horca.

Con cuerda, trampilla y todo. Nuevecita, cubierta con cera de abejas, para que pudiese resistir durante mucho tiempo a la intemperie. Aprovechando que allí había una multitud aglomerada, Ahab leyó una serie de leyes que protegían a los agricultores, incentivaban la cría de ganado, premiaban a quien trajera nuevos negocios a la región, añadiendo que desde ese momento en adelante todos deberían conseguir un trabajo honrado o marcharse de la ciudad. No mencionó ni una sola vez el `monumento´ que acababa de inaugurar. Ahab era un hombre que no creía en
las amenazas.

Al final del encuentro se formaron varios grupos. A la mayoría le parecía que Ahab había sido engañado por el santo, el cual ya no tenía la misma valentía de antaño, y que era preciso matarlo. Durante los días siguientes se trazaron muchos planes con ese objetivo. Pero todos se veían obligados a contemplar esa horca en mitad de la plaza y se preguntaban: «¿Para qué la puso allí? ¿Acaso la montaron para ejecutar a los que no obedezcan las nuevas leyes? ¿Quién está del lado de Ahab y quién no lo está? ¿Hay espías infiltrados entre nosotros?».

La horca miraba a los hombres y los hombres miraban la horca. Poco a poco, el coraje inicial de los rebeldes fue dando lugar al miedo. Todos conocían la fama de Ahab, sabían que era implacable en sus decisiones.

Algunas personas abandonaron la ciudad, otras se decidieron a probar los trabajos sugeridos, simplemente porque no tenían adonde ir, o como consecuencia de la sombra de aquel instrumento de muerte en el centro de la plaza. Algún tiempo después, el lugar estaba en paz, se convirtió en un importante foco de comercio en la frontera, comenzó a exportar la mejor lana y a producir trigo de primera calidad.

La horca permaneció allí durante diez años. La madera resistía bien, pero periódicamente se cambiaba la cuerda por otra nueva. Nunca llegó a usarse. Nunca Ahab pronunció ni una sola palabra sobre ella. Bastó su imagen para convertir el valor en miedo; la confianza, en sospecha; las bravuconadas, en susurros de conformidad. Transcurridos los diez años, cuando la ley finalmente imperaba en Viscos, Ahab mandó destruirla y construir, en su lugar, una cruz.

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sábado, junio 13

Ciudades Potemkin

(Extraído de la Carta del Director de El Mundo del 7 de junio)

El 22 de abril de 1787 una abigarrada flotilla rusa de 11 galeras especialmente armadas y acompañada por una escolta de numerosas barcas comenzó a navegar el Dnieper desde las inmediaciones de Kiev en dirección sur, rumbo a la recién conquistada Crimea. En la primera de
ellas, bautizada con el propio nombre del río, viajaba Catalina la Grande, Zarina de todas las Rusias desde el derrocamiento y asesinato de su marido un cuarto de siglo antes. En la segunda, llamada Bug, se había instalado el organizador del viaje a quien todos denominaban Serenissimus, acompañado de sus cinco sobrinas y al parecer amantes. Era él quien se la jugaba en el empeño.

Serenissimus no era otro sino Su Muy Serena Alteza Príncipe del Sacro Imperio Romano, Príncipe de Táuride, comandante en jefe del Ejército ruso y gran almirante de la Flota del Mar Negro, Gregory Alexandrovitch Potemkin. Audaz oficial de caballería de familia venida a menos,
Potemkin había participado en el golpe que había dejado el trono en manos de Catalina II, se había convertido en su amante y, según versiones nunca desmentidas, había llegado incluso a contraer matrimonio con ella.

Pero eso había ocurrido hacía ya muchos años. Un sinfín de favoritos le habían sucedido en la cama de la reina, pero ninguno había logrado desplazarle de la condición de valido desde la que, al modo en que siglo y medio antes lo habían hecho Richelieu u Olivares, venía ejerciendo por
delegación un poder omnímodo en Rusia. Pero Serenissimus tenía múltiples enemigos en la corte de San Petersburgo y el flanco por el que más le atacaban era el de la escasa utilidad de la anexión de Crimea, arrancada a los turcos con gran coste de vidas y recursos. El sentido del viaje
era demostrar a Catalina que la expansión hacia el sur era un éxito y que Rusia había iniciado ya una poderosa labor colonizadora.

Pronto comenzaron a aparecer en la distancia, a uno y otro lado del río, los perfiles de armoniosas alineaciones de viviendas campesinas con rebaños de ovejas a sus alrededores. De acuerdo con la leyenda, difundida a la vuelta por alguno de los diplomáticos que formaban parte de la expedición, se trataba en realidad de meros decorados de teatro, a base de fachadas pintadas sobre bastidores, e incluso las ovejas habrían sido trasladadas de un lugar a otro, mientras la flotilla se detenía a contemplar una exhibición de amazonas en un descampado o una sesión
nocturna de fuegos artificiales en la que los maestros pirotécnicos dibujaban sobre el firmamento las iniciales de la Zarina.

Los historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre lo ocurrido y así, mientras uno de los grandes especialistas en la Rusia del XVIII y XIX, Alexander Panchenko, da plena credibilidad a la denuncia, en cambio el gran biógrafo contemporáneo del Príncipe, Simon Sebag Montefiore, la
considera poco más que un cuento tártaro. El caso es que desde entonces el concepto de «aldeas Potemkin», «poblados Potemkin» o «ciudades Potemkin» se ha aplicado extensivamente a cualquier simulación alentada desde el poder para esconder una realidad sórdida tras una fachada engañosamente seductora.

[...] una tesis de consenso entre la leyenda de las «aldeas Potemkin» y su refutación es la de que una parte de lo que iba viendo Catalina era en efecto pura tramoya, pero ella lo sabía desde el principio, pues su valido lo presentaba como una especie de maqueta o anticipo de lo que luego se construiría allí. Así planteado, el viaje habría sido una especie de operación de márketing para obtener el margen de confianza necesario y ganar tiempo, mientras el verdadero proyecto se iba ejecutando.

Si la historia está haciendo justicia a Potemkin como arquetipo del gobernante ilustrado es porque en efecto en los cuatro años que transcurrieron hasta su muerte y en el periodo inmediatamente posterior ciudades como Jersón y Sebastopol emergieron de la nada y la poderosa flota del Mar Negro por él construida otorgó a Rusia su estatus de gran potencia europea. Aunque el conde de Segur, embajador francés, lo presentara como «una inconcebible mezcla de grandeza y mezquindad, de hiperactividad y pereza, de ambición y despreocupación», al final del día por sus obras le reconocemos y nadie puede decir que Serenissimus perdiera el limitado tiempo que le dieron sus 52 años de vida.

[...]

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jueves, junio 11

20 ridiculous complaints made by holidaymakers

(Y sin salir del Daily Telegraph, he aquí una recopilación que hicieron de las 20 quejas más ridículas hechas por veraneantes -ingleses, claro está-. Mi favorita es la del inglés que, seguramente después de unas vacaciones en la costa española, se queja de que todo están en español y de que hay demasiados españoles...Es lo que tiene este país...)

1.- A tourist at a top African game lodge overlooking a waterhole, who spotted a visibly aroused elephant, complained that the sight of this rampant beast ruined his honeymoon by making him feel "inadequate".
2.- A woman threatened to call police after claiming that she'd been locked in by staff. When in fact, she had mistaken the "do not disturb" sign on the back of the door as a warning to remain in the room.
3.- "The beach was too sandy."
4.- A guest at a Novotel in Australia complained his soup was too thick and strong. He was inadvertently slurping the gravy at the time.
5.- "Topless sunbathing on the beach should be banned. The holiday was ruined as my husband spent all day looking at other women."
6.- "We bought 'Ray-Ban' sunglasses for five euros (£3.50) from a street trader, only to find out they were fake."

7.- "No-one told us there would be fish in the sea. The children were startled."
8.- "It took us nine hours to fly home from Jamaica to England it only took the Americans three hours to get home."
9.- "My fiancé and I booked a twin-bedded room but we were placed in a double-bedded room. We now hold you responsible for the fact that I find myself pregnant. This would not have happened if you had put us in the room that we booked."
10.- "I compared the size of our one-bedroom apartment to our friends' three-bedroom apartment and ours was significantly smaller."
11.- "The brochure stated: 'No hairdressers at the accommodation'. We're trainee hairdressers - will we be OK staying here?"
12.- "There are too many Spanish people. The receptionist speaks Spanish. The food is Spanish. Too many foreigners."
13.- "We found the sand was not like the sand in the brochure. Your brochure shows the sand as yellow but it was white."
14.- "We had to queue outside with no air conditioning."
15.- "It is your duty as a tour operator to advise us of noisy or unruly guests before we travel."
16.- "I was bitten by a mosquito - no-one said they could bite."
17.- "I think it should be explained in the brochure that the local store does not sell proper biscuits like custard creams or ginger nuts."
18.- "It's lazy of the local shopkeepers to close in the afternoons. I often needed to buy things during 'siesta' time - this should be banned."
19.- "On my holiday to Goa in India, I was disgusted to find that almost every restaurant served curry. I don't like spicy food at all."
20.- "We booked an excursion to a water park but no-one told us we had to bring our swimming costumes and towels."

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domingo, junio 7

El disputado origen de los vaqueros

(Leído en la versión digital de El Mundo)

Según parece, el vaquero no nació en Estados Unidos, como podía pensar, sino en la ciudad italiana de Génova. Los pantalones vaqueros, blue jeans o tejanos tienen su origen en la resistente tela de algodón teñida de azul que los pescadores genoveses utilizaban desde hace ya 500 años para vestirse. Los barcos ingleses que hacían escala en este puerto exportaron a todo el mundo el tejido, que paso a conocerse como “Blue de Genes” (azul de Génova), una denominación que en los países anglófonos derivó al término blue jeans.

La ciudad mediterránea ha escarbado en su pasado y reclama ahora la paternidad de los vaqueros. Lo hace con un festival que tendrá lugar del 4 al 6 de junio en el antiguo puerto, justo del que salían en el siglo XVI las embarcaciones cargadas con el hoy celebérrimo tejido. El epicentro de la celebración serán los Magazzini del Cotone, unos almacenes reformados donde las marcas de tejanos más famosas de Italia, Estados Unidos o Japón exhibirán sus últimos modelos. Entre ellas no faltará Levi Strauss, el histórico fabricante que en 1873 patentó el patrón de los blue jeans reforzados con pequeñas chapas de cobre en los bolsillos.

Con terruño genovés pero alma americana, el tejano fue ideado por el comerciante Levi Strauss y el sastre Jacob Davis en Nevada. Su público objetivo eran los pioneros, mineros y demás trabajadores que necesitaban unos pantalones resistentes y adaptados a la vida a la intemperie. 136 años después de que comenzara a comercializar sus primeros blue jeans, Levi’s está presente en más de 160 países y se mantiene como la marca más reconocida del sector. Además, constituye junto a Marlboro o Coca Cola uno de los iconos de Estados Unidos.

El origen genovés de los vaqueros, o cuanto menos de su tela, no es aceptado por todos. En “Parola di jeans” (Palabra de jeans), el escritor Roberto Gianani afirma que este tejido se fabricaba realmente en la ciudad de Chieri, cercana a Turín, y sólo pasaba por Génova para ser exportado desde su puerto. Los franceses, eternos rivales de Italia en el mundo de la moda, no aceptan la paternidad italiana ya que consideran que esta resistente tela de algodón se fabricaba en su país, concretamente en la ciudad de Nimes. Los ingleses se referían a la producción textil de esta ciudad como “Serge de Nimes” (paño de Nimes), de donde derivaría el término denim, utilizado hoy para referirse al tejido de los blue jeans.

Sea cual sea su origen, la popularidad de esta prenda se la debemos a los personajes famosos de Estados Unidos que la sacaron de los humildes roperos de los trabajadores. John Wayne, James Dean o Marlon Brando mostraron al mundo en sus películas la comodidad de los vaqueros y su cierta connotación indómita.

miércoles, junio 3

20 stupid questions asked by tourists

(Ahora que vienen las vacaciones, es un buen momento para rescatar este artículo del Daily Telegraph sobre preguntas estúpidas recogidas por la Asociación inglesa de patrimonio. Lo escribió Andy Bloxham el pasado agosto. Todas estas preguntas fueron hechas por visitantes a lugares históricos ingleses....seguro que en españa se podían recoger barbaridades similares en cualquiera de nuestros monumentos.)

A young visitor to Queen Victoria's summer palace Osborne House, on the Isle of Wight, was told that she had nine children and asked: "Did they all have the same dad?". Another visitor appeared disappointed when he learned that the lavishly decorated building was once home to a Queen, and not the current residence of rock star Ozzy Osbourne and his television presenter wife Sharon.

The series of questions were released to mark the start of an English Heritage campaign to encourage shy tourists to ask guides if they have a query about the building they have come to see. The organisation's hope is that more questions will mean that the buildings make more of an impression, which will encourage the visitors to tell others of what they have experienced and could boost visitor numbers.

Other faux pas include the tourist who asked why the English seemed so keen on erecting ruined castles around the country.

One visitor to Whitby Abbey, in North Yorkshire, asked a guide whether they were looking around Dracula's castle. Castles appear to have confused tourists from countries without a tradition of giant stone fortresses. One young girl gazed at Clifford's Tower, in York - built after the Norman Conquest - and asked her guide: "Is this a bouncy castle?"

Children at other sites have made amusing errors, such as at Cleeve Abbey in Somerset, where one group were told to look out for monks when what they had hoped to see were monkeys.

But it is not only children who are prone to the occasional lapse of logic while strolling through England's historic buildings. One anonymous visitor was interested in becoming a supporter of English Heritage and asked: "How long does life membership last?". Another asked: "Are the tunnels underground?"

A tourist at Dunstanburgh Castle in Northumberland, who was looking at a 300 million-year-old rock formation, asked: "Is that a manmade jetty?"

Tina Corrim, head of education at English Heritage, said: "We've all had the experience of wanting to ask a question and regretting not doing so when the moment has passed. "When it comes to topics such as history, people can often be embarrassed to voice their queries, but the only way to learn is to ask. "Learning about history should be fun as well as educational. It is important that children and parents ask us their questions about the properties. You might find out something amazing."

LIST OF QUESTIONS

"Is this where Sharon and Ozzie actually live?" - a visitor to Osborne House, Isle of Wight

"What time do you switch the mist off?" – a visitor to Dover Castle and the Secret Wartime Tunnels, in Kent

"Where are the monkeys?" – a group of children at Cleeve Abbey in Somerset

"Why did they build so many ruined castles and abbeys in England?" - a tourist at Whitby Abbey, North Yorkshire

"Is it a bouncy castle?" - a little girl at Clifford's Tower, York

"Can you tell me where I can see the Hobbits?" - a visitor to Kenwood House, Hampstead

"Did they all have the same dad?" – a visitor to Osborne House, Isle of White, who learned of Queen Victoria's nine children

"How many bricks are there?" - a visitor to Witley Court and Gardens, Worcestershire

"Does my ferret need to be on a lead in this area?" - a visitor to Kenwood House, Hampstead

"How long does life membership last?" - a visitor to Osborne House, Isle of White

"Did Lady Rachel ever de-bone her fish before eating it?" - a visitor to Witley Court and Gardens, Worcestershire

"Are the tunnels underground?" - a visitor to Dover Castle and Secret Wartime Tunnels, Kent

"Is that a manmade jetty?" - a visitor to Dunstanburgh Castle in Northumberland, pointing at a 300 million-year-old rock formation

"Is this Dracula's Castle?" - a visitor to Whitby Abbey, North Yorkshire.

"Are there any lakes in the Lake District?"

"In what month is the May Day demonstration?"

"What is the entry fee for Brighton?"

"Why on earth did they build Windsor Castle on the flight path of Heathrow?"

"Is Wales closed during the winter?"

"Can you tell me who performs at the circus in Piccadilly?"

"Do you have any information on (former Page 3 girl) Samantha Fox?"

"Which bus do I get from the Orkney Islands to the Shetland Islands?"

"What time of night does the Loch Ness monster surface and who feeds it?"

"Is Edinburgh in Glasgow?"

"Can I wear high heels in Australia?"

"Are there supermarkets in Sydney and is milk available all year round?"

"I want to walk from Perth to Sydney - can I follow the railroad tracks?"

"Which direction is North in Australia?"

"Was this man-made?" - Asked a tourist at the Grand Canyon National Park

"How much of the caves is underground?" - Asked a tourist at the Carlsbad Caverns National Park

"Do you know of any undiscovered ruins?" - Asked a tourist at the Mesa Verde National Park

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